Una introducci—n a las doctrinas de la gracia
por
Roger
Smalling, D.Min.
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disponible en forma impresa
ÀEn alguna ocasi—n le ha parecido muy
peculiar la forma indirecta en la que Dios hace sus cosas a veces? Tomemos por
ejemplo la definici—n de la palabra gracia.
Considerando que somos salvos por gracia,
nos parece que hubiera sido m‡s pr‡ctico que Dios la definiera en el inicio
mismo de la Biblia. Dios podr’a haber inspirado a alguno de sus profetas para
que escribiera la definici—n al estilo de un diccionario, comenzando con algo
como gracia se define como...etc. Esto ser’a ir al grano, tal como al hombre
moderno le agrada.
Sin embargo no es eso lo que aparece al
principio de las Escrituras. A su vez, se nos presenta una serie de historias
sobre gente imperfecta quienes, aunque aparentemente no lo merec’an. Dios se
agrad— de ellos y les otorg— su gracia. Aunque esto nos ayuda en algo para
comprender la gracia, el asunto sigue ambiguo.
Profundizando en el an‡lisis, vamos
descubriendo enunciados sobre lo que no
es la gracia; no es por obras, no se la merece, no proviene del hombre, etc. Y,
aunque nuestra investigaci—n sobre lo que significa la gracia ha avanzado,
llegar a una definici—n concluyente parece tan dif’cil como agarrar neblina.
Luego, notamos que los escritores
b’blicos conectan la gracia con ciertas ense–anzas que ellos establecen como
importantes. R‡pidamente, estas doctrinas llegan a ser las claves que nos van a
revelar la definici—n de la gracia. Pero, al toparnos con la ense–anza b’blica
sobre la cruz, es cuando todo el material previo toma sustancia. Nuestra
neblina mental se disipa y la raz—n de por quŽ Dios define la gracia de maneras
indirectas se vuelve evidente.
Dios podr’a habernos dado una definici—n
corta, pero esta forma de proceder tendr’a poca profundidad. La ruta m‡s larga
resulta ser infinitamente m‡s satisfactoria. Una definici—n breve nos ahorrar’a
tiempo, pero aparentemente la cantidad de tiempo empleado no es lo prioritario
para Dios. Para al Creador es m‡s importante un trabajo bien hecho,
especialmente cuando Žste tiene que ver con bendecir a su pueblo.
Es tan gloriosa la gracia en las
Escrituras, que una definici—n trivial no ser‡ jam‡s la adecuada. La gracia refleja
un elemento esencial del car‡cter de Dios. Cada miembro de la Trinidad
contribuye en su propia manera sobresaliente. Al percibir la cuesti—n bajo tal
perspectiva, resulta asombroso como el Se–or se las arregl— para definir la
gracia en su totalidad, puesto que la definici—n est‡ involucrada con definirse
a s’ mismo.
Con todo, una vez que entendemos la
gracia, exclamamos, ÁOh, cu‡n simple es! Y un instante despuŽs decimos, ÁPero
cu‡n profundo! Tal paradoja no deber’a sorprendernos. DespuŽs de todo, eso es
t’pico del estilo de Dios, Àno es verdad? ÀO es que acaso esper‡bamos algo
diferente? Esa es una raz—n por la que creo que las doctrinas de la gracia son
b’blicas. En cada una de ellas se encuentran plasmadas las huellas digitales de
Dios mismo.
Por lo tanto, el estudio de la gracia
resulta ser un viaje con virajes inesperados. Aunque el camino es largo, no es
aburrido. Adem‡s, su recorrido es verdaderamente emocionante. Uno de estos
virajes es que a medida que vamos definiendo la gracia, tambiŽn nos definimos a
nosotros mismos con m‡s claridad... aunque esto no nos agrade. En este viaje
hay panoramas gloriosos. Algunos se regocijan ante la autoridad de una voluntad
soberana. Otros saborean la seguridad de un pacto eterno. Otros son cautivados
con el poder de la cruz. Personalmente, lo que me encanta del viaje es que la
ruta dura para siempre.
Disfrute del camino.
Contenido
Unidad espiritual y universal de los creyentes
Hace cuatrocientos a–os, la Reforma
Protestante permiti— un nuevo descubrimiento de la Biblia y sus doctrinas
revolucionarias. Varias de estas doctrinas entraron en conflicto con las ense–anzas
de la Žpoca, porque todas llevan a la conclusi—n de que la salvaci—n es por
gracia solamente, sin ninguna contribuci—n humana. Por este motivo, los cristianos
actualmente las conocemos como las doctrinas
de la gracia.
La controversia sobre las doctrinas de la
gracia no ha terminado. Son tan opuestas al orgullo humano que la raz—n carnal
siempre se rebela ante ellas. La naturaleza pecaminosa humana pretende ser
due–a de su propio destino, plenamente capaz de contribuir a su propia
salvaci—n.
Podemos formar un acr—stico con la frase S’, Jesœs, en el que cada letra es la
primera de una doctrina de la gracia. Una descripci—n breve de cada doctrina
est‡ a continuaci—n.
La palabra soberan’a quiere decir Ôcontrolar todoÕ. Esta doctrina significa
que Dios controla todo lo que pasa. Indica que toda la realidad es la
consecuencia de decretos divinos hechos en la eternidad antes de la creaci—n
del mundo.
La ca’da de Ad‡n caus— la pŽrdida de todo
poder espiritual que podr’a contribuir a la salvaci—n. El pecado infecta cada
parte del ser humano y lo esclaviza. Esta doctrina trata mayormente de la
cuesti—n del libre albedr’o. Ella muestra que la voluntad del pecador es
incapaz de escoger a Cristo, producir fe salvadora o hacer cosa alguna que lo
gu’e a la salvaci—n, hasta que la gracia de Dios lo alcance.
Dios requiere que la justicia absoluta de
la ley sea cumplida en los cristianos. El no acepta menos que la perfecci—n.
ÀC—mo pues, es posible ser justo
delante de Dios, sabiendo que no podemos cumplir con la ley? Cristo cumpli— la ley
como nuestro sustituto. Cuando recibimos a Cristo, Dios nos atribuye a nosotros
la justicia perfecta de Cristo y nos quita el pecado. As’, adquirimos una
perfecci—n prestada, la cual es la base de nuestra aceptaci—n permanente frente
a Dios.
Antes de la fundaci—n del mundo, Dios
escogi— a quienes ser‡n los recipientes de su maravillosa gracia. Lo hizo sin
condiciones previstas en nosotros. Dios no escogi— a nadie porque vio de
antemano que iba a escoger a Cristo, porque nadie puede escoger a Cristo,
estando muerto en pecado. Aunque la elecci—n es sin mŽritos, no es por eso
arbitraria. Esta doctrina expone que la gracia se basa enteramente en la
voluntad soberana divina y no constituye respuesta a algo que el hombre piensa
o realice.
El sacrificio de Jesœs es la œnica causa
eficaz de la salvaci—n de los elegidos. La crucifixi—n no s—lo provey—
la salvaci—n, sino que tambiŽn la cumpli—.
Aunque el sacrificio de Cristo en la cruz
es suficiente para salvar a todos, el Padre lo dispuso solamente para los
elegidos. El sacrificio en la cruz, no la voluntad humana, es la causa de la
fe, la obediencia, la buena voluntad y la seguridad eterna de los elegidos.
Cristo muri—, no para dar una mera posibilidad de salvaci—n, sino para
garantizar la certeza de ella a todos los elegidos.
La iglesia de Cristo es principalmente un
organismo invisible, no una organizaci—n visible. Se compone de todos los
elegidos de toda la historia.
La unidad que debe existir entre los
cristianos es espiritual, no organizacional. Es universal en el sentido de que
la espiritualidad del cuerpo de Cristo y de la comuni—n que los elegidos tienen
unos con otros, traspasa todos los l’mites de las diferentes culturas y edades.
La misma gracia que nos eligi— y salv—,
tambiŽn nos preserva hasta el fin. Por medio de exhortaciones, amenazas y
reprensiones paternales, Dios preserva a sus elegidos de manera que ninguno de
ellos se perder‡.
Preguntas
para repasar: Introducci—n
1. Todas las doctrinas
de la Reforma llegan a la conclusi—n de que la salvaci—n es por
_____________solamente, sin ninguna contribuci—n humana.
2. Las siete
doctrinas de la Reforma son conocidas hoy como _______________.
3. Verdadero o
Falso:_____ La doctrina de la gracia ha dejado de ser controversial hoy en d’a.
4. La
naturaleza pecaminosa quiere ser________ de su propio ______________.
5. Verdadero
o Falso:_____ Somos capaces de contribuir a nuestra salvaci—n.
6. ÀQuŽ
quiere decir la palabra soberan’a?
7. Verdadero
o Falso:_____ La realidad es consecuencia de los decretos divinos.
8. ÀCu‡ndo
decidi— Dios todas las cosas?
_______________________________
9. ÀCu‡ntas
partes del ser humano fueron infectadas por el pecado? _________
10. Esta doctrina ense–a que
la voluntad del pecador es_________ de ____________ a Cristo.
11. Verdadero o Falso:_____
La fe salvadora proviene de nuestra propia buena voluntad.
12. ÀDe
d—nde proviene la fe? _______________________________________
13. Nuestra incapacidad de contribuir a nuestra salvaci—n vino por
la ca’da de_________.
14. Verdadero o Falso:_____
La justicia de la ley no tiene nada que ver con el cristiano.
15. Dios
acepta œnicamente la ________________________.
16. ÀQuiŽn
cumpli— la ley por nosotros?
17. ÀPodemos
cumplir la ley por nosotros mismos?
18. ÀCuando recibimos a
Cristo, Dios nos ____________a nosotros la _________ perfecta de Cristo.
19. Justificaci—n quiere decir
__________________________.
20. Verdadero
o Falso:_____ Dios escogi— a todos para ser recipientes de su gracia.
21. Verdadero
o Falso:_____ Nadie puede escoger a Cristo por su propio esfuerzo.
22. Antes
de conocer a Cristo est‡bamos ___________ en pecado.
23. ÀQuŽ
hace eficaz la salvaci—n de los elegidos? _________________________
24. La
muerte de Cristo no solo _________ la salvaci—n, sino la _____________.
25. Verdadero
o Falso:_____ La cruz no fue suficiente para salvar a todos.
Respuestas a las preguntas: Introducci—n
1=Gracia; 2=Las doctrinas de la gracia;
3=F; 4=Due–o, destino; 5=F; 6=Controlar todo; 7=V; 8=Antes de la creaci—n del
mundo; 9=Todas; 10=Incapaz; 11=F; 12=De Dios; 13=Ad‡n; 14=F; 15=Justicia de
Cristo; 16=Cristo; 17=No 18=Atribuy—, justicia; 19=Declarado justo; 20=F; 21=V;
22=Muertos; 23=La cruz; 24=Provey—, cumpli—; 25=F
La soberan’a de Dios es la œnica base
leg’tima para una fe s—lida. Aunque algunos dicen que tienen fe sin creer en la
soberan’a de Dios, una investigaci—n de lo que creen revela que su fe est‡
puesta en alguna capacidad humana.
La doctrina de la soberan’a de Dios es
tan b‡sica a la cristiandad b’blica que sin ella, nuestra fe no merece llamarse
cristiana. Mas, a causa de la influencia de religiones y de movimientos
pol’ticos dirigidos a la gloria del hombre, es una de las doctrinas m‡s
descuidadas en la predicaci—n hoy en d’a. Aun as’, sigue siendo el œnico
cimiento posible para una fe s—lida. Todo otro cimiento fracasa bajo las
presiones de la vida.
La soberan’a de Dios consiste en que toda
la realidad es producto de los decretos divinos hechos antes de la creaci—n del
mundo. Esto quiere decir que Dios est‡ en control de todo lo que pasa, sea
bueno o malo. Esto no quiere decir que Dios sea la causa de la maldad, ni que sea autor del pecado, ni que se goce en
los sufrimientos de sus criaturas. Sino que todo lo que pasa forma parte de un
gran plan que resultar‡ inevitablemente en su gloria.
Primero, solo un Dios soberano puede
garantizar sus promesas. Si no controla todo, no podemos confiar en Žl para la
salvaci—n, porque podr’a existir algo que le impedir’a salvarnos. ÀEs l—gico
confiar en un Dios que no controla todo?
Segundo, si Dios no fuera soberano, ser’a
imposible obtener lecciones espirituales de los eventos de nuestras vidas.
Ser’a imposible saber si Dios est‡ ense–‡ndonos algo o si los eventos de la
vida son meras casualidades. Dar’a igual tener fe en la suerte que confiar en
Dios.
Tercero, la soberan’a de Dios es la œnica
base para darle gloria. Si esto no fuera as’, ÀPor quŽ darle a Žl toda la
gloria, si no es autor de toda la obra?
Cuarto, es la œnica base para la oraci—n.
ÀPara quŽ orar a un Dios que no es soberano? Si Žl no est‡ en control de todo,
quiz‡s no pueda contestarnos.
La palabra soberano no puede ser limitada. Es imposible que Dios sea un poco soberano,
o 90% soberano. Es il—gico decir, Dios es soberano, pero... Al a–adir la palabra pero,
confesamos que no creemos que Dios es soberano. Tal afirmaci—n equivale decir
que Dios es un poco infinito, o que Dios es m‡s o menos todopoderoso. Cualquier
intento de calificar la soberan’a de Dios, es una negaci—n de la misma.
Hay cuatro fundamentos b’blicos para
creer en la soberan’a de Dios. Estos siguen un orden l—gico:
1. Los
atributos divinos de omnisciencia y omnipotencia.
2. La
voluntad inmutable de Dios.
3. La
realidad es producto de los decretos divinos.
4. Dios
es due–o de todo y por lo tanto, lo controla todo.
Primero, la Biblia ense–a que Dios es omnisciente. Esta palabra significa Ôsaber
todoÕ.
Dice el Se–or, que hace conocer todo esto
desde tiempos antiguos. Hechos 15:18
Omnipotente significa ÔtodopoderosoÕ.
...porque el Se–or nuestro Dios
Todopoderoso reina. Apocalipsis 19:6
Una negaci—n de la soberan’a de Dios
equivale a la anulaci—n de uno de estos atributos divinos. Ejemplo: Supongamos
que algo que Dios no hubiera ordenado sucediera. Tendr’a que ser por una de
estas dos razones: que Žl no sab’a que suceder’a, o porque le falta poder para
impedirlo. En el primer caso, no ser’a omnisciente. En el segundo caso, no
ser’a omnipotente. La existencia de estos dos atributos en Dios confirma la
imposibilidad de que algo pase sin el permiso divino.
La palabra inmutable significa Ônunca cambiaÕ. Tiene tambiŽn la idea de
irresistible. Se encuentra esta palabra en la Biblia en Hebreos 6:17-19.
Para entender este concepto, hay que
distinguir entre dos aspectos de la voluntad Divina. Estos son:
¥ Su voluntad de mandamientos
¥ Su voluntad de prop—sitos
Dios expres— su voluntad de mandamientos
en forma de edictos morales, tales como los Diez Mandamientos. Dios permite que
los hombres trasgredan estas leyes y al hacerlo, pecan. Pero cuando Dios
decreta que Žl va a cumplir algœn prop—sito, no permite que nadie lo invalide
ni que le impidan cumplir con ese prop—sito.
Ejemplo: Supongamos que Dios dijera, ÒÀVen
ustedes ese ‡rbol? Yo ordeno que nadie lo corteÓ. Esto ser’a un mandamiento
divino, una expresi—n de su voluntad de mandamientos. ÀPermitir’a Dios que
alguien corte ese ‡rbol? S’. Porque Dios permite que sus mandamientos
sean transgredidos.
Pero supongamos que Dios dijera, ÒMi
prop—sito soberano es que este ‡rbol nunca sea cortadoÓ. Permitir’a Dios que
alguien corte ese ‡rbol? No existe en la tierra fuerza suficiente, ni de hombre
ni de diablo, para que corte ese ‡rbol. Dios lo impedir’a.
Si no fuera por su voluntad de mandamientos, al hombre no le ser’a permitido pecar. Si
no fuera por su voluntad de prop—sitos,
no tendr’amos confianza de que Dios pueda cumplir con sus promesas.
Al no distinguir entre estos dos aspectos
de la voluntad de Dios nos enfrentamos a un desastre teol—gico.
As’, su voluntad de mandamientos es resistible y
mutable. No solo que Dios permite que sus mandamientos sean transgredidos, sino
que tambiŽn Žl mismo abroga, a veces, estos mismos edictos. Las leyes
ceremoniales, por ejemplo, ya no est‡n en vigor.
Pero
su voluntad de prop—sitos es irresistible e inmutable. Nadie puede impedir que Dios cumpla
con sus designios, ni persuadirlo para cambiarlos. Son prop—sitos eternos.
Este concepto de la inmutabilidad de la
voluntad divina se expresa, a veces, como consejos de Dios. Unos ejemplos son:
Mi consejo permanecer‡, y harŽ todo lo
que quiero. Isa’as 46:10
Por lo cual, queriendo Dios mostrar m‡s
abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo,...tengamos
un fort’simo consuelo... Hebreos 6:17-18
Otros textos enfatizan la palabra prop—sitos para comunicar el mismo
concepto. Ejemplo:
...conforme al prop—sito del que hace
todas las cosas segœn el designio de su voluntad. Efesios 1:11
Muchos textos hablan de la voluntad de
Dios de una manera tan clara que no deja duda sobre el concepto de
inmutabilidad. Unos ejemplos son:
...Y Žl hace segœn su voluntad en el
ejŽrcito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su
mano, y le diga: ÀQuŽ haces? Daniel 4:35
Porque Jehov‡ de los ejŽrcitos lo ha
determinado, Ày quiŽn lo impedir‡? Y su mano extendida, ÀquiŽn la har‡
retroceder? Isa’as 14:27
Es por medio de la doctrina de la inmutabilidad de los prop—sitos divinos
que se ve m‡s claramente la soberan’a de Dios. Dios no podr’a cumplir con sus promesas
si permitiera que cambiase su voluntad de prop—sitos. Sin la inmutabilidad, no
podr’amos tener ninguna seguridad de la salvaci—n.
Porque Žl dijo, y fue hecho; El mand—, y
existi—. Salmos 33:9
El tercer fundamento de la soberan’a de
Dios contesta a la pregunta, Àde d—nde proviene la realidad? Segœn la Biblia,
toda la realidad es producto de los decretos divinos hechos antes de la
fundaci—n del mundo.
Por la fe entendemos haber sido
constituido el universo por la palabra de Dios... Hebreos 11:3
Este vers’culo puede ser traducido como: Por
la fe entendemos que fueron establecidas las Žpocas... Es decir, que los
eventos hist—ricos buenos o malos, se han desarrollado por la voluntad de Dios.
Esto incluye tanto los eventos m‡s importantes, como los m‡s insignificantes.
Se–or, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder;
porque tœ creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Apocalipsis
4:11
Esta afirmaci—n es terminante. Todas las
cosas deben su existencia a la voluntad de Dios.
A menudo en los Evangelios leemos: Esto
aconteci— para que se cumpliese lo dicho por el profeta... Esta frase no
dice que el profeta simplemente habl— del evento. Dice que el evento aconteci—
a fin de cumplir con los decretos de las Escrituras. Normalmente las personas
involucradas en cumplir estas profec’as no ten’an conciencia de que estaban
cumpliendo un decreto divino. En esto se ve el principio b‡sico de la soberan’a
de Dios:
La realidad es producto
de la voluntad de Dios.
Una profec’a es simplemente una
declaraci—n de esa voluntad. La realidad sigue a lo que Dios manda. Por lo tanto, ciertas profec’as causan los
eventos profetizados y no simplemente que la profec’a pronostica el
evento. Unos ejemplos son:
Jesœs mand— a sus disc’pulos a buscar
cierto asno atado en una aldea. Seguramente los due–os no sab’an de la profec’a
de Zacar’as respecto a la entrada triunfal de Cristo en JerusalŽn. Todo el
incidente tiene las marcas de la soberan’a de Dios, en el sentido de que la
profec’a era m‡s que una simple predicci—n. Era un designio divino (Mateo 21:1-4).
Cuando vino la multitud para apresar a
Jesœs en Getseman’, Žl dijo que esto suced’a para que se cumplan las Escrituras
(Mateo 26:55-56). En los textos que tratan del arresto y crucifixi—n de Jesœs,
se indica claramente que todo sucedi— segœn el consejo divino. ...para hacer
cuanto tu mano y tu consejo hab’an antes determinado que sucediera. Hechos 4:28
Los soldados romanos se repartieron los
vestidos de Jesœs, para cumplir con lo dicho por el profeta. Pero no ten’an
conciencia de haber cumplido las Escrituras ya que eran paganos.
ÀC—mo conoce Dios el futuro con certeza?
Unos dicen que Dios tiene una facultad mental que le permite ver el futuro e
investigar cu‡les eventos van a pasar. Es como si tuviera un telescopio para
observar el futuro. Dios forma luego sus planes a base de esta presciencia.
Esta teor’a se llama presciencia divina.
Esta es la opci—n que multitudes de cristianos
creen hoy en d’a. Es cierto que la palabra presciencia
se encuentra en la Biblia. Pero interpretarla en tŽrminos de una mera
observaci—n divina pasiva es una definici—n deficiente. Esta deficiencia se
revela al preguntar, ÀQuiŽn cre— el tiempo? ÀLo cre— Dios? O, Àes el tiempo
algo que Dios descubri— por casualidad en el transcurso de la eternidad?
Si Dios cre—
todo, tambiŽn cre— el tiempo.
Y si es Creador del tiempo, tambiŽn es
Creador de los eventos que suceden en ello.
Si negamos esto, estamos afirmando que
Dios cre— el universo sin ningœn prop—sito, o sin saber lo que estaba creando.
La œnica opci—n que queda es el concepto
de los decretos soberanos. Dios
conoce el futuro porque la realidad es producto de su voluntad. El futuro no es algo que Dios prevŽ. Es algo que ha creado.
La presciencia de Dios es simplemente su propio entendimiento de sus prop—sitos,
que ningœn poder en el universo puede alterar.
La Biblia entera y la experiencia
personal de los creyentes son testimonios de la veracidad de los principios ya
expuestos. Toda la realidad es producto de decretos divinos hechos antes de la
creaci—n del mundo. Sus decretos son inmutables. No pueden ser ni cambiados ni
resistidos. El hombre, los ‡ngeles y los demonios est‡n limitados a lo que Dios
les permite hacer. Todo forma parte de un gran plan que resultar‡ para la
gloria de Dios.
En un estudio b’blico una dama pregunt—,
ÀQuiŽn es due–o de la tierra? ÀDios o Satan‡s? Con toda la maldad que pasa
aqu’, Áuno dir’a que es del diablo!
ÀQuŽ dicen las Escrituras?
...para que sepas que de Jehov‡ es la
tierra. ƒxodo 9:29b
...porque M’a es toda la tierra. ƒxodo 19:5b
He aqu’, de Jehov‡ tu Dios son los
cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en
ella; Deuteronomio 10:14
Todo lo que hay debajo del cielo es m’o.
Job 41:11
Tuya es, oh Jehov‡, la magnificencia y el
poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que est‡n en
los cielos y en la tierra son tuyas. 1Cr—nicas 29:11
Tuyos son los cielos, tuya tambiŽn la
tierra; El mundo y su plenitud, tœ lo fundaste. Salmos 89:11
En la ca’da de Ad‡n, Dios no perdi— nada.
El œnico perdedor fue Ad‡n.
Miremos con m‡s detalle algunas
categor’as de la realidad que Dios controla.
ÀNo se vende dos pajarillos por un
cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Mateo 10:29
Segœn Jesœs, el Padre controla las vidas
de los animales. Ni el pajarillo m‡s insignificante puede morir sin que Dios no
lo permita.
Es igual con nosotros, dice Jesœs.
Valemos m‡s que muchos p‡jaros. Tampoco podemos morir sin permiso del Padre.
Dios trajo codornices a los israelitas. ƒl
cerr— las bocas de los leones en la presencia de Daniel. ƒl puso una moneda en
la boca de un pez para que Pedro lo atrapara. ƒl us— ranas, piojos y moscas
para juzgar a los egipcios. ƒl mand— saltamontes contra Israel, trajo los
animales al arca de NoŽ, le dio a comer a El’as por medio de cuervos.
Incluso en los fen—menos de la naturaleza
Dios mostr— su soberan’a. ƒl control— el diluvio de NoŽ; mand— tinieblas,
granizo y fuego sobre Egipto. Cristo reproch— y calm— a la tormenta. Dios hizo
que se detuviera el sol, a la demanda de JosuŽ, etc.
Ni una mosca vuela sin el permiso divino.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje
de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los l’mites de su habitaci—n. Hechos 17:26
Lo primero que Pablo predic— a los
paganos de Atenas fue acerca de la soberan’a de Dios. Pablo se dio cuenta de
que el entendimiento correcto del evangelio se basa en eso.
El libro de Daniel es un estudio completo
sobre la soberan’a de Dios en gobiernos humanos. Al rey Nabucodonosor Dios le
ense–— una lecci—n fuerte sobre Quien establece reyes en la tierra:
Éel Alt’simo gobierna el reino de los
hombres, y que a quien Žl quiere lo daÉDaniel 4:17
DespuŽs de haber recibido un castigo
divino por su orgullo, el rey Nabucodonosor reconoci— esto con las palabras,
...y Žl hace segœn su voluntad en el
ejŽrcito del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su
mano, y le diga: ÀQuŽ haces? Daniel 4:35
ÀPuede Dios traspasar los l’mites de la
voluntad humana? ÀExtiende la soberan’a divina hasta la misma voluntad y los
pensamientos del hombre? Las Escrituras contestan:
Como los repartimientos de las aguas, as’
est‡ el coraz—n del rey en la mano de Jehov‡. Proverbios 21:1
Porque Dios ha puesto en sus corazones el
ejecutar lo que Žl quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta
que se cumplan las palabras de Dios. Apocalipsis 17:17
Si para Dios no es dif’cil cambiar el
curso de un r’o, entonces tampoco es dif’cil cambiar el coraz—n de un rey. Y si
puede cambiar hasta el coraz—n de un rey, cu‡nto m‡s a los hombres comunes y
corrientes.
Dios favoreci— a los israelitas ante los
ojos de los egipcios. Luego Dios endureci— los corazones de los egipcios para
mostrar su poder (ƒxodo 12:36; 14:4).
Muchos pensamientos hay en el coraz—n del
hombre; mas el consejo de Jehov‡ permanecer‡. Proverbios 19:21
Es verdad que el hombre tiene una
voluntad. Pero no es una voluntad soberana. La œnica voluntad soberana es la de
Dios.
Dios nunca obliga a nadie a pecar.
Tampoco se le puede acusar a Dios, en base de su soberan’a, de ser el autor del
pecado. Las personas pecan porque su naturaleza es pecaminosa.
Sin embargo, nadie puede pecar sin que
Dios lo permita. Las Escrituras nos revelan que hasta las mismas circunstancias
del acto de pecar est‡n bajo el control soberano divino. En la mano divina est‡
el poder para impedir o permitir el pecado del hombre. El afirmar que Dios no
puede impedir que una persona peque, es igual de blasfemo como declarar que
Dios es la causa del pecado.
ÀC—mo limita Dios el pecado, y controla
las circunstancias de su manifestaci—n, sin incurrir en la culpa de ser la
causa del pecado?
Cuando un rat—n es puesto en una jaula,
siempre explora los l’mites de ella. Raras veces se sienta el rat—n en medio de
la jaula, porque su ambiente natural es lugares encerrados, como sus tœneles,
bajo la hierba, etc. Dios lo hizo as’. Los ratones sienten m‡s c—modos cuando
est‡n cercados de algo. Si uno quiere ver correr a un rat—n en c’rculos, basta
s—lo ponerlo en una jaula circular. Sus movimientos son predecibles, sin
ninguna violaci—n de su naturaleza o poder para actuar.
Sucede igual con el hombre. Dios controla
las acciones pecaminosas de los hombres, con solo basta arreglar el momento y
las circunstancias envueltas en el acto. Por su conocimiento ’ntimo de la
naturaleza y car‡cter de las personas involucradas, Dios queda en control de
todo, sin que nadie pueda inculparle de ser el autor del pecado.
Las Escrituras abundan en ejemplos del
control divino sobre la maldad. Dios permite, impide, o usa la maldad segœn su
voluntad soberana. El ejemplo m‡s destacado de esto es la entrega y la
crucifixi—n de Cristo.
Jesœs les dijo: ÀNunca le’steis en las
Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza
del ‡ngulo. El Se–or ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Mateo
21:42
El rechazo de los jud’os a Cristo fue un
prop—sito de la voluntad de Dios. No s—lo lo sab’a de antemano, sino que, El
Se–or ha hecho esto. Sin embargo, los l’deres de los jud’os actuaban
conforme a sus propios deseos, sin influencias externas de parte de Dios.
Transgredieron la voluntad de Dios en lo tocante a sus mandamientos, y fueron
condenados por eso.
Porque verdaderamente se unieron en esta
ciudad contra tu santo Hijo Jesœs, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato,
con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo
hab’an antes determinado que sucediera. Hechos 4:27-28
La soberan’a de Dios y la libertad del
hombre corren paralelas en las Escrituras como los rieles de un tren. Los
escritores de la Biblia nunca pensaban que fueron auto-contradictorias.
Afirmaban ambos, tal como en el texto anterior, sin el menor recelo.
Los hermanos de JosŽ lo vendieron como
esclavo por motivo de celos y odio. La idea de obedecer a Dios ni siquiera les
pas— por la mente. Sin embargo, las Escrituras describen este acto traicionero
como un acto divino.
...As’, pues, no me enviasteis ac‡
vosotros, sino Dios... GŽnesis 45:8
Vosotros pensasteis mal contra m’, mas
Dios lo encamin— a bien,... GŽnesis 50:20
Como parte del juicio divino sobre David
por su acto pecaminoso con BetsabŽ, y el asesinato de Ur’as, Dios declara que
otro hombre se acostar‡ con las esposas de David a la vista de todo Israel.
La manera en que se expresa este decreto
es muy reveladora:
As’ ha dicho Jehov‡: He aqu’ yo harŽ
levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomarŽ tus mujeres delante de tus
ojos, y las darŽ a tu pr—jimo, el cual yacer‡ con tus mujeres a la vista del
sol. Porque tœ lo hiciste en secreto; mas yo harŽ esto delante de todo Israel y
a pleno sol. 2Samuel 12:11-12
Cuando Absal—n ocup— el reino
temporalmente, cometi— incesto con las esposas de David. Aunque parece extra–o
decirlo, esto ocurri— como juicio de Dios sobre David. Era Dios mismo quien
levant— a Absal—n como rebelde en contra de David, y decret— que esto tendr’a
lugar. No obstante, Absal—n es culpable del pecado de rebeld’a y de incesto, a
pesar de que tales pecados fueron decretados por Dios.
ÀC—mo pudo Dios decretar esto y a la vez
mantenerse santo? El Se–or simplemente le provey— a Absal—n la oportunidad para
expresar lo que ya estaba en su coraz—n rebelde.
Doctrinas como estas son como carne
cruda; dif’ciles de soportar para algunas personas. Pero son las ense–anzas
claras de la palabra de Dios. Si Dios es soberano sobre todo, entonces es
soberano tambiŽn sobre la maldad. De otro modo, no podemos llamarlo soberano.
Otros ejemplos b’blicos de la soberan’a
de Dios sobre la maldad son:
¥ El Rey Saœl se suicid— al caer sobre su
propia espada, segœn 1Cr—nicas 10:4. Pero vers’culo 14 dice que era Dios quien
lo mat—.
Y no consult— a Jehov‡; por esta causa le
mat—.
¥ El Ap—stol Pablo ense–a que la
incredulidad de los jud’os forma parte del plan divino para incluir a los
gentiles en la gracia. Romanos 11:7-11
¥ Cuando David huye de JerusalŽn, le
maldice Simei. Estas acciones de Simei son imp’as. Sin embargo, David reconoce
que Simei est‡ haciendo esto por decreto divino.
Dejadle que maldiga, pues Jehov‡ se lo ha
dicho. 2Samuel 16:11b
¥ Hasta los esp’ritus malignos est‡n bajo
control divino. Dios mand— un esp’ritu maligno para hablar por las bocas de los
profetas falsos durante el reino de Acab.
Y ahora, he aqu’ Jehov‡ a puesto esp’ritu
de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehov‡ ha decretado el mal
acerca de ti. 1Reyes 22:23
¥ Los enga–os que afligen a los hombres a
veces provienen de Dios como juicios por rechazar la verdad. El soberano mismo
escoge la clase de enga–os que sufrir‡n.
Por esto Dios les env’a un poder
enga–oso, para que crean la mentira, 2Tesalonisenses 2:11
¥ La testarudez de los hijos de El’ al
ignorar los reproches de su padre, se atribuye a Dios en 1Samuel 2:25:
Pero ellos no oyeron la voz de su padre,
porque Jehov‡ hab’a resuelto hacerlos morir.
Jehov‡ les permiti— expresar la maldad de
sus corazones como juicio en contra de El’ por su negligencia paternal y mal
ejemplo como sacerdote.
Es verdad que la enfermedad vino al mundo
como resultado del pecado. Sin embargo:
Y Jehov‡ le respondi—: ÀQuiŽn dio la boca
al hombre? ÀO quiŽn hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ÀNo soy yo
Jehov‡? ƒxodo 4:11
Un hurac‡n destruye un pueblo. Un deslave
entierra a una aldea.
ÀHabr‡ algœn mal en la ciudad, el cual
Jehov‡ no haya hecho? Am—s 3:6b
Aunque Satan‡s es el agente activo en la
maldad, sus actividades se extienden solamente a los l’mites del permiso
divino. Como un perro atado, tiene libertad solo hasta donde alcanza los
l’mites de la correa. Igual con los hombres. Y nosotros sabemos Quien sostiene
el otro extremo de la correa.
Nos hallamos en una tensi—n filos—fica
entre la soberan’a Divina y la responsabilidad humana. Es inc—modo vivir con
tal tensi—n. ÀC—mo, entonces, escapamos para llegar a una posici—n menos
incomoda?
No nos escapamos. Parad—jicamente, Dios
desea que obtengamos consuelo de esta tensi—n inc—moda. ƒl considera que esta
tensi—n es la mejor situaci—n para nuestro bienestar. Nos damos cuenta que por
m‡s crueles que sean nuestros enemigos, Dios los tiene bajo su control. Sin
embargo, son completamente responsables de sus acciones.
Para que Dios sea Dios, y que el hombre
sea hombre, ambos lados de la tensi—n son necesarios.
Jesœs fue a la cruz consciente de que era
la hora de las tinieblas. Aunque sab’a que los agentes de las tinieblas lo
atrapar’an, no era a las tinieblas que entregaba su esp’ritu, sino a las manos del
Padre. Comprend’a que su Padre, no Satan‡s, le hab’a entregado la copa para
beber. Acept— la copa, no como proveniente de las tinieblas, sino de la luz. No
se regocij— en el dolor, sino en el bien que de Žl provendr’a.
Este es
el punto de tensi—n consolador en donde Dios quiere que vivamos.
Preguntas
para repasar: Soberan’a de Dios
1. ÀCu‡l
es la œnica base para una fe s—lida? _____________________________
2. Los que no
creen en la soberan’a de Dios ponen su fe en la capacidad______________.
3. ÀCu‡l
es la doctrina central en lo de las doctrinas de la gracia? _____________
4. ÀQuŽ pasa
cuando la fe de uno no est‡ basada en la soberan’a de Dios?
_______________________________________________________________
5. Soberan’a de
Dios quiere decir que toda la realidad es fruto de los_________________ _________________
hechos antes de la creaci—n del mundo.
6. Ni
lo bueno ni lo ________escapa de la ____________de Dios.
7. Verdadero
o Falso:_____ Dios es autor del pecado.
8. Todo
lo que pasa es por la__________________ de Dios.
9. Solo un
Dios___________________ puede garantizar el cumplir con sus promesas.
10. Verdadero
o Falso:_____ Satan‡s puede impedirle algo a Dios.
11. Verdadero o Falso:_____
Los eventos de nuestras vidas son causados mayormente por la suerte o la
casualidad.
12. Verdadero
o Falso:_____ Dios ha decretado todo lo que pasa .
13. ÀCu‡l
es la œnica base para dar gloria a Dios? __________________________
14. Damos
toda la gloria a Dios porque es Žl que hace ________ la obra.
15. ÀEs
l—gico orar a un Dios que no es soberano? __________________________
16. ÀPor
quŽ? _____________________________________________
17. La
palabra soberan’a
es__________________.
18. Hoy en d’a se est‡
predicando un nuevo evangelio en beneficio del__________________, en lugar de
dar la __________________a Dios.
19. Verdadero o Falso:_____
La voluntad de Dios respecto a sus prop—sitos eternos puede ser resistida y no
cumplirse.
Las
bases de esta doctrina
1. ÀCu‡les
son los cuatro fundamentos b’blicos para la soberan’a de Dios?
a.______________________________________________________
b.______________________________________________________
c.______________________________________________________
d.______________________________________________________
2. La Biblia
ense–a que Dios es Omnisciente. Esto quiere decir que Žl ______________.
3. La
palabra omnipotente quiere decir que
Dios es _______________________.
4. Escriba aqu’
dos atributos de Dios. ____________________, ____________________.
5. ÀCu‡l
es la palabra que significa ÔincambiableÕ? ________________________
6. Esta
palabra tambiŽn tiene la idea de___________ _____________________
7. Verdadero
o Falso:_______ Dios permite que los hombres pequen.
8. Cuando
Dios ha propuesto algo, Žl no permite que nadie le_________________.
9. Verdadero o
Falso:_____ Dios no puede ir en contra de la voluntad de una persona.
10. ÀEst‡
Dios en control de la voluntad humana? ____________________
11. Ponga un vers’culo aqu’
para comprobar su respuesta del
nœmero 10. _______________________________________________________
12. La
realidad es producto de ________________________.
13. ÀPor
quŽ se ha desarrollado la historia humana de tal forma?
14. Verdadero o Falso:_____
Los eventos importantes en la historia fueron decretados por Dios. Pero las
cosas insignificantes pasaron por casualidad.
15. Ciertas
profec’as ________________ los _____________________profetizados.
16. Verdadero o Falso:_____
Aunque Dios es responsable por todo lo que pasa en el mundo, no es autor del
pecado.
Respuestas a las preguntas: Soberan’a de Dios
1=Soberan’a de Dios; 2=Humana;
3=Soberan’a de Dios; 4=Se fracasa; 5=Decretos divinos; 6=Malo; soberan’a 7=F;
8=Voluntad; 9=Soberano; 10=F; 11=F; 12=V; 13=Soberan’a de Dios; 14=Toda; 15=No;
16=No merece toda la gloria; 17=Absoluta; 18=Hombre, honra, 19=F;
Las bases de esta doctrina: 1=Sus
atributos, su inmutabilidad, sus decretos; 2=Sabe todo; 3=Todo poderoso;
4=Omnisciente, todopoderoso; 5=Inmutable; 6=Irresistible; 7=V; 8=Resiste; 9=F;
10=S’; 11=Ver texto; 12=Los decretos divinos; 13=La voluntad decretativa de
Dios; 14=F; 15=Producen, eventos; 16=V
La humanidad perdida en el pecado tiene
muchos mitos. Entre estos est‡ el mito de la neutralidad moral del libre
albedr’o. El pecador se imagina en una posici—n neutral entre lo bueno y lo
malo, con la capacidad de escoger entre ellos cuando le conviene. Presupone una
capacidad para arrepentirse y venir a Dios en cualquier momento. Se ve a s’
mismo en control integral con respecto a las cuestiones morales. Se piensa
due–o de su propio destino.
Todos los grupos religiosos apoyan de
alguna manera la doctrina del libre albedr’o.
Difieren entre ellos en lo que significa la palabra libre. Est‡ claro que nuestra voluntad posee limitaciones. No
podemos hacer brotar alas y volar solamente por desearlo. Tampoco aumentamos
nuestro Cociente Intelectual al nivel de Einstein por fuerza de voluntad. Hasta
en las luchas morales nuestra voluntad es a veces un amigo y a veces un
enemigo. Nuestra voluntad est‡ limitada en algunas formas pero no en otras.
Algunos grupos creen que el libre
albedr’o del hombre escap— a los efectos de la ca’da y permanece moralmente
neutral. Piensan que es la œnica facultad que no fue afectada por el pecado.
Otros creen que la voluntad est‡ debilitada por el pecado, pero que todav’a
puede contribuir a la salvaci—n. Finalmente, algunos afirman que el pecado
domina cada ‡rea del ser humano, y que el pecador es incapaz de buscar la
salvaci—n sin la obra eficaz de la gracia.
Nuestro concepto de la gracia divina
depender‡ en gran parte de lo que pensemos acerca de las capacidades y
limitaciones de nuestra voluntad. Por esa raz—n es imprescindible definir
cuidadosamente estas capacidades y limitaciones.
¥ Que todos los aspectos del ser humano, antes del nuevo
nacimiento, son dominados por el pecado y controlados por Satan‡s.
¥ Que la voluntad humana, siendo ella
tambiŽn dominada por el pecado, jam‡s podr’a desear la salvaci—n ni aceptar a
Cristo por su propia iniciativa, sin la gracia de Dios.
¥ Que el nuevo nacimiento es un acto
soberano de Dios, en el cual el pecador es enteramente pasivo, y que resulta en
fe. No somos nacidos de nuevo porque tuviŽramos fe. Tenemos fe porque nacimos
de nuevo. La voluntad humana, no es la causa del nuevo nacimiento.
La palabra libre es la fuente de mucha confusi—n por su ambigŸedad. Libre puede significar ÔcapazÕ, ÔpermisoÕ
o tambiŽn ÔneutralÕ. Es imprescindible definir estos tŽrminos antes de entrar
en cualquier discusi—n sobre el libre albedr’o. Frente a las ense–anzas de la
Biblia, ciertas definiciones son v‡lidas y otras no.
¥ El derecho para escoger lo bueno, aunque la obligaci—n para
hacer una cosa no comprueba la capacidad para hacerla.
¥ El poder para decidir entre las cosas moralmente neutrales, como
por ejemplo, lo que uno come en el almuerzo.
¥ El poder para escoger entre ciertas acciones exteriormente
buenas o malas, como el dar una caridad o no; o decidir leer la Biblia en lugar
de una revista pornogr‡fica.
¥ La capacidad para cumplir con ciertas actividades o devociones
religiosas; asistir a los cultos, aprender coritos, orar, etc.
¥ Un poder inherente en el hombre para arrepentirse y aceptar a
Cristo.
¥ Una capacidad para contribuir por obra o pensamiento, con
cualquier cosa que podr’a atraer la gracia de Dios.
¥ Neutralidad moral.
¥ La facultad que gobierna al hombre.
El instante en que el cristiano se da
cuenta de que su libre albedr’o no es la base de su salvaci—n, se aclara la definici—n
correcta de la palabra gracia. Se da
cuenta que no se convirti— a s’ mismo, y que la salvaci—n no es una obra mutua
entre el hombre y Dios. La salvaci—n es del Se–or.
Llegar a entender la incapacidad total humana,
ayuda para abatir el orgullo en el cristiano. ÀC—mo puede uno estar orgulloso
respecto a lo que no pudo hacer? A la vez, le da una nueva seguridad en su
relaci—n con Dios. DespuŽs de todo, si Dios pudo superar la resistencia de
nuestra naturaleza pecaminosa para cambiar nuestros corazones obstinados,
seguramente puede preservarnos para su reino eterno, a pesar de la corrupci—n
de nuestra carne.
Dios creo a Ad‡n con dones maravillosos.
Uno de estos fue el poder escoger entre el bien y el mal. A esto llamamos libre albedr’o.
Cuando Ad‡n cay— en pecado, todo su ser
se hizo esclavo del pecado, incluyendo su voluntad. La Biblia nunca ense–a que
hubo alguna parte de Ad‡n que escap— del poder del pecado. Afirmar la neutralidad
moral de la voluntad humana, es insinuar que ella escap— milagrosamente cuando
cay— Ad‡n. ÀAfirma la Biblia esto? Sin lugar a dudas que no.
Los efectos de la ca’da de Ad‡n en
nosotros est‡n expuestos en Romanos 5:12-21. En este texto aprendemos que
heredamos de Ad‡n la muerte, la condenaci—n y el juicio divino. Es decir, la
culpa del pecado de Ad‡n se atribuye a toda su descendencia.
De esto se desprende una verdad de
importancia primordial: El hombre peca porque es pecador, y no pecador porque
peca. El hombre est‡ condenado primeramente por lo que es; luego por lo que hace.
No existen ni–os inocentes. Todos nacen condenados y esclavos del pecado.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu
coraz—n; porque de Žl mana la vida. Proverbios 4:23
Existe la presuposici—n de que la
voluntad humana es lo que decide las acciones del hombre. Esto no solo
contradice las Escrituras, sino que contradice tambiŽn a la l—gica. ÀC—mo
podr’a la voluntad humana ser libre de la naturaleza de la persona en que se
encuentra? Uno siempre escoge lo que le agrada. Lo que nos agrada refleja lo
que somos en el coraz—n. As’ es el coraz—n. La naturaleza interior dirige al
hombre, no su voluntad.
La voluntad nunca puede ser libre de la
naturaleza interna del ser en la que se encuentra.
Un pato, por ejemplo, puesto entre un
estanque de agua y un mont—n de arena siempre escoge el agua. ÀPor que? El pato
escoge segœn sus gustos. Tiene libre albedr’o solo dentro de los l’mites de su
naturaleza.
Cristo mismo subray— este principio al
decir a los Fariseos,
ÀC—mo podŽis hablar lo bueno, siendo
malos? Porque de la abundancia del coraz—n habla la boca. Mateo 12:34
La Biblia ense–a claramente que el
coraz—n del hombre lo gobierna (Mateo 12:33-37; 15:18-19 y Proverbios 4:23). Si
el coraz—n es dominado por el pecado, entonces tambiŽn lo es la voluntad.
Una ilustraci—n: El coyote es un animal
indomesticable. Por naturaleza siempre quedar‡ silvestre, incluso si es criado
por humanos. Sin embargo, supongamos que en el transcurso de una caminata en el
bosque, te encuentras con un coyote. Piensas, ÁQuŽ lindo ser’a tener un coyote
como mascota! Voy a persuadir al coyote para que venga conmigo. Entonces, te
acercas al coyote, y dices: ÒTendr‡s, mi querido coyote, buena comida en
cantidad. Tendr‡s protecci—n del tiempo y de los enemigos. Seremos buenos
amigos, y nos divertiremos muchoÓ. Pensando ahora que el coyote ya est‡
persuadido, extiendes tu mano para recogerlo. ÀQuŽ har‡ el coyote? Siendo la
clase de animal que es, obviamente te morder‡.
La pregunta clave es esta: ÀTiene o no
tiene el coyote, libre albedr’o?
Esta pregunta es tramposa. No existe
respuesta absoluta, porque depende de nuestra perspectiva del libre albedr’o.
Si definimos a la voluntad del coyote como una capacidad de escoger entre ser
silvestre y ser domesticado, entonces no tiene libre albedr’o. Si decimos que
la voluntad del coyote es la facultad de escoger en base de sus deseos
naturales, entonces s’, tiene libre albedr’o.
Esta ilustraci—n nos sugiere una
definici—n m‡s realista del libre albedr’o y m‡s de acuerdo con los datos b’blicos:
El pecador tiene libre albedr’o dentro de los l’mites de su naturaleza. Si su
naturaleza es gobernada por el pecado, siempre escoger‡ el pecado porque el
pecado es lo que m‡s le gusta. Para que cambie de mente, es preciso que Dios
obre cambios en su naturaleza. Esto estudiaremos posteriormente al tratar el
tema del nuevo nacimiento.
Y Žl os dio vida a vosotros, cuando
estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en
otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al pr’ncipe de la
potestad del aire, el esp’ritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales tambiŽn todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne y de los pensamientos, y Žramos por naturaleza hijos de ira, lo
mismo que los dem‡s. Efesios 2:1-3
El hombre carnal se percibe como pecador,
pero no moralmente muerto. Pero la Biblia dice que est‡bamos como muertos en
delitos y pecados. Sectas que creen en el libre albedr’o moral predican a
menudo sobre el pecado como si fuera una enfermedad. Usan ilustraciones en sus
predicas sacadas de la medicina. Perciben a los pecadores como gravemente
enfermos, pero con cierta capacidad de aceptar la medicina del evangelio si
quieren. Tal concepto es anti-b’blico. La Biblia presenta al pecador como
muerto, no como enfermo; totalmente incapacitado, no con algunos restos de
poder para escoger.
ÀSon los muertos capaces de resucitarse?
La muerte implica la incapacidad total. Pero el orgullo humano no tolera la
noticia de esta incapacidad.
Luego, Pablo nos indica que Žramos
conformistas. Siguiendo la corriente de este mundo. And‡bamos bajo la
ilusi—n de que nuestros pensamientos eran realmente nuestros. Nos imagin‡bamos
originales, sin darnos cuenta que Žramos productos t’picos de una sociedad
perversa.
Pablo nos revela tambiŽn que Žramos
t’teres de un ser maligno....el esp’ritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia...
Finalmente, Pablo expone que nuestra
voluntad no era lo que nos gobernaba, porque ella estaba esclavizada a nuestra
carne. ...haciendo la voluntad de la carne.
Otro texto que subraya la incapacidad
total humana es Romanos 3:9-18. Segœn vers’culo 9, todos est‡n bajo pecado.
Es decir, est‡n bajo el control y dominio del pecado. El efecto de este dominio
se expresa en la descripci—n que sigue:
No hay justo, ni aun uno; no hay quien
entienda, no hay quien busque a Dios....No hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno.
Si no hay quien entienda, Àpuede llegar
el pecador por si solo a entender el evangelio? Si nadie busca a Dios, Àtiene
el pecador poder para hallarlo? Si no hay quien hago lo bueno, Àpor quŽ suponer
que un pecador es capaz de entregarse a Cristo? ÀNo es eso lo bueno? Si no hay
temor de Dios en ellos, Àde d—nde proviene el deseo para entregarse a Žl?
Ilustra este
estado de ser el erudito C.S. Lewis:
Los agn—sticos hablan con
agrado acerca de la bœsqueda del hombre a Dios. Para m’, mejor que hablen de la
bœsqueda del rat—n al gato...Dios me atrap— a m’[1].
Si existe la menor sospecha de que la
naturaleza carnal humana tiene alguna capacidad de someterse a Dios, Romanos 8:7
es suficiente para descartarla:
Por cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden;
El pecador no entiende ni busca a Dios (Romanos
3:11). Su entendimiento est‡ obscurecido (Efesios 4:18), no percibe las cosas
espirituales y las considera insensatez (1Corintios 2:14). Su mente no puede
someterse a Dios (Romanos 8:7), es enemigo de Dios (Colosenses 1:21), cegado
por Satan‡s (2Corintios 4:4). Los pensamientos de su coraz—n son malos
continuamente (GŽnesis 6:5).
Su voluntad es controlada por Satan‡s (Efesios
2:3), de manera que no puede arrepentirse sin que Dios le conceda el
arrepentimiento (2Timoteo 2:26). No puede venir a Cristo sin que Dios lo traiga
(Juan 6:44,65). Est‡ bajo el dominio de Satan‡s (Colosenses 1:13).
Alguien pregunt— al gran te—logo San
Agust’n, ÀCrees tœ en el libre albedr’o? Contest— Agust’n, ÒÁclaro que s’! Sin
Cristo estamos totalmente libres de toda justiciaÓ.
Es simple. Dios no las percibe en
absoluto, porque los no-regenerados nunca han realizado una buena obra.
ÒÁImposible!Ó exclam— un mŽdico en uno de
mis cursos de teolog’a. ÁAhora est‡ usted realmente exagerando, profesor! Yo
conozco a muchos no-cristianos buenos quienes proveen para sus familias, dan
caridades, sirven a la comunidad. ÀEst‡ usted diciendo que aquellas obras
buenas son malasÓ?
Aunque parezca chocante dentro de una cultura humanista moderna,
basada en la justicia por las obras, la respuesta a la pregunta del doctor es
un contundente si. Las buenas obras
de los no-regenerados, incluso las que concuerdan con los mandamientos divinos,
son contadas por Žl como actos pecaminosos.
Consideremos dos factores significativas:
Primero, el coraz—n no-regenerado est‡
dominado por el pecado, con el yo
entronado como la persona central, y su propio beneficio como el valor m‡s
alto. Hasta que esta naturaleza haya sido transformada y el yo destronado, la naturaleza entera del
hombre es una fuente corrupta. Por esta raz—n Dios no aceptar‡ nada de tal
fuente. Lo que proceda de una fuente corrupta contendr‡ elementos de corrupci—n
y motivos impuros. Jesœs dice: El ‡rbol malo da frutos malos. Mateo 7:17
No es de extra–arse de lo que dijo
Isa’as, Étodas nuestras justicias como trapo de inmundicia[2]. Coge
trapos inmundos, haz una ropa, y presŽntalo a un pr’ncipe. Mira cuan complacido
est‡ Žl. As’ est‡n haciendo los no-regenerados cuando imaginan que Dios se
complace de sus acciones.
Las obras de uno no son aceptadas hasta
que su persona es aceptada. Y esto ocurre œnicamente cuando la persona es
justificada por la fe en Cristo.
Segundo, los motivos de los
no-regenerados son siempre impuros. ÀC—mo sabemos esto? Porque todo lo que no proviene de fe, es
pecado. Romanos 14:23 Y lo que es hecho por otros motivos que no sea la
gloria de Dios y sumisi—n a su voluntad es una forma de rebeli—n sutil.
Los no regenerados nunca son m‡s
corruptos que cuando est‡n realizando caridades. La œnica cosa que podr’a ser
m‡s pecaminosa ser’a la realizaci—n de actos religiosos. Tales obras sirven
para convencerse que son b‡sicamente buenas personas, y que seguramente Dios
est‡ contento con ellos.
Si fueran motivados a agradar a Dios y a
someterse a su voluntad, har’an la primera cosa que Žl requiere: Arrepentirse,
someterse a la autoridad de su palabray al Se–or’o de su Hijo.
ÀQuŽ debemos hacer para poner en
pr‡ctica las obras de Dios?, preguntaron los ap—stoles.
Jesœs respondi—, Éque cre‡is en el que Žl
ha enviado. Juan 6:28-29 Este
tŽrmino cre‡is implica algo m‡s profundo que el realizar una obra. Esto sugiere
la creencia personal en Cristo que conduce a una obediencia que destrona el yo. Esto coloca a Jesœs como la persona
central en la vida de una persona, su voluntad como el valor m‡s elevado.
En realidad, los no salvos hacen obras
buenas y actos religiosos como substitutos para la sumisi—n, antes que
como se–ales de la auto abnegaci—n de un coraz—n purificado. El yo permanece
entronado.
ÀNo era este el problema de los Fariseos?
ÀNo dijo Jesœs que las prostitutas y los ladrones estaban m‡s cerca del reino
de Dios que ellos? ÀEra esto solamente una exageraci—n poŽtica?
Muchas de las obras de los Fariseos
estaban de acuerdo con la ley divina. De hecho, la obediencia a la ley era el
enfoque del movimiento farisaico. ÀEn quŽ sentido eran, pues, las obras de los
fariseos peores a las de la prostituci—n y al robo? El autoenga–o de un coraz—n
corrupto y con motivos impuros transforma cualquier obra, por buena que sea, en
una obra peor que las mencionadas.
No es de extra–arse que Pablo, al hablar
de la humanidad no regenerada, tanto a jud’os como a gentiles, dijo: ...no
hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Romanos 3:10
ÀEs esta alguna doctrina nueva, reciŽn
inventada? N—tese que un documento evangŽlico antiguo escrito en 1648, la
Confesi—n de Westminster, dice:
Las obras hechas por hombres
no regenerados, aun cuando por su esencia puedan ser cosas que Dios ordena, y
de utilidad tanto para ellos como para otros, sin embargo, porque proceden de
un coraz—n no purificado por la fe y no son hechas en la manera correcta de
acuerdo con la Palabra, ni para un fin correcto, la gloria de Dios; por lo
tanto son pecaminosas, y no pueden agradar a Dios ni hacer a un hombre digno de
recibir la gracia de parte de Dios. Y a pesar de esto, el descuido de las obras
por parte de los no regenerados es m‡s pecaminoso y desagradable a Dios[3].
Dios requiere que los no regenerados
hagan obras buenas. Pero al hacerlas, cometen pecado. Si ellos no las hacen,
estas omisiones son aœn m‡s pecaminosas. El hombre no contribuye con nada para
su salvaci—n, solo para su condenaci—n.
Nada menos que el milagro maravilloso de
la regeneraci—n basta para cambiar esta situaci—n.
Pregunta 1: ÀC—mo puede Dios hacernos responsables de hacer lo bueno si no
podemos hacerlo? ÀC—mo puede Dios condenarnos por practicar el pecado si uno no
puede hacer otra cosa?
Usemos un ejemplo para ilustrar:
Ponga una Biblia a un extremo de una mesa
larga y una botella de vino al otro extremo. Luego, tome a un borracho y
siŽntelo entre la Biblia y el vino, diciŽndole que tiene toda libertad para
escoger lo que quiere. Aparte de toda otra influencia o persuasi—n, ÀquŽ
escoger‡ el borracho? Obviamente escoger‡ el vino, porque as’ es su naturaleza.
El tiene la libertad de escoger el
vino, y la responsabilidad de escoger
la Biblia. Pero le falta la capacidad
para escoger la Biblia. El tiene la libertad
de escoger lo que quiere. Pero lo que quiere se determina por su naturaleza
interna.
Se puede interpretar mal ciertos textos
b’blicos por confundir la diferencia entre libertad y capacidad. Tales textos
manifiestan lo que el hombre debe hacer, no lo que puede hacer.
El pecador nunca est‡ libre de su
responsabilidad para obedecerle a Dios. El bosquejo abajo muestra esta paradoja
entre la responsabilidad del hombre y su incapacidad.
Responsabilidad
versus incapacidad
Venir a Cristo (Mateo 11:29) — Nadie puede venir (Juan 6:44)
Arrepentirse (Hechos 3:19) — Arrepentirse es concedido por
Dios (2Tim 2:25)
Creer (Juan 3:16) — Creer es concedido por Dios (Filipenses 1:29)
Guardar La ley (Romanos 2:13) — Nadie puede guardar la ley (Romanos
8:4)
La incapacidad total del hombre no le libra
de su responsabilidad. DespuŽs de todo, no es culpa de Dios que el hombre
peque. El pecado del hombre no le quita a
Dios su propia santidad, ni tampoco su derecho de mandar lo que es
justo.
No son fuerzas exteriores al
hombre que le obligan a pecar, sino una fuerza interior; su propia
naturaleza pecaminosa.
Peor aœn es afirmar la neutralidad moral
de la voluntad. Si es que ella flotara independiente de nuestro, libre estado
moral natural, ÀEn quŽ sentido, pues, ser’a nuestra
voluntad? ÀC—mo podr’amos estar bajo la obligaci—n de dar cuentas por lo que
nuestra voluntad decide, si fuera independiente de lo que somos?
La Biblia presenta que la voluntad humana
es una extensi—n del car‡cter de la persona. Cuando no existe regeneraci—n, uno
rechaza a Cristo hasta que Dios lo cambia.
Finalmente, la base b’blica de nuestra
responsabilidad ante Dios no es nuestra capacidad, sino nuestro conocimiento.
Se ve esto en Romanos 1:18-20. El pecador sabe ciertas cosas por revelaci—n en
la naturaleza. Pero no busca a Dios porque a Žl le gusta el pecado.
Pregunta 2: En el primer cap’tulo, Soberan’a
absoluta divina, se expres— que Dios est‡ en control de todo, hasta de la
misma voluntad humana. ÀNo hace esto del hombre un t’tere? ÀNo est‡n en
conflicto estas dos doctrinas, la soberan’a de Dios y la responsabilidad
humana?
Es verdad que existe una tensi—n
filos—fica entre estos dos aspectos de la teolog’a b’blica. Es una de las
materias m‡s profundas que se puedan discutir. Se entiende mejor, sin embargo,
cuando consideramos que el control que Dios ejerce es normalmente indirecto, a
travŽs de la misma naturaleza humana. Ya que la persona escoge lo que est‡ de
acuerdo con su propia naturaleza, Dios tiene que cambiar esa naturaleza a fin
de que la persona sea motivada a escoger la salvaci—n.
De esta manera, la voluntad de la persona
escoge libremente, de acuerdo con la revelaci—n que Dios le da. Dios se
conserva soberano sin forzar a la persona en contra de su voluntad. En el caso
de algunos, Dios los deja en el camino que ellos mismos han escogido.
Si el pecador no tiene ninguna motivaci—n
en s’ mismo de arrepentirse y escoger a Cristo, Àc—mo es que algunos se
convierten y otros no? Esta pregunta se resuelve cuando consideramos el orden
de eventos en el nuevo nacimiento.
Existen dos puntos de vista respecto a lo
que pasa en el nuevo nacimiento:
Primero, un punto de vista dice que el
pecador hace una decisi—n para creer en Cristo, esto resulta en nacer de nuevo.
El pecador produce fe en s’ mismo por un acto de su libre albedr’o. Dios
responde a ese acto, concediŽndole la gracia y le hace nacer de nuevo. As’, el
pecador mismo inicia el proceso. Dios es pasivo, esperando la iniciativa
humana. La fe produce el nuevo nacimiento, de manera que el pecador contribuye
a su salvaci—n en forma de fe y obediencia. Este punto de vista es cre’do por
la rama arminiana entre los evangŽlicos.
Segundo, otro punto de vista dice que el
pecador est‡ muerto en pecado. Por lo tanto, incapaz de creer. Dios, pues, por
un acto soberano suyo, hace nacer de nuevo a los que Žl ya hab’a escogido para
la salvaci—n antes de la creaci—n del mundo. El pecador es totalmente pasivo en
el acto de nacer de nuevo. Dios es Žl que lo inicia. Al nacer de nuevo, el
pecador tiene una nueva naturaleza, percibe las cosas divinas y pone su fe en
Cristo. As’, el nacer de nuevo produce la fe, no viceversa. La fe y la
obediencia, son resultados del nuevo nacimiento y no sus causas. El pecador no
contribuye en nada a su salvaci—n.
Este œltimo punto de vista es cre’do por
la rama reformada entre los evangŽlicos.
ÀCu‡l de estas dos posiciones es b’blica?
Al examinar los textos b’blicos relativos al nacer de nuevo, podemos comparar
entre causa y efecto. ÀEs nuestra obediencia la causa de nacer de nuevo? O, Àes
el nacer de nuevo la causa de nuestra obediencia?
Nacer de nuevo
— Ver el reino de Dios (Juan 3:3)
Dios dar‡ coraz—n
— Para que le conozcan (Jerem’as
24:7)
Dios confirmar‡
— Perdonar‡ los pecados (Ezequiel
16:62-63)
Dios dar‡ un
coraz—n nuevo — Obediencia (Ezequiel
36:26-27)
El, de su voluntad
— Primicias de sus criaturas
(Santiago 1:18n
Escogido por Dios
— Atra’do a Žl (Salmos 65:4).
Si aœn queda duda de que el punto de vista reformado sea el correcto,
lea Juan 1:13:
los cuales no son engendrados de sangre,
ni de la voluntad de carne, ni de la voluntad de var—n, sino de Dios.
Existe otra manera de entender que nacer
de nuevo es un acto soberano divino, contestando la pregunta, ÀDe d—nde
proviene la fe salvadora? ÀProviene del libre albedr’o del hombre? ÀO es una
obra de la gracia de Dios? Note el juego de causas y efectos en el bosque
siguiente:
y creyeron todos los que estaban
ordenados para vida eterna. Hch 13:48
por la gracia hab’an cre’do; Hch 18:27
Jesœs, el autor y consumador de la fe, Heb
12:2
por gracia sois salvos por medio de la fe,
Ef 2:8
a causa de Cristo, no s—lo que cre‡is en
Žl, Fil 1:29
venir a m’, si no le fuere dado del
Padre. Jn 6:65
ÀJuega algœn papel la voluntad humana en
la salvaci—n? ÀQueda inerte la voluntad antes, durante y despuŽs de la
conversi—n? ÀEs nuestra voluntad un t’tere inconsciente manipulado por un
maestro de t’teres celestial? ÁDe ninguna manera!
Cuando se cambian nuestras percepciones,
se conforman entonces las otras facultades. Al ver el reino de Dios por la
iluminaci—n de la regeneraci—n, entonces la conversi—n llega a ser inevitable.
Dios nos revela a Cristo tan atrayente, que su persona misma llega a ser
irresistible. Lo irresistible de la gracia consiste m‡s en esta percepci—n, que
en la dominaci—n forzada de una voluntad humana resistente. Cristo es demasiado
excelente para resistir cuando se revela como Žl es. Esa iluminaci—n no
transgrede ningœn aspecto de la libertad del hombre, ni hace injusticia a los
que se niegan a mirarlo.
El motivo por el cual Dios concede esta
iluminaci—n a algunos y no a otros no, es un misterio escondido en la
eternidad.
Las palabras de los Art’culos de Dort, un
documento reformado escrito en 1618, lo expresa con claridad y belleza:
ƒl abre el coraz—n que est‡
cerrado; ƒl quebranta lo que es duro;...Žl infunde en la voluntad propiedades
nuevas, y hace que esa voluntad, que estaba muerta, reviva; que era mala, se
haga buena; que no quer’a, ahora quiera realmente; que era rebelde, se haga
obediente; Žl mueve y fortalece de tal manera esa voluntad para que pueda, cual
‡rbol bueno, llevar frutos de buenas obras[4].
El orden correcto
de los eventos en la salvaci—n es:
Nacer
de nuevo - fe - justificaci—n
La fe salvadora
es obsequio divino, no fruto del libre albedr’o humano. Nacer de nuevo es acto
soberano de Dios. El pecador no se convierte a s’ mismo.
La idea del libre albedr’o neutral es
como una mala hierba en el jard’n. Justo al momento que se la cree
desarraigada, brota otra vez. De todas las ideas err—neas respecto a la
salvaci—n, esta es la m‡s dif’cil de arrancar de los cristianos. En la
ense–anza de la gracia, siempre habr‡ m‡s resistencia respecto a la incapacidad
total humana que cualquier otra de las doctrinas de la gracia, porque el hombre
carnal insiste en a–adir algo a la salvaci—n.
En la ense–anza de la incapacidad total
humana, es aconsejable repetir constantemente lo que no se est‡ diciendo. Esto ayuda a evitar malentendidos, aunque
nunca ser‡n evitados por completo. Por ejemplo, vale decir:
¥ No estamos afirmado que el hombre carece de voluntad. S’ tiene;
pero su voluntad est‡ esclavizada. El hombre es responsable por sus acciones,
aunque le falta fuerza para cumplir con su responsabilidad a causa del poder
del pecado. Dios nos manda a hacer lo justo porque El es santo, no porque somos
capaces de obedecerle.
¥ No estamos diciendo que el pecador no tiene permiso para escoger la salvaci—n; solo que no puede hacerlo sin la
gracia de Dios.
Como pastor, te costar‡ aclarar esto de
la incapacidad del hombre a tu congregaci—n. Pero vale la pena insistir. Dios
usar‡ tus ense–anzas para revelar a algunos lo que es la gracia de Dios en
verdad. Les dar‡s as’ una preciosa joya que les enriquecer‡ toda la vida.
Los estudiantes generalmente suponen que
me entendieron mal cuando oyen que una comprensi—n de su incapacidad total es
una de las bendiciones m‡s grandes que se puede experimentar. Aunque se
habitœan a mis paradojas, esta siempre les sorprende. Por lo menos les capta la
atenci—n, y les prepara para la cita siguiente del gran Reformador Mart’n
Lutero:
Del consuelo de saber que la salvaci—n no depende del libre albedr’o
Yo confieso francamente que,
de mi parte, incluso si fuera posible, no querr’a que me sea dado el libre
albedr’o ni cosa cualquiera dejada a mis propias manos para capacitarme para
trabajar para la salvaci—n; no solamente porque frente a tantos peligros, y
adversarios, y asaltos de demonios, no podr’a aguantar y sostener mi libre
albedr’o. Porque un s—lo demonio es m‡s fuerte que todos los hombres, y bajo tales
condiciones ningœn hombre podr’a salvarse; pero a causa de que, incluso si no
fueran peligrosos, sean adversarios o diablos, estar’a todav’a esforzado a
trabajar sin ninguna garant’a de Žxito, y golpear el aire en vano.
Si yo viviera y trabajara hasta toda la
eternidad, mi conciencia nunca alcanzar’a una certeza reconfortante sobre la
cuesti—n de cu‡nto falta para satisfacerle a Dios. En cualquier obra que haya
cumplido, quedar’a todav’a una duda persistente si Dios estaba complacido, o si
requer’a otra cosa. La experiencia de todos los que buscan justicia por obras
comprueba esto; y yo mismo lo aprend’ suficientemente bien por un per’odo de
muchos a–os, para mi propia gran desgracia. Pero, ya que Dios ha quitado mi
salvaci—n del control de mi propia voluntad, y la ha puesto bajo el control de
la Suya, y prometi— salvarme, no segœn mis esfuerzos, pero segœn su propia
gracia y misericordia, yo tengo la certeza c—moda que Žl es fiel y no me
mentir‡, y que Žl es tambiŽn grande y poderoso de manera que ningœn demonio ni
oposici—n le puede derrotar a Žl o quitarme de Žl. Nadie, Žl dice, las
arrebatar‡ de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, Juan 10:28-29.
As’ es que, si no todos, sin embargo algunos, en realidad muchos, son salvos;
pero en cambio, por el poder del libre albedr’o ninguno podr’a ser salvo, pues
todos perecer’amos.
Adem‡s, tengo la certeza reconfortante de que
yo agrado a Dios, no por causa del mŽrito de mis obras, sino por raz—n de su
favor misericordioso que me prometi—; a fin de que, si trabajo demasiado poco o
malo, no me lo atribuye a m’, sino con compasi—n paternal me perdona y me hace
mejor. Para todos los santos eso es gloriarse en su Dios[5].
Tales vers’culos pueden ser puestos en
las siguientes categor’as:
Vers’culos que
demuestran que el hombre escoge el pecado
Se supone por esto que si puede escoger
el pecado, debe tener la capacidad
tambiŽn de escoger la justicia. Pero esto es il—gico. Ser’a igual que decir que
un tronco de ‡rbol tiene poder de flotar r’o arriba solo porque puede flotar
r’o abajo. Insistir en que el hombre tiene el poder para escoger lo malo no es
una evidencia de que pueda escoger lo bueno.
Se citan a menudo vers’culos del Antiguo
Testamento en que Dios manda que los jud’os escojan lo bueno. ...os he puesto delante la vida y la
muerte...escoge, pues la vida... Deuteronomio
30:19 ...escogeos hoy a quiŽn sirv‡is. JosuŽ 24:15
Es il—gico suponer que un mandamiento
para hacer una cosa compruebe la capacidad para hacerla. Dios mand— a Israel a
que guardara su ley. ÀAcaso eso es evidencia de que el hombre puede guardar la ley?
Claro que no. El Nuevo Testamento nos indica que nadie puede guardar la ley.
Ella fue dada, en realidad, para revelar lo que el hombre no puede hacer. ÀPara quŽ, entonces, sacar vers’culos de la ley a
fin de comprobar el libre albedr’o neutral?
Dios nos manda, sean perfectos. ÀAcaso
eso comprueba que tenemos el poder para ser perfectos sin Dios y sin gracia?
ÀPor quŽ, pues, imaginar que el hombre no convertido tiene la capacidad de
escoger lo bueno? ÀPorque eso le fue mandado? Dios nos manda lo bueno porque no
hay otra cosa que pueda mandar. Siendo bueno, no podr’a mandarnos a hacer lo
malo. Dios nos manda a hacer lo justo solo porque Žl es justo, no porque somos
capaces de hacerlo.
No negamos que el hombre es responsable
por su conducta. Solo negamos que la responsabilidad implique capacidad.
La œnica clase de vers’culos que podr’an
refutar la doctrina de la incapacidad total humana, ser’an los que dicen que el
hombre pecador, sin Dios y sin su gracia, puede convertirse. Pero tales
vers’culos, no existen. Mandamientos y exhortaciones, ejemplos de pecadores
escogiendo lo malo y explicaciones de nuestra responsabilidad, no tienen nada
que ver con la cuesti—n.
Preguntas
para repasar: Incapacidad total humana
1. Un mito popular entre la humanidad es ______________.
2. Este mito es la base de toda ________y toda distorsi—n del
_________________.
3. Verdadero o Falso:_____ Todas las partes del pecador son dominadas
por el pecado excepto su voluntad.
4. Verdadero o Falso:______ La voluntad humana, por s’ sola, nunca
puede desear la salvaci—n sin una obra de gracia.
5. Verdadero o Falso:______ El nuevo nacimiento es un acto soberano
de Dios en que el pecador es enteramente pasivo.
6. El mito que estamos refutando en este cap’tulo se
llama__________________.
7. La definici—n de la gracia se aclara cuando un cristiano se da
cuenta de que ____________________________.
8. Verdadero o Falso:______ La salvaci—n es una obra mutua entre Dios
y el hombre.
9. ÀEn quŽ formas le ayuda al cristiano entender la doctrina de la
incapacidad total?
_______________________________________________________________
10. ÀQuŽ le paso a Ad‡n cuando cay— en pecado? __________________________
11. ÀA quienes se atribuye la culpa del pecado de Ad‡n? _____________________
12. ÀCu‡l de las frases siguientes es la m‡s correcta segœn nuestro
entendimiento de la ca’da de Ad‡n?
A. Pecamos porque somos pecadores.
B. Somos pecadores porque pecamos.
13. ÀCu‡l de estas partes del ser humano determina lo que va a
decidir?
A. Su voluntad
B. Su naturaleza/coraz—n
C. Su sangre
14. ÀCu‡l de estas dos frases es correcta?
A. El coraz—n gobierna la voluntad.
B. La voluntad gobierna el coraz—n.
15. Verdadero o Falso:______ El pecador est‡ espiritualmente enfermo,
pero no espiritualmente muerto.
16. Los que rechazan la doctrina de la incapacidad total humana est‡n confundidos respecto a la diferencia
entre la _______________de escoger y la ___________ de escoger.
17. Marque la frase correcta: La frase libertad de escoger quiere decir que:
A. El pecador tiene el poder para escoger lo bueno.
B. No hay obligaci—n fuera de su propia naturaleza que le obliga a
escoger.
C. Que Dios le obliga a escoger lo malo.
18. Explica en tus propias palabras, Àpor quŽ los vers’culos de las
siguientes categor’as no son v‡lidos como evidencias de que la voluntad humana
es libre para escoger la salvaci—n sin la gracia?
A. Vers’culos que demuestran que el
hombre escoge el pecado.
B. Exhortaciones y mandamientos para
escoger lo bueno.
C. Vers’culos que
demuestran que el hombre es responsable por sus acciones
19. La base
b’blica de la responsabilidad es el ______________________.
20. ÀCu‡l de las siguientes ramas de la cristiandad
no ense–a que el nacer de nuevos frutos de una decisi—n de la voluntad humana?
A. Arminiana
B. Reformada
C. Cat—lica
Respuestas
a las preguntas: Incapacidad total humana
1=El libre
albedr’o moral; 2=Religi—n falsa, evangelio; 3=F; 4=V; 5=V; 6=El libre
albedr’o; 7=No se convirti— a s’ mismo; 8=F; 9=A. Destruye el orgullo, B. Da
seguridad; 10=Todo su ser se hizo esclavo al pecado; 11=Su descendencia; 12=A;
13=B; 14=A; 15=F; 16=Responsabilidad, capacidad; 17=B; 18=Ver el texto
19=Conocimiento; 20=B
El grito de guerra de la Reforma, justificaci—n por la fe, reson— por toda
Europa en el siglo XVI. Miles entregaron sus vidas en lugar de renunciar a esta
doctrina. Se desataron guerras en varios pa’ses de Europa. ÀPor quŽ tanta controversia?
Porque esta doctrina representaba una denuncia de lo que se ense–aba en aquel
entonces sobre la salvaci—n.
A fines del siglo XVI en Alemania, un
sacerdote cat—lico llamado Mart’n Lutero, leyendo la Biblia, se dio cuenta que
Romanos 1:17 declara: El justo por la fe
vivir‡. Dios ilumin— su coraz—n por medio de este texto. Comprendi—
entonces que los mŽritos humanos no ten’an nada que ver con la salvaci—n.
Pasmado por esta revelaci—n, continu— sus
estudios en Romanos y lleg— a entender esta importante doctrina de gracia. Con
esto comenz— el redescubrimiento de la teolog’a de la Biblia que se conoce hoy
en d’a como la Reforma.
ÀPara quŽ sirve entender esta doctrina?
¥ Nos libera de temores e inseguridades
respecto de nuestra relaci—n con Dios. Cuando vemos que nuestra aceptaci—n con
Dios est‡ basada en la justicia de Cristo, no en la nuestra propia,
experimentamos un profundo alivio emocional.
¥ Nos ayuda en la oraci—n, ya que nos
damos cuenta de que las respuestas a nuestras plegarias no dependen de nuestros
mŽritos.
¥ Nos ayuda a evitar toda clase de
legalismo, al entender que nuestra justicia es un hecho cumplido interiormente
y que no consiste en pr‡cticas exteriores.
La justificaci—n es una declaraci—n legal
hecha por Dios, de que una persona es justa respecto a la ley divina, a causa
de la justicia perfecta de Cristo, concedida a la persona por medio de la fe en
Cristo.
Un mŽdico dijo que la manera mejor de entender
lo que es una buena salud, es estudiar la enfermedad. Igual sucede con esa
doctrina. Una buena manera de entender lo que es la justificaci—n es estudiar
lo que no es.
La justificaci—n no se refiere al proceso
de crecimiento espiritual en la vida cristiana. Esta œltima se llama santificaci—n. La justificaci—n es
cuesti—n de nuestra aceptaci—n legal
por el Padre, frente a la ley divina. Un error comœn entre los cristianos en el
estudio de la justificaci—n, es el imaginar que la justificaci—n quiere decir ser hecho justo. M‡s bien, significa declarado justo.
Tampoco es una recompensa por nuestra fe.
Como ya comprobamos en la secci—n anterior bajo el nuevo nacimiento, la fe
salvadora es una obra de la gracia divina. Aunque Dios requiere la fe como
condici—n de la justificaci—n, no debemos suponer por eso que la justificaci—n
es una recompensa por nuestra fe, puesto que es Dios mismo quien nos la da, por
medio de la regeneraci—n.
Tampoco afirmamos que la fe reemplaza a
la ley moral divina. Esta ley, representada por los Diez Mandamientos, forma
parte de un pacto eterno y no puede ser reemplazada. Algunos acusaron a los
reformadores de ense–ar que si tenemos fe, no tenemos que hacer buenas obras.
La realidad del asunto es que las obras de los pecadores no son v‡lidas para su
salvaci—n porque provienen de una fuente corrupta. Las obras no son aceptadas si la persona
no es aceptada primeramente. Y la persona ser‡ aceptada solamente si es
justificada por la fe.
La fe no reemplaza a la ley moral, porque
los Diez Mandamientos forman parte de un pacto eterno y siempre est‡n vigentes[6]. La idea b‡sica en la justificaci—n, no es c—mo ser salvo sin la ley,
sino c—mo la justicia perfecta de la ley puede ser atribuida a nuestra cuenta.
Segœn la Biblia, se cumple esto por medio de la fe en Cristo, quien es nuestro
sustituto bajo la ley.
Por medio de las siguientes preguntas
vamos a llegar a un entendimiento completo de la definici—n anterior:
...para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Esp’ritu. Romanos 8:4
Estas palabras son claras. Dios exige que
la justicia de la ley moral sea cumplida en nosotros. Sobre este punto muchos cristianos
se equivocan. Leen vers’culos que afirman que no estamos bajo la ley, y que no
somos justificados por ella. De esto sacan la conclusi—n il—gica de que la ley
no cuenta para nada, y de que Dios no exige la justicia que ella representa.
Los jud’os entendieron bien que la ley
representaba la justicia de Dios. Por eso, ellos supon’an que la justificaci—n
proven’a de la obediencia a la ley. Erraban porque nadie pod’a guardar la ley. El
Ap—stol Pablo nos muestra que la justicia representada por la ley, viene a
nosotros por medio de la fe en Jesucristo, como un don gratuito de Dios. Pero
cuidado. Es tambiŽn un error suponer que por eso Dios no requiere la justicia
de la ley en el creyente.
Nosotros y los jud’os estamos de acuerdo
sobre este punto esencial; Dios requiere la justicia de la ley. En lo que
diferimos de los jud’os es en el mŽtodo de obtener esta justicia. Ellos creen
que se obtiene por guardar la ley. Nosotros creemos que se obtiene como un don
gratuito de Dios por la fe en Cristo.
Es esencial entender que no se anula la ley
en todo sentido. Es abrogada solamente como medio de la justificaci—n.
Sigue en vigor en el sentido siguiente:
La ley sirve todav’a como definici—n de
ciertas palabras b’blicas, como justicia
y pecado. Dice 1Juan 3:4, pues el pecado
es infracci—n de la ley. L—gicamente, la palabra pecado no tendr’a significado si no fuera por la ley. TambiŽn Pablo
dice en Romanos 5:13, donde no hay ley, no se inculpa de pecado. Y,
porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Romanos
3:20 La ley sirve como norma de la justicia. Sin la ley, no habr’a pecado y
nadie podr’a ser condenado.
El problema con las exigencias divinas
respecto a la ley, es que nadie puede cumplir con ellas. Como dijo Pablo,
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. Romanos 8:7 Con esto, llegamos a la segunda pregunta:
Aqu’ entra uno de los principios b’blicos
m‡s importantes: la sustituci—n de Cristo. Jesucristo fue nuestro sustituto
frente a la ley. Cristo cumpli— la ley en nuestro lugar en dos sentidos.
Primero, vivi— una vida perfecta bajo la ley, cumpliendo as’ con todas sus
exigencias (Romanos 3:21-26). Segundo, Cristo acept— en su cuerpo la pena que
la ley requiere para los transgresores, la muerte.
Pablo revel— eso en G‡latas 4:5-6:
Dios envi— a Su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de
que recibiŽsemos la adopci—n de hijos.
Vemos entonces por quŽ Pablo dice en Romanos
3:31, Luego por la fe invalidamos la ley? De ninguna manera, sino que
confirmamos la ley. La muerte de Cristo era necesaria precisamente porque
la ley moral siempre est‡ en vigor. Si la ley no valiera nada, no habr’a
pecadores...y Cristo no hubiese venido a morir. La fe, pues, no es un sustituto
para la justicia de la ley. M‡s bien, la fe es la œnica manera en que podemos
recibir esa justicia.
En realidad, Pablo nos asegura que la ley
misma servir’a como medida de justificaci—n si el hombre pudiera guardarla. porque
no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley
ser‡n justificados. Romanos 2:13 Punto clave: La gracia no consiste en que
Dios haya cambiado las condiciones de la salvaci—n de algo que el hombre no
pod’a hacer, guardar la ley, a algo que puede hacer, poner fe en Cristo. La fe,
como ya vimos en la secci—n anterior, es un don de Dios, no algo que el hombre
suscite por su propia voluntad. El pecador nunca ha tenido la capacidad de
creer, ni tampoco capacidad para guardar la ley.
A riesgo de ser malentendido, contestamos
no a esta pregunta. La fe no es la
base de nuestra justificaci—n. La justicia perfecta de Cristo lo es. La fe es
simplemente el medio necesaria para recibirla.
Tomemos como ilustraci—n el proceso de
poner los cimientos para un edificio. El encofrado nos representa a nosotros.
El cemento representa la justicia perfecta de Cristo. El conducto representa la
fe por la cual el cemento se derrama en el encofrado. El encofrado, antes de
recibir el cemento, est‡ vac’o. Es igual a nosotros, antes de aceptar a Cristo.
Est‡bamos vac’os de toda justicia. No ten’amos nada. Pero Dios instal— el
conducto, es decir la fe. Por medio de la fe, Dios derram— en nosotros el
cemento, es decir la justicia perfecta de Cristo, y eso forma la base s—lida
sobre la cual construimos la casa de nuestra vida.
Tenemos que distinguir aqu’ la diferencia
entre la justificaci—n y la santificaci—n. La santificaci—n es como la
construcci—n de la casa despuŽs de poner el fundamento. Es un proceso que dura
toda la vida y var’a entre los cristianos. Pero la justificaci—n no es un
proceso. Es un acto divino hecho una sola vez y para siempre en el creyente al
momento de su conversi—n a Cristo, y nunca puede cambiar ni variar. Esto es
obvio, porque la justicia perfecta de Cristo, que forma la base de la justificaci—n,
no puede cambiar. La santificaci—n
significa Ôser hecho justoÕ; es
decir, nuestra pr‡ctica cotidiana de la vida cristiana. La justificaci—n en cambio, significa Ôser declarado justoÕ; es decir, frente a las exigencias de la ley.
Al analizarlo, se puede ver f‡cilmente
por quŽ algunos cristianos sienten inseguridad respecto a su aceptaci—n frente
a Dios. Es porque confunden la diferencia entre la santificaci—n y la
justificaci—n. Imaginan que su aceptaci—n con Dios se basa en su nivel de santificaci—n.
As’, experimentan inestabilidad emocional porque la santificaci—n es variable.
Es igual con el concepto de que el cristiano
puede perder una y otra vez la salvaci—n. Este concepto basa la salvaci—n sobre
el grado de santificaci—n del creyente y no en la justificaci—n, como la Biblia
ense–a. Sobre tal base, es imposible tener la seguridad de la salvaci—n en esta
vida, porque el fundamento es variable y relativo.
De acuerdo con la ense–anza de Pablo, Dr.
Carlos Dodge se–ala:
Fue porque Ad‡n era el representante
de su raza que su pecado es la base judicial para la condenaci—n de ellos; y es
debido a que Cristo es el representante de su pueblo, que su justicia es la
base judicial de la justificaci—n de los creyentes[7].
La justificaci—n es un acto absoluto e
invariable. Por eso un gran Ap—stol no es m‡s justificado que un reciŽn nacido
en Cristo. Claro, habr‡ una diferencia enorme entre ellos en el grado de
santificaci—n. Pero no en justificaci—n. En el cielo no seremos m‡s
justificados que ahora. M‡s santificados, s’. Pero no m‡s justificados.
Todo el Cap’tulo Cuatro de Romanos fue
escrito para ilustrar c—mo la justicia perfecta de Cristo nos es contada a
nosotros. Pablo usa a Abraham para esta ilustraci—n. Abraham vivi— m‡s de
cuatrocientos a–os antes de la ley de MoisŽs. No ten’a la ley de Dios escrita.
Lo œnico que ten’a era la fe. Y Pablo dice: Crey— Abraham a Dios y le fue contado
por justicia. Romanos 4:3
Eso no quiere decir que su fe fue contada
en lugar de la justicia. Solamente que
la fe fue el medio que Dios us— para justificarle. La palabra por usada aqu’, es dif’cil de traducir
del griego. Su sentido es en vista de.
No significa que Dios acept— su fe como base de la justicia, sino como medio
para recibir la justicia.
Y a los que predestin—, a estos tambiŽn
llam—; y a los que llam—, a estos tambiŽn justific—; y a los que justific—, a
estos tambiŽn glorific—. Romanos 8:30
La justificaci—n por la fe est‡ reservada
para los predestinados, a los que Dios escogi— para la salvaci—n antes de la
fundaci—n del mundo. La glorificaci—n de estos es inevitable.
ÀQuiŽn acusar‡ a los elegidos de Dios?
Dios es el que justifica. Romanos 8:33
Dios no acepta acusaciones de pecado en
contra de su pueblo escogido y justificado. ÀPor quŽ no? Porque Cristo les ha
prestado su justicia. Y la justicia perfecta de Cristo no cambia jam‡s. Si se
pudiera perder la justificaci—n, tendr’a que ser por otras causas, pero no por
ser pecador. Pablo dice claramente que Dios no acepta acusaciones de pecado en
contra de sus elegidos. Pablo nunca dijo que los cristianos no tienen pecados,
solamente que los rastros de corrupci—n que quedan en nosotros han dejado de
ser causa de condenaci—n.
De la misma forma en que Abraham lleg— a
ser amigo de Dios....justificaci—n por la fe solamente.
Preguntas
para repasar: Justificaci—n
1. Verdadero o Falso:_____
Dios requiere que la justicia de la ley sea cumplida en nosotros.
2. Verdadero
o Falso:_____ La fe es la base de nuestra justificaci—n.
3. Verdadero o Falso:_____
Dios acepta la fe en Cristo como sustituto para la justicia.
4. Verdadero
o Falso:_____ La palabra justificaci—n
quiere decir Ôser hecho justoÕ.
5. Verdadero o Falso:_____
La justificaci—n es algo que Dios cumple en nosotros cuando recibimos a Cristo
y nunca cambia.
6. Verdadero
o Falso:_____ La justificaci—n es un proceso.
7. Verdadero
o Falso:_____ La santificaci—n es un proceso.
8. Verdadero o Falso:_____
La santificaci—n es s—lo una doctrina te—rica no m‡s, y no tiene aplicaciones
pr‡cticas en la vida del creyente.
9. Verdadero o Falso:_____
Ya que somos justificados por la fe, la ley no sirve para nada.
10. Verdadero o Falso:_____ Era
la intenci—n de Dios de que la justificaci—n fuera para toda la humanidad.
11. El grito de guerra de la Reforma fue
_______________.
12. El sacerdote cat—lico del
siglo XVI que descubri— en la Biblia la justificaci—n por la fe, se llamaba,
________________________.
13. La
doctrina de la justificaci—n por la fe sirve para:
A.
_________________________
B.
_________________________
C.
_________________________
14. Cristo era nuestro
sustituto bajo la ley en dos sentidos: En su ________ y en su __________.
15. Verdadero
o Falso:_____ Es posible que un creyente pierda la justificaci—n.
16. Verdadero o Falso:_____
Dios no acepta acusaciones en contra de su pueblo escogido y justificado.
17. ÀC—mo
se caracterizan los justificados?
Respuestas
a las preguntas: Justificaci—n
1=V; 2=F; 3=F; 4=F; 5=V; 6=F; 7=V; 8=F;
9=F; 10=F; 11=Justificaci—n por la fe 12=Mart’n Lutero; 13=Nos libera de
temores, nos ayuda en oraci—n, nos ayuda a evitar legalismo; 14=Vida, muerte;
15=F; 16=V; 17=Una vida recta
Un cuento:
En una ciudad lejana, viv’a un hombre de
raras combinaciones. Era un famoso escultor y practicaba tambiŽn las artes
marciales. Es preciso mencionar que tanto en la una como en la otra aptitud,
era un verdadero maestro.
Lastimosamente, varios de sus amigos no
lo entend’an. Algunos cre’an que para ser escultor se necesitaba un car‡cter
dulce y manso. El resto pensaba que un karateka deb’a ser un hombre duro y
violento y le ten’an miedo.
Invit— entonces a todos sus amigos.
Quer’a que ellos observaran sus dos habilidades.
Antes de que los amigos llegaran a la
reuni—n, el hombre tom— una masa de barro y la dividi— en dos partes. Con el
primer pedazo molde— una hermosa escultura. Se trataba de un conjunto de
personas, animales y flores en un gran bosque. Pint— la obra de arte y la fragu—
en el horno. Con el otro trozo de barro, construy— un bloque sin forma y
tambiŽn lo coci—.
Los amigos llegaron el d’a acordado y Žl
decidi— sacar primero la escultura.
—ÁQuŽ sensible y dulce eres! ÁTu
obra es muy fina!— exclamaron maravillados los presentes.
Dijo el maestro, —ÁGracias por sus
halagos! Pero en realidad no solamente me dedico a la escultura—. La
contestaci—n del artista dej— perplejos a muchos de sus amigos. Se dirigi— a su
taller y carg—, hasta el lugar donde la gente se hab’a agrupado, el gran pedazo
de barro cocido.
—Existen otras artes que no
requieren sensibilidad— dijo con voz muy profunda. DespuŽs de breves
segundos, lanz— un grito y con su mano extendida rompi— de un solo golpe todo
el bloque solidificado.
Aquellos que asistieron, se dieron cuenta
de lo que el maestro les comunicaba. Verdad que Žl era sensible y dulce, pero
tambiŽn era fuerte. Mejor ser su amigo.
Jehov‡ es como ese artista. Algunos lo
ven como un Padre amoroso que no har’a da–o a nadie; otros lo perciben como un
Dios que establece justicia, castiga y reprende. Sin embargo, ninguno de los
dos grupos piensa correctamente. El Ap—stol Pablo ten’a la idea correcta de
Dios al decir: Mira, pues, la bondad y la
severidad de Dios; Romanos 11:22 En el cuento arriba, el barro moldeado
representa a los elegidos y el bloque sin forma a los reprobados.
Si bien la misericordia de Dios no podr’a
manifestarse sin la existencia de pecadores, tampoco el juicio justo de Dios
podr’a hacerlo sin la existencia de condenados. Debemos amar y temer a nuestro
Dios. La misericordia y la justicia divinas son complementarias; no se
contradicen.
Si un d’a le llega al lector la idea de
provocar una disputa viva entre cristianos, perm’tame ofrecerle una sugerencia:
Exclame esta sola palabra, Ápredestinaci—n!
Para algunos esta palabra es un tesoro
consolador que les ayuda a entender mejor la gracia de Dios. Para otros es la
peor de las calumnias en contra del car‡cter justo de Dios.
La controversia que existe en cuanto a la
predestinaci—n no se encuentra en una falta de evidencias b’blicas. Es
inevitable que sea controversial cualquier cosa que desaf’a la independencia
humana, su orgullo y la supremac’a de su voluntad.
Muchos eruditos en teolog’a b’blica han
observado que...
Las dificultades que
sentimos con respecto a la predestinaci—n no son derivadas de la Palabra. La
Palabra est‡ llena de ella, porque est‡ llena de Dios. Y cuando decimos Dios, hemos dicho predestinaci—n[8].
En realidad, la predestinaci—n es cuatro
veces m‡s f‡cil de comprobar que la misma deidad de Jesucristo. En el Nuevo
Testamento hay m‡s o menos 10 vers’culos que expresan directamente la deidad de
Jesœs. Pero m‡s de 40 expresan la predestinaci—n.
Sin embargo, los mismos cristianos
dispuestos a defender hasta la muerte la Deidad de Jesucristo, luchar‡n con
igual furia para refutar la predestinaci—n. ÀPor quŽ? Como lo expres— un erudito
evangŽlico, J.I. Packer: Ò...la mente carnal del hombre, incluso entre los
salvos, no soporta tener que abandonar la ilusi—n de que ella misma es capit‡n
de su propio destino y due–a de su propia almaÓ[9].
Predestinaci—n quiere decir Ôdestinado antesÕ. Se refiere al arreglo divino de
las circunstancias de la realidad, para cumplir con sus decretos hechos antes
de la fundaci—n del mundo.
La elecci—n se refiere al decreto divino
de crear, de entre la humanidad condenada, a ciertos individuos para ser
beneficiarios del don gratuito de la salvaci—n. Dios hizo esto sin referencia a
los mŽritos, al estado de la voluntad o la fe prevista en los elegidos. Dios no
lo hizo arbitrariamente, sino en base de su gracia.
La reprobaci—n tiene que ver con el
decreto divino mediante el cual Dios deja a una parte de la humanidad pecadora,
siga su camino hac’a la condenaci—n eterna, siendo as’ objetos de la ira
divina.
Dios no los obliga a pecar. Tampoco es el
autor del pecado de ellos. Simplemente les deja continuar hac’a su destino, como
castigo por sus pecados.
Aunque los conceptos de
predestinaci—n y elecci—n son semejantes, no son exactamente iguales. La
elecci—n encierra la decisi—n divina de salvar a algunos; en cambio la predestinaci—n
se refiere al poder de Dios para arreglar las circunstancias a fin de cumplir
con sus decretos.
Supongamos que deseamos que un caballo
pueda correr en c’rculos perfectos. Primero, escoger’amos el caballo. Esto es
la elecci—n. Luego, construir’amos un corral circular para que aprenda a correr
en c’rculos. Esto es la predestinaci—n. El corral representa las circunstancias
de la vida en que ponemos al caballo es exactamente como Dios arregla las
circunstancias de nuestras vidas para asegurar que cumplamos con su decreto
hecho en la eternidad.
La elecci—n es como una luz que ilumina
el significado de la palabra gracia.
Sin ella, la gracia es percibida como la recompensa por alguna actividad o
disposici—n humana y no como la causa de esta disposici—n.
Si la definici—n correcta de la palabra gracia es un favor inmerecido, entonces
la gracia tiene que ser independiente de cualquier actividad humana. El momento
en que aceptamos este concepto, entendemos por quŽ la gracia y la elecci—n son
inseparables. Es il—gico proclamar la doctrina de la salvaci—n por gracia
mientras negamos la de la elecci—n. Pablo expres— esta unidad con estas
palabras:
As’ que tambiŽn aœn en este tiempo ha
quedado un remanente escogido por gracia. Romanos 11:5
La elecci—n es como un
reflector
que ilumina la palabra gracia.
Existen dos argumentos que se presentan
para intentar refutar la doctrina de la elecci—n: el concepto de la justicia y
tambiŽn el concepto de la presciencia. Sin embargo, Žstos se convierten en las
evidencias m‡s fuertes para comprobar la certeza de la predestinaci—n. Son las
pruebas parad—jicas.
Los que se oponen a la predestinaci—n
dicen: La predestinaci—n no puede ser verdad porque Dios ser’a injusto en
escoger a algunos y no a otros. Y si la voluntad de Dios es irresistible, Àc—mo
puede Dios hacerle responsable por el pecado? Pablo anticip— esta objeci—n en
Romanos 9:14-16:
ÀQuŽ pues diremos? ÀQue hay injusticia en
Dios? De ninguna manera. Pues a MoisŽs dice: TendrŽ misericordia del que yo
tenga misericordia, y me compadecerŽ del que yo me compadezca. As’ que no
depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Notemos que en el texto anterior, Pablo
no se disculpa de ninguna manera frente a la objeci—n. Tampoco la contesta.
Pero afirma otra vez el derecho de Dios a tener misericordia, o no, segœn su
criterio. TambiŽn subraya que la elecci—n no depende, ni de la voluntad humana,
ni de sus esfuerzos. ...no depende del
que quiere ni del que corre. v.16
Pablo anticipa aqu’ una objeci—n basada
en el libre albedr’o neutral. Curiosamente, esta anticipaci—n indica que la
predestinaci—n soberana es precisamente lo que est‡ afirmado. Su respuesta, por
lo tanto, suena m‡s como un reproche.
Pero me dir‡s: ÀPor quŽ, pues, inculpa?
porque ÀquiŽn ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ÀquiŽn eres tœ,
para que alterques con Dios? Dir‡ el vaso de barro al que lo form—: ÀPor quŽ me
has hecho as’?
Decir que la elecci—n es injusta, es
altercar con Dios. Pablo entendi— la imposibilidad de satisfacer el orgullo de
los que se creen capaces de encargarse de su propio destino, y Žl se contenta
con reprocharlos con À...quiŽn eres tœ,
para que alterques con Dios?
Decir que la elecci—n
es injusta
es altercar con Dios.
Existe tambiŽn otra respuesta l—gica para
contestar la objeci—n anterior. Todos merecemos la condenaci—n. Si Dios nos
condenara a todos, no har’a injusticia a nadie. ÀPor quŽ inculpar a Dios de injusticia
por salvar a algunos? Varios reciben de Dios misericordia. Otros reciben justicia.
Nadie recibe injusticia.
Dios se reserva para s’ mismo el derecho
de hacer lo que a bien le parece con su propia creaci—n. Dios no se sujeta a
otro criterio que a su propia voluntad. Sus acciones no son susceptibles a las
evaluaciones humanas. La œnica manera correcta de responder a la cuesti—n de la
predestinaci—n es agradecerle a Dios, cerrar la boca y temblar.
Segœn este punto de vista, Dios escogi— a
unos porque ve’a de antemano quiŽnes ser’an las personas que iban a obedecer y a
creer.
Los que sostienen este punto de vista se
basan en dos vers’culos:
Elegidos segœn la presciencia de Dios
Padre en santificaci—n del Esp’ritu, para obedecer... 1Pedro 1:2
Porque los que antes conoci—, tambiŽn los
predestin— para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo... Romanos 8:29
Estos vers’culos podr’an defender, en un
primer an‡lisis, la posici—n en contra de la predestinaci—n, pero m‡s bien
sostienen lo contrario. Es necesaria una pregunta para rescatar el sentido real
de los textos b’blicos: ÀQuŽ es lo que Dios previ— en los hombres?
¥ No pudo ser la fe, porque Žsta se basa
en la predestinaci—n: ... y creyeron
todos los que estaban ordenados para vida eterna. Hechos 13:4. La fe es,
adem‡s, fruto de la gracia de Dios: ... y
los que por la gracia hab’an cre’do. Hechos 18:27
¥ No pudieron ser las buenas obras. Dice Efesios 2:10
que las obras fueron predestinadas al igual que las personas que las ejecutan.
Las buenas obras se basan en la fe y la fe en la predestinaci—n. Porque somos hechura
suya, creados en Cristo Jesœs para buenas obras, las cuales Dios prepar— de
antemano para que anduviŽsemos en ellas.
¥ No pudo ser la buena voluntad porque la
voluntad del pecador no es buena. No hay
quien entienda. No hay quien busque a Dios, Romanos 3:11
En vista de la depravaci—n y la rebeli—n
del hombre, no existe ninguna calidad buena en el pecador para prever. La
palabra presciencia significa aqu’ lo
mismo que pre-ordenaci—n. Es decir, Dios sab’a de antemano a quienes hab’a
escogido para arreglar las circunstancias de sus vidas, a fin de confirmarlos a
la imagen de su hijo.
No existe ninguna
cualidad buena
en el pecador para
prever.
ÀQuŽ significa la palabra presciencia en los vers’culos citados?
La palabra griega traducida presciencia
es proginosko y significa tambiŽn Ôpre-ordenadoÕ.
En los dos vers’culos citados, la obediencia es mencionada como resultado de la presciencia y no la causa de ella. Dice Pedro, ...para obediencia y no ...por obediencia. TambiŽn Pablo expresa
en Romanos 8:29 para que fuesen y no porque vio que eran. Estos dos
vers’culos, entonces, sirven como apoyos a la predestinaci—n en lugar de
refutarla.
Es interesante que en 1Pedro Cap’tulo
Uno, el ap—stol usa esta misma palabra proginosko
relacion‡ndola con la venida de Jesœs, y se traduce destinado antes. (v.20) ...ya
destinado antes de la fundaci—n del mundo, pero manifestado en los postreros
tiempos... Ser’a absurdo decir que Dios el Padre simplemente previ— que
Jesœs iba a venir. Igual con Hechos 2:23 ...a
este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios...
Aqu’, la frase, anticipado conocimiento,
es esta misma palabra griega, traducida como presciencia en 1Pedro1:2.
Queda claro de que la palabra presciencia significa Ôpre-ordenaci—nÕ
cuando se usa en el sentido de la actividad divina. Esa palabra apoya, y no
refuta la predestinaci—n.
Es interesante que en las Escrituras no
existe ninguna concordancia entre la elecci—n y el conocimiento previo que Dios
tiene de la reacci—n de la gente. Por ejemplo, Jesœs dijo:
Porque si en Tiro y en Sid—n se hubieran
hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido
en cilicio y ceniza. Mateo 11:21
Si aquellas poblaciones pod’an arrepentirse,
Àpor quŽ no envi— Dios un profeta para predicarles? Simplemente porque no eran
escogidos.
Dios escogi— a Israel como pueblo suyo
aunque conoc’a de mucho antes su rebeld’a.
Todo el d’a extend’ mis manos a un pueblo
rebelde y contradictor. Romanos 10:21
Dios escogi— a Israel a pesar de su prevista reacci—n negativa:
...no ha desechado Dios a su pueblo al
cual desde antes conoci—. Romanos 11:1
Dios escoge a Ezequiel y lo env’a a los jud’os,
aunque le anunci— el rechazo del pueblo a su mensaje. ÀPor quŽ Dios actœa de
esta manera? Porque los jud’os de esa Žpoca fueron escogidos como pueblo
nacional de Dios, no en base a sus reacciones o actitudes sino en base a la
voluntad divina.
En 1Corintios 2:7-10, Pablo asegura que
Dios ha predestinado para nosotros una sabidur’a especial, pero escondida para
los pr’ncipes de este mundo. Dios sab’a que si la hubiese revelado a los
pr’ncipes de la Žpoca de Cristo, no habr’an crucificado a su Hijo. ÀPor quŽ,
entonces, Dios no revel— su verdad a los poderosos? Simplemente porque ten’a
esa sabidur’a predestinada para nosotros y no para aquellos.
Dios no fundamenta sus decisiones en la
reacci—n prevista del hombre porque nadie busca a Dios de todas formas. Dice Romanos
10:20:
Fui hallado de los que no me buscaban; me
manifestŽ a los que no preguntaban por m’.
Incluso la l—gica nos ayuda a entender
por quŽ la presciencia no explica la elecci—n. Todos sabemos que Dios es
todopoderoso y omnisciente. Es obvio, pues, que cualquier cosa que Dios ve de
antemano es tambiŽn predestinada. Si Dios es todopoderoso puede impedir que
acontezca cualquier cosa contraria a su voluntad.
Ejemplo: Supongamos que Dios prevŽ que el
Se–or Fulano naciera en circunstancias que le provocaran rechazar a Cristo. Si
Dios quisiera que fuese salvo, podr’a cambiar esas circunstancias de manera que
tenga otra influencia. No se puede escapar de la conclusi—n. Si Dios no cambia
esas circunstancias, es porque el Se–or Fulano no es elegido. As’, la œnica
manera de usar la objeci—n basada en presciencia, es negar que Dios es todopoderoso.
El Cap’tulo Nueve de Romanos contiene las
evidencias m‡s din‡micas sobre la elecci—n porque est‡ dedicado exclusivamente
a este tema. Por esta raz—n, lo estudiaremos cuidadosamente.
Pablo expone sus razones por medio de
tres ejemplos gr‡ficos: Jacob y Esaœ, el Fara—n y el alfarero.
Pablo insiste en dos conceptos: la
elecci—n nacional y la elecci—n personal. Utiliza la primera para explicar la
segunda. Es importante aclarar que Pablo no se refiere œnicamente a la elecci—n
nacional. Los versos 6 al 8 aclaran que el Ap—stol centra su mensaje en la
elecci—n individual:
...no todos los que descienden de Israel
son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos...Esto es,
no los que son hijos segœn la carne son los hijos de Dios, sino los que son
hijos segœn la promesa son contados como descendientes.
Se subraya lo mismo en vers’culo 27 para
hacer una distinci—n entre jud’os salvos y jud’os perdidos.
Si fuere el nœmero de los hijos de Israel
como la arena del mar, tan solo el remanente ser‡ salvo... v.27
En el vers’culo 11, Pablo toma como
ilustraci—n una historia del Antiguo Testamento para explicar la elecci—n divina:
Épues no hab’an aœn nacido, ni hab’an
hecho aœn ni bien ni mal, para que el prop—sito de Dios conforme a la elecci—n
permaneciese, no por las obras sino por el que llama.
Jacob y Esaœ eran gemelos. Sin embargo,
antes de que nacieran, Dios ya hab’a escogido a Jacob en lugar de Esaœ, sin
tomar en cuenta las caracter’sticas previstas en ellos.
Si Dios hubiese escogido a Jacob porque
vio de antemano que ten’a un coraz—n sensible a las cosas espirituales, el
vers’culo deber’a decir: Ò...para que el prop—sito de Dios permaneciese segœn
un buen coraz—n y no segœn el que llamaÓ. Es claro que la base de la elecci—n
no fue ninguna cualidad prevista en Jacob.
Pablo enfatiza el v’nculo entre el amor
divino y la elecci—n en el vers’culo 11:
A Jacob amŽ, m‡s a Esaœ aborrec’.
Dios ama por su libre elecci—n, no por
mŽrito alguno de los elegidos. Su amor es una fuerza poderosa y personal que le
empuja a buscar, salvar y preservar a los elegidos. El es el Pastor que busca a
la oveja perdida.
Su amor es activo, no pasivo; personal y
no general; voluntario y no forzado.
Jacob y Esaœ son s’mbolos de los elegidos
y de los reprobados. El ama a los elegidos y aborrece a los reprobados.
Esta interpretaci—n
representa uno de los tres puntos de vista b‡sicos con respecto al tema
delicado y complejo del amor de Dios. Estos tres tratan con ciertas preguntas
claves: ÀA quiŽnes ama Dios? ÀQuŽ distinciones existen relativas a las
diferentes clases de individuos? Estas dos preguntas pueden ser resumidas en
dos elementos: Extensi—n del amor, y clase de amor.
ÀAma Dios a todos por igual? ÀAma tanto a
Hitler en el infierno como al Ap—stol Juan en el cielo; a Fara—n tanto como a
MoisŽs? ÀEs el amor de Dios tanto universal como equivalente?
La existencia de textos como Romanos 9:13
hace este concepto problem‡tico. Aun si recibimos la universalidad del amor
divino, es claro que no es equivalente. No existen formas de tomar la frase, A Jacob amŽ y a Esaœ aborrec’ e
interpretarla como que Dios am— a Esaœ tanto como a Jacob. Aun si la palabra aborrec’ significara un amor inferior,
como algunos han dicho, esto no alivia la distinci—n. Peor todav’a, el profeta
Malaqu’as indic— que el aborrecimiento divino hacia Esaœ result— en una
aniquilaci—n total de su descendencia. Es un poco dif’cil imaginar la
aniquilaci—n total como una expresi—n de amor.
Aun el vers’culo famoso Juan 3:16, De tal manera am— Dios al mundo..., no
apoya el punto de vista universalista. Incluso si se podr’a mostrar que la
palabra ambigua mundo significara Ôtodo
ser humanoÕ, nada indica que el amor de Dios es equivalente para todos.
De igual forma, nosotros podemos
verificar con una concordancia que la Biblia nunca habla del amor de Dios
excepto en referencia al pueblo de Dios. Tampoco se pueden evitar los textos
que indican un amor particular para los elegidos. ...escogidos de Dios santos y amados...Colosenses 3:12 Porque conocemos
hermanos amados de Dios vuestra elecci—n; 1Tesalonisenses 1:4
Cierta vez, una mujer fue a hablar con el
famoso predicador ingles, Carlos Spurgeon. Le dijo que le molestaba la
afirmaci—n, Ém‡s a Esaœ aborrec’. Ella
pensaba que Dios amaba a todos por igual. La respuesta de Spurgeon fue: ÒEso no
es lo que me molesta, se–ora. Lo que me molesta es c—mo pod’a Dios amar a
Jacob...siendo que Jacob no lo merec’aÓ.
Es muy valioso proclamar el amor de Dios
como uno de sus atributos principales, mientras estŽ equilibrado con la
santidad de Dios y el se–or’o de Cristo. De otro modo, tal proclamaci—n puede
producir en la mente del oyente un concepto de Dios como un gran abuelito
celestial que nunca har’a da–o a nadie; que tiene un amor pasivo y frustrado;
amando a todos en general sin amar a nadie en particular; un Dios impotente y
frustrado que espera en vano que el hombre responda a sus rogativas. Tal
concepto agrada mucho al hombre moderno, porque no representa ningœn peligro.
No es por nada que vivimos en una
generaci—n que no teme a Dios.
En el Nuevo Testamento, los ap—stoles
predicaron el arrepentimiento ante Dios y la fe en el Se–or Jesucristo, pero
reservaron el mensaje de amor mayormente para los creyentes. (Algunos textos
sobre este punto son: Sal 5:5; Pr 15:9; Jn 13:1; Jn 14:21,23; Rom 1:7; Rom 11:28;
2Tes 2:13; Heb 12:5,6; Sant 2:5)
Un tercer punto de
vista argumenta que Dios ama al mundo entero en su capacidad de Creador, pero a
sus hijos en su capacidad como Padre. Su amor como Creador se extiende a todos
porque sus hijos tambiŽn son parte de su creaci—n. Es decir, elegidos= amor paternal;
reprobados= amor del Creador.
Este concepto se basa mayormente en que
Dios tiene ciertas bendiciones para todos sin distinci—n ninguna. Estas
bendiciones incluyen la preservaci—n de la raza (1Timoteo 4:10), lluvia y
cosechas para todos (Mateo 5:45), y provisi—n de habitaciones para los pueblos
varios (Hechos 17:26). En la teolog’a, llamamos estas bendiciones gracia comœn para distinguirla de la gracia especial, es decir, la salvaci—n.
Estas bendiciones comunes, comparadas con
el amor particular divino para los elegidos, han guiado a algunos te—logos a
crear esta distinci—n en el amor de Dios.
ÁQue consuelo profundo para los elegidos
el conocer que Dios los ama con un amor especial y eterno! Packer lo expresa as’:
Ningœn cristiano verdadero
duda de que Dios lo ama. Pero la cantidad de amor que Žl siente estar‡
principalmente determinada por su concepto de c—mo y cuando le lleg— el amor de
Dios. Si Žl siente que la decisi—n divina fue condicional, dependiente de su
aceptaci—n a Dios, entonces Žl puede imaginar que el amor de Dios tambiŽn es
condicional. El amor significar‡ que es el resultado de un contrato ofrecido
por Dios. ÒYo te amarŽ primeroÓ, dice Dios, Òy si me amas a m’ tambiŽn, entonces
te amarŽ m‡s todav’a[10].
En su libro
sobre la elecci—n, Kenneth John lo expresa as’:
Pero si uno cree que Dios lo
ha amado con un amor eterno, y por lo tanto lo ha escogido y lo ha llamado, el
sentido del amor es m‡s profundo. Porque ya tenemos un amor que floreci— antes
de que tomara lugar la reconciliaci—n. Tenemos un amor que no fue dependiente
de un Òarreglo Tenemos un amor id—neo, incondicional e irresistible. Es
inexhaustible en sus dimensiones[11].
Regresando ahora al tema principal,
precisemos sobre Romanos 9:16:
As’ que no depende del que quiere, ni del
que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Este vers’culo tal vez es el m‡s
importante en todo el cap’tulo. Con la frase, As’ que, Pablo introduce una conclusi—n devastadora.
La elecci—n no tiene ninguna base en la
voluntad humana. Tal vers’culo deja en vano todo intento de argumentar en favor
del poder de la voluntad humana como base de la elecci—n. Sin embargo, Pablo
nunca niega la existencia de la voluntad humana, ni comenta sobre sus
habilidades. El pasa por alto la cuesti—n, e indica que la voluntad humana no
tiene nada que ver con el asunto. Para Žl, tal discusi—n ser’a como disputar
sobre la calidad de un cimiento puesto para una casa, aunque la casa nunca sea
construida sobre esa base.
La elecci—n no tiene
base alguna
en la voluntad humana.
Pablo presenta aqu’ la dif’cil doctrina
de la reprobaci—n, segœn la cual Dios
ha pasado por alto a algunos en el decreto de la elecci—n. Si Dios elige a
algunos para la salvaci—n, es evidente que existen otros que no son escogidos.
Aunque la elecci—n y la reprobaci—n son
las dos caras de la predestinaci—n, no funcionan igual. En la elecci—n, Dios
cambia la mente para disponerle a aceptar la salvaci—n en Cristo. En la reprobaci—n,
Dios no necesita actuar en el hombre porque Žste ya est‡ dispuesto a pecar sin ninguna
ayuda.
En ƒxodo, unos cuantos
vers’culos dicen que Dios endureci— el coraz—n del Fara—n; otros, que Fara—n
endureci— su propio coraz—n. ÀCu‡l afirmaci—n es correcta? Ambas. Dios endurece
el coraz—n del reprobado al confrontarlo con la verdad. Fara—n reaccion— de
acuerdo con su naturaleza pecaminosa y endureci— su propio coraz—n.
Dios no hace ninguna injusticia a los
reprobados. ƒl permite que tengan lo que m‡s desean...el pecado. Ellos desean
que Dios se aparte y no los moleste. Es una paradoja que algunos reciben de
Dios lo que m‡s desean, y lo lamentar‡n por toda la eternidad. Otros reciben de
Dios lo que menos deseaban, hasta que Dios les da nuevos deseos, y ser‡n
agradecidos para siempre. No es una injusticia. Es una justicia poŽtica.
Recordemos que cada uno de nosotros
merec’a el mismo destino del Fara—n. Antes de acercarnos a Cristo, todos
ten’amos un coraz—n duro. La diferencia est‡ en la misericordia de Dios y no en
la superioridad moral de los elegidos.
De manera que de quien quiere tiene misericordia,
y al que quiere endurecer, endurece. Romanos 9:18
Los que se oponen a la doctrina de la
predestinaci—n, creen que la ilustraci—n de Pablo no se puede aplicar a la
situaci—n humana. Piensan que el hombre tiene voluntad y pensamiento,
caracter’sticas superiores a las que puede poseer un simple vaso de barro.
Sin embargo, Pablo no niega que el hombre
tenga voluntad; simplemente rechaza la idea de que la voluntad humana sea la
base de la elecci—n.
Dios, quien es el alfarero, prepara vasos
para deshonra como una demostraci—n del justo juicio de Dios; y vasos para
honra a fin de expresar la gloria de su gracia.
Los contrastes son obvios: El amor y la
misericordia de Dios hacia los elegidos son eternos. Su ira hacia los
reprobados tambiŽn. Estos dos grupos est‡n en los extremos de la eternidad y
nunca se reconcilian. Todo ser humano es uno de los dos vasos.
Una vez m‡s el orgullo humano es
derribado, y la verdad triunfa: Nosotros existimos para Dios y no Žl para nosotros.
Todas las bendiciones espirituales que
nos llegan tienen su causa en que Dios nos escogi— antes de la fundaci—n del
mundo. As’, la elecci—n es la causa, y las bendiciones espirituales son el
efecto. Una de estas bendiciones es la santidad. ...para que fuŽsemos santos y sin mancha delante de Žl, (v.4). Pablo no nos concede el
lujo de poner al revŽs el orden de las cosas e imaginar que la santidad
prevista en nosotros es la causa de nuestra elecci—n. Si fuera as’, tendr’amos
que decir que Dios nos puso en Cristo porque vio que Žramos santos, no porque
vio que Žramos pecadores. Tendr’amos as’ un evangelio de elecci—n por mŽritos,
no por gracia.
ÀCu‡les son estos? Santidad (v.4), amor
de Dios (v.5), adopci—n (v.5), aceptaci—n completa (v.6), redenci—n por la sangre
(v7), sabidur’a e inteligencia espiritual (v.8), conocimiento de la voluntad de
Dios (v.9), herencia en el cielo (v.11), sellados con el Esp’ritu Santo (v.13).
El primer argumento dice: La elecci—n mencionada aqu’ se refiere al plan divino de
incluir a los gentiles en la oferta de la salvaci—n, no a la elecci—n de
individuos espec’ficos. El problema con tal interpretaci—n es que Pablo no era
gentil. Era jud’o. Pero persisti— en usar nuestros
y nos y el plural de verbos como tuvimos herencia y d‡ndonos. Se incluy— Žl mismo en el plan de la predestinaci—n. Mas,
en el vers’culo 13 dice: tambiŽn
vosotros... Eso muestra que no estaba pensando en los gentiles
espec’ficamente hasta el vers’culo 13. Entre los vers’culos 1 a 12, estaba
pensando en los creyentes en general, no en los gentiles solamente.
El segundo argumento asegura que las frases en
Cristo y en Žl quieren decir que
Dios sab’a que estar’amos en Cristo y que en base a ello nos escogi—.
Pero la fe salvadora es en s’ misma una
obra de la gracia de Dios basada en la predestinaci—n, y es adem‡s, una
bendici—n espiritual segœn Hechos 13:48—
...y creyeron todos los que estaban
ordenados para vida eterna.
L—gicamente, la frase en Cristo tiene que ser un resultado de
la elecci—n y no la causa de ella. Si fuera de otro modo, el texto deber’a
leerse, Òescogido por ser en Cristo y
no escogido en CristoÓ.
El orden correcto que establece Efesios
Uno es: La voluntad de Dios produce la gracia. La gracia produce la elecci—n.
La elecci—n produce fe, santidad, redenci—n y toda otra bendici—n espiritual.
Nuestra salvaci—n es como un anillo de
diamante con muchas facetas. La base del anillo es la elecci—n que sostiene
todo el diamante. La base tiene que ser bien preparada antes de que la joya sea
montada. De la misma manera, era necesario que el decreto de la elecci—n
precediera todo otro aspecto de nuestra salvaci—n. Veamos otras facetas de la
salvaci—n, fuera de Efesios Uno, que hablan de la precedencia de la elecci—n:
¥ La elecci—n precede a la fe salvadora. ...y
creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Hechos 13:48
¥ La elecci—n precede a las buenas obras:
...creados en Cristo Jesœs para buenas obras, las cuales Dios prepar— de
antemano para que anduviŽsemos en ellas. Efesios 2:10
¥ La elecci—n precede a los pactos:
Hice pacto con mi escogido; Salmos 89:3
¥ La elecci—n precede a la llamada
eficaz: Y a los que predestin—, a estos tambiŽn llam—; Romanos 8:30
El conocimiento de nuestra elecci—n es
una fuente inagotable de gozo. Sus beneficios pr‡cticos y profundos nos
conducen a la alabanza de su gracia y produce estabilidad como ninguna otra
ense–anza puede hacerlo (Efesios 1:6; 2Pedro 1:10).
...la obra de vuestra fe, del trabajo de
vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Se–or
Jesucristo. Porque conoc’amos, hermanos amados de Dios, vuestra elecci—n; 1Tesalonisenses
1:3-4
Pablo sab’a que esos hermanos eran
elegidos porque reconoci— en ellos estas tres virtudes principales: Fe, amor y
esperanza. Reconoc’a que el desarrollo de estas cualidades caracteriza a los
elegidos.
Si bien la voluntad de Dios es que
tengamos seguridad de nuestra elecci—n, dicha confianza no viene f‡cilmente. Se
necesita diligencia para practicar las virtudes arriba mencionadas. Referente a
estas virtudes, Pedro exhorta: ... tanto m‡s procurad hacer firme vuestra
vocaci—n y elecci—n; porque haciendo estas cosas, no caerŽis jam‡s. 2Pedro 1:10
Algunos incrŽdulos, por medio de su
voluntad, alcanzan cierto progreso en el desarrollo de tales virtudes. A pesar
de su esfuerzo, su interŽs tiene un fin y regresan a su naturaleza pecaminosa.
Un proceso de perfecci—n a largo plazo es solo posible por el poder del
Esp’ritu Santo. Es en este proceso largo que se distinguen los elegidos.
Los textos de Pablo y Pedro nos ayudan a
reafirmar nuestra elecci—n. El progreso espiritual para la gloria de Dios es la
confirmaci—n del decreto divino.
La doctrina de la predestinaci—n expone
la cuesti—n central en lo de la salvaci—n: ÀCon quŽ contribuye el hombre para
su salvaci—n?
La naturaleza humana presupone que la salvaci—n
es una obra mutua y cooperativa entre Dios y el hombre. El hombre a–ade su
parte y Dios responde con la gracia, de manera que la gracia no es soberana.
Muchas opiniones difieren acerca de lo que el hombre debe contribuir. Algunos
quieren contribuir buenas obras, penitencias, etc. Otros insisten en que tal
evangelio de obras no es b’blico porque nuestra contribuci—n debe consistir en
nada m‡s que buena voluntad para que Dios reciba mayor gloria.
Un sutil autoenga–o se esconde aqu’. El
punto central no es lo que contribuyen,
sino que no pueden contribuir nada, en
absoluto, ni buena voluntad.
La predestinaci—n nos lleva a una
confrontaci—n con nuestra naturaleza corrupta, con nuestra incapacidad total y
con un Dios realmente soberano. Es un asalto sin tregua en contra del orgullo y
autosuficiencia humanas. Es un asalto que la mente carnal no puede tolerar. La
elecci—n nos agarra por la nuca y nos obliga a hacer frente a esta realidad:
Dios es soberano en la salvaci—n.
Pregunta 1: En 2Pedro 3:9 leemos, ...no queriendo que ninguno perezca. ÀNo
contradice esto la idea de la elecci—n?
El contexto del vers’culo comprueba la
elecci—n en lugar de refutarla. En el vers’culo 8, encontramos que los
destinatarios de la carta de Pedro son los elegidos: Mas, oh, amados....
Los amados de Dios son, segœn Colosenses 3:12, los elegidos.
Adem‡s, Àde quŽ promesa escribe Pedro en
el vers’culo 9? El vers’culo 10 revela que la promesa es la segunda venida de
Cristo, el D’a del Se–or. No es la oferta de una salvaci—n para toda la
humanidad, es la promesa de liberaci—n para la iglesia de Cristo.
Pedro exhorta en este pasaje a los cristianos
que se turban porque Cristo tarda en regresar. Les recuerda que todo tiene un
prop—sito y que cuando el œltimo miembro de la iglesia de Cristo estŽ a–adido,
el Se–or volver‡.
TambiŽn existe una falla de l—gica en la
objeci—n. Si Dios deseara que ningœn ser humano perezca, Àpor quŽ no env’a a
Cristo inmediatamente? ÀO es que acaso Dios ha olvidado que cinco millones de
ni–os nacen en el mundo cada d’a y que muchos de Žstos no ser‡n salvos?
Por lo tanto, segœn el contexto y la
l—gica, la œnica interpretaci—n posible de la frase no queriendo que ninguno
perezca, es la intenci—n divina de redimir a todos los elegidos y no a la
humanidad en general.
Tratemos de explicar 2Pedro 3:9 con
frases entre parŽntesis:
El Se–or no retarda su promesa, [de
la venida de Cristo], segœn algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros [los
elegidos], no queriendo que ninguno [de los elegidos] perezca, sino
que todos [los elegidos] procedan
al arrepentimiento.
Pregunta 2: Pablo afirma en 1Timoteo 2:4 que Dios ...quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. ÀNo sugiere esto
que Dios quiere que todos se salven, y por lo tanto, que la elecci—n y la reprobaci—n
son falsas?
El contexto de la frase todos los hombres, sacar‡n a la luz la
interpretaci—n correcta. En el vers’culo 1, Pablo exhorta a Timoteo a orar por
todos los hombres; luego, en el vers’culo 2, a–ade que se refiere a los reyes y
los que est‡n en eminencia. Pablo le pide a Timoteo que no limite sus oraciones
a los pobres, sino que extienda su visi—n a las clases gobernantes tambiŽn.
Vemos, de esta manera, que la frase todos los hombres significa Ôtodos sin
distinci—n de clasesÕ y no Ôtodos sin excepci—n de personasÕ.
La expresi—n todos los hombres se repite cientos de veces en las Escrituras. En
menos del diez por ciento de los casos, significa Ôtoda la humanidadÕ.
Normalmente significa Ôtoda clase de personasÕ.
Otro texto que nos ayuda a entender este
vers’culo es Tito 2:11. Pablo dice: Porque la gracia de Dios se ha
manifestado para salvaci—n a todos los hombres. El mensaje de Jesucristo no
hab’a sido revelado a los chinos o los aztecas. Pablo se refiere a la
universalidad del evangelio que trasciende barreras raciales y culturales.
Finalmente, en el vers’culo 7, Pablo
revela su pensamiento acerca de todos los hombres al decir: ...fui
constituido predicador y ap—stol y maestro de los gentiles... Para Pablo, todos los hombres significa Ôgentiles
tambiŽnÕ y no Ôlos jud’os solamenteÕ.
Pregunta 3: Si la elecci—n es verdad, Àpor quŽ evangelizar?
Predicamos el evangelio porque Dios nos mand—
a hacerlo. Aunque Dios es todopoderoso, y puede salvar a quien Žl quiera y de
la manera que quiera, puso su palabrapara salvar a los elegidos.
Pregunta 4: Si la elecci—n es verdad, Àpor quŽ
orar para que Dios salve a las almas?
Si la salvaci—n dependiera de la voluntad
del hombre, Àpor quŽ orar a Dios? No podr’a hacer nada. Estar’a en el cielo
esperando pasiva e impotentemente que el hombre decida.
Dios nos pide oraci—n y la usa para
cumplir con sus prop—sitos.
Aunque la Biblia es la historia de los
decretos electivos de Dios, las limitaciones de este estudio impiden el
an‡lisis de todos los textos que evidencian la elecci—n.
Recomendamos al estudiante evitar un
error comœn en el estudio de este tema; perderse en los detalles y olvidar el
patr—n de la Biblia en su totalidad. Este patr—n b’blico es sencillo: Dios, por
su voluntad soberana, escogi— a un pueblo para la salvaci—n, sin tomar en
cuenta sus mŽritos. Con este pueblo, Dios instituy— un pacto de gracia, provey—
un sacrificio de sangre para confirmar el pacto y los preserv—. El orden y el
patr—n queda as’: Elecci—n, pacto, sacrificio, preservaci—n. Cualquier otro
intento de orden es error.
Es positivo para el estudiante investigar
los pactos, el sacrificio eficaz de Cristo, los consejos divinos y la
incapacidad total humana, para saber c—mo se relacionan estas doctrinas con la
elecci—n.
(Algunos otros textos individuales a
estudiar sobre la elecci—n son: Jn 13:18; Mc 13:20; Rom 11:5; 1Cor 1:27-28; Ti 1:1;
1Tes.1:4; 2Tes 2:13; 2Tim 1:9)
La Biblia es la
historia
de los decretos electivos de Dios.
Preguntas
para repasar: Elecci—n
1. La elecci—n es
controversial porque: (Marque uno)
A.
Existen pocas evidencias b’blicas para ella.
B.
El orgullo humano se rebela en contra de ella.
C.
Esa doctrina deshonra a Dios.
2. La predestinaci—n quiere decir
___________________.
3. La
elecci—n quiere decir ___________________.
4. Verdadero o
Falso:______ Las palabras predestinaci—n
y elecci—n son semejantes pero no
exactamente iguales.
5. Verdadero o
Falso:______ Los que niegan la doctrina de la elecci—n, no entienden el
significado de la gracia.
6. Las
dos pruebas de paradoja son:
A._________________________________
B._______________________
__________
7. ÀEn
quŽ texto anticipa Pablo la objeci—n basada en injusticia?
8. La œnica
doctrina correcta acerca de la elecci—n es la que tienta al hombre a decir, __________________________.
9. Pablo
contest— a la objeci—n basada en injusticia por: (Marque uno)
A. Disculparse frente a la objeci—n.
B. Contestar a la objeci—n por una
explicaci—n detallada.
C. Afirmar el derecho de Dios para hacer lo
que quiere con lo Suyo.
10. Decir
que Dios es injusto en la elecci—n, es nada menos que _______________.
11. En la elecci—n, unos
reciben ________________, otros la _________, pero nadie recibe la
_________________.
12. La palabra presciencia quiere decir
_____________________.
13. Hay tres cosas que Dios
no pod’a ver de antemano en el pecador como causas de elecci—n, porque todas
son obras de la gracia. Estas son:
A.
_______________________________
B.
_______________________________
C.
_______________________________
14. Por la l—gica de los
contextos en que la palabra presciencia
consta respecto a las actividades divinas, ella no puede significar otra cosa
que _________________.
15. Verdadero o Falso:______
En las Escrituras existe una conformidad exacta entre la elecci—n y la manera
en que Dios ve que la gente va a responder.
16. Para afirmar la objeci—n
basada en presciencia, se tiene que negar uno de dos atributos importantes de
Dios. Estos son:
A.
_______________________________
B.
_______________________________
Preguntas
sobre Romanos Nueve
17. Romanos
Nueve contiene tres ilustraciones de la elecci—n. Estos son:
A.
_______________________________
B.
_______________________________
C.
_______________________________
18. Verdadero o Falso:______
En la primera ilustraci—n, Pablo habla solamente de la elecci—n personal.
19. Algunos dicen que en
Romanos Nueve, Pablo est‡ hablando de la elecci—n nacional y no de la elecci—n
personal. Algunas refutaciones son:
A.
________________________________________
B.
________________________________________
20. Jacob
y Esaœ son s’mbolos, respectivamente, de los__________
y
de los __________.
21. Verdadero o Falso:______
Dios escogi— a Jacob y no a Esaœ, porque vio de antemano que Jacob tendr’a un
buen coraz—n.
22. Verdadero o Falso:______
Dios tiene un amor particular para los elegidos que no tiene para la humanidad
en general.
23. El
amor de Dios es ____________y no ________________.
24. El vers’culo m‡s
importante en Romanos Nueve para mostrar que la elecci—n no tiene ninguna base
en la voluntad humana es _______________.
25. En la segunda
ilustraci—n, la de Fara—n, se revela la doctrina de la____________.
26. Explica en tus propias
palabras por quŽ la elecci—n y la reprobaci—n no funcionan igual. ___________________________________________________
27. Verdadero o Falso:_____
En la tercera ilustraci—n, Pablo niega categ—ricamente que el hombre tiene una
voluntad.
28. El reprobado existe para
demostrar __________. El elegido existe para demostrar___________________.
29. Verdadero o Falso:_____
La prioridad m‡xima en la mente de Dios es el beneficio del hombre.
Preguntas
respecto a Efesios Uno
30. Todas
las bendiciones espirituales nos llegan porque: (Marque uno)
A.
Dios nos eligi— antes de la fundaci—n del mundo.
B.
Dios nos vio en Cristo de antemano.
C.
Somos evangŽlicos.
31. ÀCu‡les son algunos de los beneficios
espirituales concedidos a los elegidos?
32. Dos
de los argumentos usados por los oponentes en contra de la predestinaci—n, que
tratan de basar en Efesios Uno son:
A.__________________
B.__________________
33. Verdadero o Falso:_____ La
frase escogido en Cristo quiere decir
Ôescogido porque est‡bamos en CristoÕ.
Preguntas
sobre reprobaci—n
34. Verdadero
o Falso:_____ La doctrina de la reprobaci—n es agradable al hombre.
35. Para
reprobar a una persona, Dios: (Marque uno)
A.
Le obliga a pecar, aunque el pecador quiera o no.
B.
Le tienta.
C.
Le deja en el estado pecaminoso que el pecador mismo ha escogido.
36. Verdadero o Falso:______ Dios no hace
ninguna injusticia a los reprobados.
37. Verdadero
o Falso:______ Dios es pasivo en la reprobaci—n.
38. Dios
endurece los corazones de los reprobados al: (Marque uno)
A. Esconder de ellos la verdad del evangelio.
B. Presentarles la verdad, dej‡ndoles actuar
de acuerdo con la misma naturaleza pecaminosa de ellos.
C. No hacerles caso.
39. Verdadero
o Falso:_____ Dios da el don de fe a todos.
40. Verdadero
o Falso:_____ Dios siempre obra para la salvaci—n de todos.
Respuestas
a las preguntas: Elecci—n por gracia
1=B; 2=Destinado antes; 3=Decreto divino
escoger algunos para salvaci—n; 4=V; 5=V; 6=Objeci—n basada en justicia y
objeci—n basada en presciencia; 7=Romanos 9; 8=Esto no parece justo; 9=C;
10=Altercar con Dios; 11=Misericordia, justicia, injusticia 12=Saber antes;
13=A, Fe, B. Buenas obras, C. Buena voluntad; 14=Pre-ordenado; 15=F; 16=Omnipotente;
omnisciente; 17=Jacob y Esaœ; el Fara—n; barro y alfarero; 18=F; 19=A. Las
naciones se componen de personas. B. En el texto, se refiere a individuos.
20=Elegidos, reprobados; 21=F; 22=V; 23=Particular, universal; 24=v.16;
25=Reprobaci—n; 26=Ver texto; 27=F; 28=La justicia de Dios, La misericordia de
Dios; 29=F; 30=A; 31=Santidad, amor, adopci—n, redenci—n, sellados. Ver Ef 1;
32=A. Se refiere al plan de Dios para incluir a los gentiles; Dicen que en
Cristo significa que Dios previ— que ’bamos a aceptar a Cristo; 33=F; 34=F;
35=C; 36=V; 37=F; 38=B; 39=F; 40=F
En la parte anterior vimos que la
humanidad se divide en dos grupos: Los elegidos y los reprobados. Vimos que los
reprobados sirven como ejemplo de la justicia divina. La cuestión que vamos a
considerar ahora es: ¿Mandó Dios a Jesucristo con el propósito de salvar
también a los reprobados?
La respuesta es obvia. Dios es demasiado
sabio para mandar a Cristo a salvar a los que no ha elegido. Dios mandó a
Cristo para salvar a los elegidos solamente.
La muerte de Jesús garantizó la salvación
de todos los elegidos. Su muerte cumplió todas las condiciones, tales como la
fe, la obediencia, el arrepentimiento y la perseverancia, de manera que el
hombre no contribuye en nada. La fe y la obediencia de los elegidos provienen
de la cruz, no del libre albedrío de ellos.
Por lo tanto, la frase sacrificio eficaz significa que la cruz
cumplió con el propósito para el cual se realizó. Si decimos que un martillo es
eficaz, se entiende que introduce clavos en las tablas. Si decimos que un
detective es eficaz, se entiende que cumple bien con su trabajo. Lógicamente, no
podemos decir que una cosa es eficaz si no cumple con su propósito. Si perecen
algunos por los cuales Cristo murió, no podemos decir que fue un sacrificio
eficaz.
Otro nombre para esta doctrina es redención particular, o expiación limitada, porque significa que
el sacrificio de Jesús tenía como propósito salvar a unos individuos en
particular, y no a toda la humanidad en general. En cambio; la doctrina de que
Cristo murió con la intención de salvar a toda la humanidad, se llama expiación universal.
Antes de proceder con este estudio,
tenemos que clarificar un malentendido: La cuestión de la suficiencia de la
cruz para todos, nunca ha sido un punto de desacuerdo entre los cristianos. El
sacrificio de Cristo contenía suficiente virtud y poder para salvar hasta un
universo lleno de pecadores, incluso al diablo y todos los demonios,... si esa
hubiera sido la intención del Padre. La cruz no es limitada en su poder salvífico.
Esta cuestión trata con dos preguntas
inseparables: ¿Por quiénes vino Cristo a morir? Y, ¿qué efecto tenía su sacrificio
en ellos?
Es importante porque se centra en nuestra
seguridad de la salvación. Si la salvación en parte depende de lo que el hombre
contribuye, entonces no podemos tener ninguna seguridad de la vida eterna. Si
la fe y la obediencia de los elegidos se atribuyen a la voluntad humana, y no a
la eficacia de la cruz, entonces Cristo es un salvador a medias. En tal caso,
no merece toda la gloria.
Antes de la Reforma, los que enseñaron
que Cristo vino solamente por los elegidos fueron llamados eruditos johanian, porque se basaban mucho en el Evangelio de San
Juan. También se llamaban agustinianos porque San Agustín, del siglo V, fue uno de los teólogos que enseñaba de manera
sistemática las doctrinas de la gracia. La doctrina correcta que ellos
enseñaban acerca de la redención, puede ser deducida por las siguientes
consideraciones:
• Cristo
vino para cumplir con la voluntad del Padre.
Porque he descendido del cielo, no para
hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Juan 6:38
• La voluntad del Padre era de salvar solamente a los que le dio.
Y esta es la voluntad del Padre, el que
me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite
en el día postrero. Juan 6:39
Había cumplido con éxito la obra que el Padre le había dado.
Yo te he glorificado en la tierra; he
acabado la obra que me diste que hiciese. Juan 17:4
La conclusión lógica es que Cristo vino a
salvar los que el Padre le dio, no al mundo entero, y que cumplió con este
propósito. Su ministerio no fue un intento a medias frustrado de salvar a los
que pudiera. Su cometido fue cumplido en forma total.
En este capítulo Jesús revela que vino
para dar su vida por las ovejas. ...y pongo mi vida por las ovejas. v.15
Durante un culto cristiano,
un hermano se levantó y testificó que el Señor le había cambiado de cabra a
oveja. Sus intenciones eran buenas, pero la ilustración tenía un defecto: Las cabras
nunca cambian a ovejas ni las ovejas en cabras. Son especies diferentes. Muchas
desgracias les pueden pasar a las ovejas. Pueden perderse, ensuciarse, ser
robadas, heridas o morir. Pero nunca cambian a cabras.
En esta ilustración la limitación y la
eficacia del sacrificio de Cristo se revelan. Primero, Jesús percibe a las
ovejas como suyas antes de que viniera para salvarlas. Yo he venido para que
tengan vida..., v.10. Suyas eran. Pero estaban muertas.
Además, Cristo comunicó su vida a las
ovejas a través del sacrificio de su vida por ellas. ...el buen pastor da su
vida por las ovejas, v.11.
Notemos que Cristo nunca dice: “Yo vine para dar mi vida tanto por las cabras
como por las ovejas”.
Pero, ¿no tienen las ovejas que creer?
Cierto. Sin embargo, la fe no es la causa para que sean ovejas. La fe es un resultado de ser oveja, no la causa. Veamos versículo 26:
...pero vosotros no creéis, porque no
sois de mis ovejas...
Miremos cuidadosamente a este versículo.
Jesús no enseña aquí que somos ovejas porque creemos. Dice que creemos porque
somos ovejas. La fe es dada a las ovejas de Dios. No es la fe que las hace
ovejas.
Subraya Packer:
El poder salvífico de la
cruz no depende de que la fe sea añadida a ella; este poder salvífico es tal
que la fe fluye de ella
[1]
.
Finalmente, la vida eterna es dada a las
ovejas, (versículo 28). No es por recibir la vida eterna que se hacen ovejas,
pues ya eran ovejas.
¿Qué determina que algunos sean ovejas y
a otros no? ¿Su propia fe? ¿Su libre albedrío? No. Son ovejas por decreto electivo del Padre.
La frase de Jesús, los que el Padre me dio se cita a menudo en Juan, y contesta a la
pregunta central, ¿para salvar a quiénes vino Cristo?
Sigue con tu Biblia el análisis de los
versículos siguientes:
Se puede sacar de este texto ciertas
conclusiones típicas de todo el Evangelio de San Juan.
Primero, pertenecimos a Dios Padre por un
decreto divino, antes de pertenecer a Cristo. Todo lo que el Padre me da,
vendrá a mí, v.37. Esta frase, los que el Padre me da es la clave para
entender todo el Evangelio de San Juan. Dios entregó a Cristo ciertas personas
como obsequios, para que Cristo los salve. No mandó el Salvador para salvar a
los que pudiera, sino solamente a los que el Padre le dio.
Segundo, todos los que el Padre le dio,
vendrán a Cristo. ¿Cómo vendrán? El Padre los traerá (v.44). No vendrán por su
propia cuenta, porque no pueden.
Tercero, la voluntad del Padre determina
todo. Cristo sabe que la voluntad del Padre se cumplirá. En el versículo 39,
Cristo indica el contenido de esta voluntad: Que de todo lo que me diere, no
pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Es imposible que alguno
de los que el Padre dio a Cristo se pierda, porque una voluntad irresistible
cumplió la salvación de ellos gracias a un salvador infalible.
Con términos similares, Packer subraya,
Cristo no ganó una salvación
hipotética para creyentes hipotéticos, una mera posibilidad de salvación para
quien posiblemente crea, sino una salvación real para su propio pueblo escogido
[2]
.
El versículo 44 es un resumen de todo el
discurso de Jesús en este pasaje, y merece atención especial. Contiene casi
todas las doctrinas de la gracia que estamos estudiando.
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que
me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
En una sola frase brillante, Jesús
declara varias doctrinas de la gracia:
• Que el hombre es totalmente incapaz de escoger a Cristo por su
propia iniciativa, incapacidad total humana.
• Que es el poder del Padre solamente el que trae a los hombres a
Cristo y que el Padre vence la
resistencia natural del pecador, llamada
eficaz.
• Que todos los que el Padre trae, son invariablemente salvados y
preservados hasta la resurrección de los justos, regeneración soberana y seguridad de los elegidos
[3]
.
Análisis de Juan 17
Esta oración sacerdotal de Jesús, antes
de ir a la cruz, nos revela mucho en cuanto a las intenciones de Dios a mandar
a Cristo a la tierra. ¿Cuáles eran estas intenciones? Las cumplió Cristo en
parte o en su totalidad?
v.2 - Cristo tiene toda potestad sobre
todos. Esto indica que la carnalidad humana no se puede resistir la voluntad de
Cristo. De acuerdo con la voluntad del Padre, Cristo da la vida eterna a todos
los que el Padre le ha dado. La frase clave los que me diste se repite siete
veces en este capítulo.
v.4 - Cristo cumplió con la obra que el
Padre le dio. Algunos han preguntado, ¿Por qué Cristo no salvó al mundo entero?
Si ésa hubiera sido la obra que el Padre le encargó, la habría cumplido.
v.6 - Cristo manifiesta al Padre
solamente a quienes el Padre le dio.
v.9 – Si Cristo vino a salvar al
mundo entero, ¿por qué no oró por todos? Pero se negó a orar por todo el mundo.
Oró por los elegidos solamente.
v.11 - Cristo ruega que el Padre preserve
a los que le dio. ¿Contesta el Padre a las oraciones de Jesús? (Ver Juan 11:41)
v.12 - Ninguno de los que Cristo guarda,
se pierde. Él guarda a todos los que el Padre le dio. ¿Hablaba de los doce
discípulos solamente? (v.20) Guardados del mal (v.15), santificados (v.17),
enviados al mundo (v.18), unidos en Dios (v.21), la gloria de Dios en ellos (v.22),
estar siempre con Cristo (v.24).
v.23 - El amor particular de Dios para
los elegidos. Dios ama a los elegidos, igual como Cristo.
v.24 - Cristo oró para que aquéllos que
el Padre le dio, estén con él para siempre.
Si creemos que la intercesión de Cristo
es eficaz, entonces los elegidos recibirán del Padre estos beneficios por los
cuales Cristo oró.
Somos un obsequio del Padre a Cristo.
Dios mandó a Jesús con el propósito de asegurar la salvación de todos los que
el Padre le dio. Cristo proveyó una redención cierta y eficaz por su muerte en
la cruz y por su ministerio de intercesión.
Con su poder irresistible, el Padre trae
a los elegidos a Cristo. Los regenera y los preserva infaliblemente para su gloria.
Pablo afirma, sin ambigüedad alguna, la
imposibilidad de que se pierda alguien por quien Cristo murió, pues la cruz es
sacrificio eficaz. Veamos en Romanos 8:32-34:
El que no escatimó ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas
las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros.
Con su poder
irresistible,
el Padre trae a los
elegidos a Cristo.
Según versículo 32, los beneficios del
sacrificio de Cristo alcanzan invariablemente a aquellos por los cuales Cristo
fue entregado. La frase todos nosotros se entiende en el contexto como todos los creyentes. Se refiere a los
predestinados, llamados y justificados (v.30); a los que tienen el favor de
Dios (v.31); a los elegidos (v.33); a los que no son condenados (v.34); a los
que Dios ama y preserva (v.35-39).
En versículo 33, Pablo indica que Dios no
recibe acusaciones en contra de sus elegidos porque los justifica, ya que
Cristo murió por ellos.
En versículo 34, es imposible que se
condenen aquellos por los cuales Cristo murió, resucitó e intercede.
Por este texto vemos que el concepto del
sacrificio eficaz no es una fantasía filosófica, ni fruto de razonamientos
teológicos. Es una doctrina que Pablo expresa sin la menor ambigüedad.
Imagínese estar de pie frente a una casa
con un plano arquitectónico en la mano. La casa es bonita. La estructura es
lógica. Todo es funcional y normal.
Pero la casa no corresponde con el plano.
Las ventanas son diferentes. La puerta está en otro lado. Es obvio que el plano
es para otra casa.
El Antiguo Testamento es el plan de la
redención divina, y se cumple en el Nuevo Testamento. Podemos estudiar la
redención en dos perspectivas: Estudiando las historias del Antiguo Testamento,
podemos predecir qué clase de redención veremos en el Nuevo. O, por estudiar el
Nuevo Testamento, podemos predecir qué clase de historias veremos en el
Antiguo.
Supongamos que la redención bíblica fuera
como lo siguiente:
Dios quiso salvar a todos.
Mandó a Cristo a morir en la cruz por ellos. Esto creó un pacto de gracia para
todos los que quieren entrar por su libre albedrío. Al creer, entran en el
pacto donde tienen la salvación garantizada, a condición de que sigan
contribuyendo con su buena voluntad y obediencia evangélica.
¿Es así la redención bíblica? Al existir
esta posibilidad, debemos leer en el Antiguo Testamento lo siguiente: Dios amó
a todas las naciones, y quiso hacer pacto con todas ellas. Sacrificó un cordero
para que las naciones que tienen buena voluntad puedan entrar por su libre
albedrío. Mandó profetas por el mundo entero, a los romanos, chinos, aztecas,
etc., invitándolos a entrar en su pacto. Pero el único pueblo que quiso entrar,
fue un pueblito amable, generoso, lindo y muy obediente, llamado los judíos.
¿Es este el plan de redención que vemos
tipificado en el Antiguo Testamento?
¿Qué leemos realmente en el Antiguo
Testamento? Vemos que todas las naciones estaban perdidas en la idolatría y
depravación. Sin embargo, Dios escogió a un pueblo por pura elección soberana.
Estos eran los judíos. Lo hizo por su gracia, no a causa de méritos ni
obediencia previstos en ellos. Dios hizo con ellos un pacto. Para ratificar ese
pacto, instituyó el sacrificio de un cordero. Este sacrificio sirvió para ellos
solamente, y no para ninguna otra nación. Por medio de este sacrificio, Dios
hizo aceptable al pueblo elegido.
Por este esquema de arriba, podemos
deducir la clase de redención que se debe encontrar en el Nuevo Testamento.
Dios tiene un pueblo elegido por su gracia, sin méritos previstos en ellos.
Dios hizo pacto con sus elegidos, y mandó a Cristo para confirmar este pacto,
con el sacrificio de sí mismo. Por medio de este sacrificio, Dios salvó a todos
los elegidos.
¿Cuál de estos dos esquemas es bíblico?
Notemos el orden de eventos: Primero, Dios eligió a un pueblo para sí. Luego,
hizo un pacto eterno con ellos. Y finalmente proveyó un sacrifico para
confirmar el pacto y santificar a estos. Si el sacrificio sirvió para confirmar
un pacto con sus elegidos y santificarlos, entonces el sacrificio no es
universal, sino particular.
Porque esto es mi sangre del nuevo pacto
que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Mateo 26:28
El sacrificio de Cristo
es
particular, no
universal.
La palabra muchos no quiere decir ‘todos’. La sangre que derramó Cristo era pacto
en mi sangre. Si solamente los
elegidos participan en el pacto, y si Cristo derramó su sangre para confirmar
el pacto, entonces Cristo murió sólo por los elegidos.
Cuánto más la sangre de Cristo...limpiará
vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Así que,
por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la
remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados
reciban la promesa de la herencia eterna. Hebreos 9:14-15
Cristo es
mediador del nuevo pacto para los que son llamados a ello. Note aquí la llamada
eficaz. Su sangre limpia las conciencias de ellos, y reciben la promesa de una
herencia eterna. El poder y la limitación de su sacrificio se ven claramente
expresados aquí. Murió para garantizar la limpieza de todos los llamados a una
herencia eterna.
Jesucristo es nuestro Sumo sacerdote. El
ministerio del sacerdocio judío consistía en dos actividades: Primero, ofrecer
sacrificios por los pecados del pueblo. Segundo, interceder por ellos, en base
de los sacrificios ofrecidos.
Había pues, una ligadura inseparable
entre el sacrificio ofrecido, y las personas por las cuales el sacerdote
intercedía. Nunca intercedía por alguien sin hacer sacrificio por él. Nunca se
hizo sacrificio por alguien sin interceder por él.
Supongamos que fueras transportado en el
tiempo hace 2.500 años atrás. Al entrar en el templo de Jerusalén para mirar
los ritos, observas que frente al altar un sacerdote está degollando un cordero.
Le preguntas: —Señor sacerdote, ¿por qué mate ese cordero?— El
sacerdote contesta: —Porque tengo que entrar al altar para interceder por
una familia que ha pecado. Jehová no me permite entrar sin la sangre del
cordero—. Al instante comprendes que el cordero fue sacrificado por esa
familia.
Supongamos ahora, que regresas al día
siguiente, pero llegas tarde. El cordero ha sido sacrificado y el sacerdote ya
está en el templo orando. Te preguntas, “¿Por quiénes fue sacrificado este
cordero? Supongo que nunca lo sabré, porque el sacerdote ya entró en el
templo”.
De repente piensas, “Si puedo oír al
sacerdote orando, sabré por quienes fue sacrificado el cordero”. Rápido, corres
detrás del tabernáculo y acerca el oído a la pared. Oyes al sacerdote que dice:
“Señor, perdona los pecados de la familia de Josías, y ten misericordia de
ellos”. Ya sabes que el cordero fue inmolado por la familia de Josías, porque
sabes que el sacerdote sólo intercede por quienes fue sacrificado el cordero.
¿Cómo corresponde esto al ministerio de
nuestro sumo sacerdote, Jesucristo? Vamos a la pared a escuchar otra vez. Pero
esta vez, no estamos escuchando a un sacerdote humano, sino a Jesucristo mismo,
en su ministerio de intercesión:
Yo ruego por ellos; no ruego por el
mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, Juan 17:9
Si Cristo murió con la intención de
salvar a todos, ¿por qué no oró por todos? Pero si intercede por algunos, es
porque su sacrificio fue eficaz solamente para ellos.
Juró el Señor, y no se arrepentirá, Tú
eres sacerdote para siempre...Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor
pacto. Hebreos 7:21-22
Los razonamientos teológicos no son las
únicas evidencias disponibles para comprobar nuestra doctrina. Las Escrituras declaran
que Cristo vino a salvar:
A su
pueblo: ...y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. Mateo 1:21
A las
ovejas: …y pongo mi vida por las ovejas. Juan 10:15
A su iglesia: ...la
iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Hechos 20:28
A los
elegidos: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. Romanos 8:32-33
A los
que participan en el pacto: ...es mediador de un nuevo pacto para que...los llamados reciban la
promesa de la herencia eterna. Hebreos
9:15
A
aquellos por los cuales intercede: ...no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos
son, Juan 17:9
A los
que el padre le dio: De los que me diste, no perdí ninguno. Juan 18:9
Dado que algunos serán eternamente salvos,
y otros no, tiene que haber alguna limitación en el sacrificio de Cristo. De
otra manera, todos serían salvos.
Todo cristiano evangélico cree, por lo
tanto, en un sacrificio limitado de Cristo. Pero diferimos respecto a los
parámetros del mismo.
¿Dependerá la eficacia de la cruz de la
acción cooperativa del hombre? O, ¿Dependerá la acción cooperativa del hombre
de la eficacia de la cruz? Si fuera el primero, el poder de la cruz sería
limitado y el sacrificio no sería eficaz ni completo.
En cambio, si los beneficios de la cruz
llegan infaliblemente a todos aquellos por los cuales Cristo se
entregó, es claro que fue para algunos solamente y garantiza la cooperación de
aquellos. Es un sacrificio digno de confianza porque resulta en una seguridad
de salvación absoluta. Reflexiona el autor Kenneth Craig:
La cruz, libre para atraer
por su propio poder, permanece como el imán de las almas de los hombres
[4]
.
Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. 1Corintios 2:2
Para los que han entendido por primera
vez la doctrina del sacrificio eficaz, se presenta un problema. Se sienten
restringidos al decir a un incrédulo, Cristo murió por ti. Y tienen razón. Es
una restricción. Si no podemos andar diciendo a la gente sin discriminación, “Cristo
murió por ti”, qué pues debemos decirles?
Anota Packer esta tensión:
Deseamos magnificar la
gracia salvadora de Dios y el poder salvífico de Cristo. Así declaramos que el
amor redentor de Dios se extiende a todos, y que Cristo murió para salvar a
todos, y proclamamos que la gloria de la misericordia divina se mide por estos
hechos. Y luego, a fin de evitar el universalismo, tenemos que desvalorizar
todo lo anterior, explicarlo que, después de todo, nada de lo que Dios y Cristo
han hecho puede salvarnos, a menos que añadamos algo a ello. El factor decisivo
que realmente nos salva es nuestra propia fe. Sin querer, insinuamos que Cristo
nos salva con nuestra ayuda; o más bien, que nosotros nos salvamos a nosotros
mismos con la ayuda de Cristo. Esto suena vacío
[5]
.
La respuesta a este dilema es una bella
paradoja. El propósito de nuestra doctrina no es limitar nuestra predicación,
sino provocarnos a enfocar nuestra predicación en el poder de la cruz, donde Cristo derramó su sangre como el cordero de
Dios para perdonar el pecado de sus elegidos.
Tenemos en la cruz una salvación segura, un
salvador soberano que salva hasta lo último, que causa una reconciliación total
con un Dios infinitamente santo, que perdona todo pecado, que nos incorpora en
un pacto eterno y una cruz que nos preserva hasta la gloria. Así predicaron los
apóstoles.
En cambio, la doctrina de expiación
universal tiene contradicciones serias, que pueden causar que una persona
pensante rechace el evangelio.
Primero, si Cristo murió con intención de
salvar a todos, entonces, no cumplió con el más mínimo porcentaje de su intención.
Es un salvador con poco éxito. ¿Cómo se podría confiar en tal salvador?
Segundo, no se podría predicar que la
cruz es poderosa, si fuera el hombre, y no Dios, quien la hace funcionar.
Tercero, no se podría predicar de un Dios
soberano, si él es impotente para salvar a los que desea salvar.
Finalmente, no existiría en tal cruz
ninguna seguridad de salvación para nadie, porque no contendría ningún don de
perseverancia. Si tal perseverancia proviene de los esfuerzos del cristiano, y
no de la cruz, tendríamos un evangelio de méritos.
Un incrédulo inteligente, al oír que
Cristo murió para salvar a todos, pero que pocos serán salvos, concluirá al
instante que no está oyendo de un salvador soberano. Entendería que tal cruz no
tiene poder en sí misma para convertir, preservar y glorificar a nadie.
Afortunadamente, la mayoría de la gente no es tan reflexiva. No se dan cuenta
de las contradicciones en la predicación moderna. Dios usa tal predicación de
todos modos, para salvar a sus elegidos.
Cuando prediques la cruz, di que Jesús es
un salvador eficaz. Su cruz garantiza una salvación segura para todo creyente.
Es la certeza de la perfección futura. Explícales que las palabras finales de
Cristo, consumado es, significan una
salvación completa a la cual no se puede contribuir con nada. Todo es por
gracia.
Pregunta 1: El concepto de propiciación para todo el mundo parece ser pregonado
en 1Juan 2:2:
Y él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
¿No refuta esto el concepto de un sacrificio limitado para los elegidos?
Este versículo es considerado el baluarte
de la doctrina de la expiación universal.
Explica, supuestamente, que la muerte de Cristo expió no sólo los pecados de
los cristianos, sino también de todos los perdidos. La palabra nuestro, se refiere a todos los cristianos,
y todo el mundo, se refiere a todos los perdidos.
Depende de las reglas de interpretación
bíblica, si esta interpretación es correcta o no.
Primero, hay que definir exactamente las
palabras dadas. ¿Qué significa la palabra propiciación?
Significa ‘apaciguar la ira’. Es usada unas cinco veces en el Nuevo Testamento
para indicar que la ira de Dios se apacigua respecto al pecado. Según 1Juan 2:2,
la ira de Dios está apaciguada.
Pero si la ira de Dios está apaciguada para
todos en el mundo entero, ¿qué de los cientos de versículos en toda la Biblia
que hablan de la ira de Dios hacia los pecadores? ¿Qué de la ira de Dios en el
Apocalipsis, que se derramará sobre todo el mundo? El sacrificio de Cristo no
apaciguó la ira de Dios hacia todo el mundo, porque de otro modo nadie sería
condenado.
La palabra propiciación se usa en Romanos 3:25 para mostrar que la ira de Dios
está apaciguada solamente hacia los que son justificados por la fe en Cristo.
En 1Juan 2:2, el apóstol está diciendo
que la ira de Dios es apaciguada hacia los hermanos a los cuales escribe, y
también hacia todos los hermanos en el mundo entero. Otra interpretación nos
guía inevitablemente a la conclusión de que todos serán salvos, porque Dios no
está enojado con nadie.
Segundo, ¿quiénes eran estos hermanos a los cuales Juan escribió? Esta
epístola se dirige a los cristianos judíos. Esto no se puede negar, porque en
Gálatas 2:9, vemos que Juan era un apóstol para los judíos. Además, en 1Juan 2:7
leemos de un mandamiento divino que los oyentes tenían desde el principio. Sólo
los judíos tenían mandamientos de Dios, no los gentiles.
Los Hechos de los Apóstoles nos indica
que los judíos cristianos del primer siglo tendían a olvidar que los creyentes
gentiles eran aceptados en Cristo igual que ellos. Se sentían superiores debido
a su ancestro judío. Juan, en esta epístola, les declara que Cristo murió por
los hermanos esparcidos en el mundo entero, igual como por los creyentes judíos.
Sigue abajo un análisis del uso bíblico
de las palabras mundo y todo el mundo, para comprobar que no se
significan ‘todo ser humano’:
• Creyentes en el mundo: Lu 2:1; Jn 12:19
• Incrédulos en el mundo: Jn 15:18; 16:20; 17:14; 2Ped 2:5; 1Jn 5:19;
Apoc 3:10; 13:3; 16:14
• El universo: Hch 17:24
• Gente de varias clases en el mundo: Jn 1:29; Jn 1:10
• El público en general: Jn 7:4; 12:19; 14:22
Entre las 105 veces que San Juan usa la
palabra mundo en sus escritos, en
sólo 11 casos es posible que signifique todo ser humano. Incluso en estos
casos, tal interpretación es dudosa. La regla básica de interpretación de las
palabras bíblicas consiste en que el significado mayor de una palabra es el
correcto en cualquier versículo, si el contexto no obliga a otra
interpretación.
Pregunta 2: Existen textos que usan la palabra todos, refiriéndose al sacrificio de Cristo. Ejemplos: el cual quiere que todos los hombres sean
salvos y vengan al conocimiento de la verdad...el cual se dio a sí mismo en
rescate por todos... 1Timoteo 2:4,6 Otros
son: Hebreos 2:9 y 2Corintios 5:14-15. ¿Cómo concuerda esa palabra con la idea
del sacrificio eficaz para los elegidos?
Nunca hemos negado la suficiencia teórica
de la cruz del Calvario para salvar a toda la humanidad. Lo único que hemos
negado es que ésta fuera la intención divina. Sin embargo, es fácil mostrar que
la frase todos y todos los hombres, en los textos arriba mencionados, no significan ‘toda
la humanidad sin excepción’. Enfoquemos mayormente en 1Timoteo 2:4,6 porque los
mismos argumentos que usamos para este texto son válidos también para los demás
textos.
La
palabra todos los hombres en este
caso quiere decir, ‘todos sin distinción de clase o raza’, no ‘todos sin excepción de persona’. El contexto y un estudio de esta frase a través de la Biblia lo
confirma.
La frase todos los hombres aparece cientos de veces en la Biblia. En menos
del 10% de los casos, puede decir ‘todo ser humano que ha existido’.
Normalmente quiere decir: ‘toda clase de gente’.
Un ejemplo de esto es Tito 2:11, Porque la gracia de Dios se ha manifestado
para salvación a todos los hombres. Al momento en que Pablo escribió esto,
la gracia de Dios no había sido manifestada a todos los hombres. ¿Estaba Pablo
exagerando? No. Simplemente decía que el evangelio es universal, y que
transciende los límites de culturas y razas. Dios tiene elegidos entre las
naciones también, no solamente entre los judíos.
Otro ejemplo es Hechos 2:17, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne... En el día de Pentecostés, no toda la humanidad recibió el Espíritu. Toda clase de gente, sin distinción de edades
o estado social.
¿Existe algo en el contexto de 1Timoteo Capítulo
Dos, donde indica que debemos ignorar 90% de las evidencias bíblicas respecto
al uso de la frase todos los hombres?
Al contrario, el contexto muestra limitaciones muy estrechas respecto a este
versículo. Notemos versículos 1 y 2, ...oraciones...por
todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia... Pablo tiene en mente a las autoridades civiles. Dios también tiene un pueblo
elegido entre los reyes y los nobles. Los hermanos judíos como Timoteo, no
tenían el hábito de orar por reyes paganos.
Pablo revela en el versículo 7, que tiene
en mente también a los gentiles cuando decía todos los hombres en el contexto.
El mensaje del capítulo es que Dios quiere salvar gente de toda clase, algunos
reyes, y no solamente a los pobres. A algunos gentiles y no judíos solamente.
Nada en el contexto confirma que Dios quiere que todo ser humano sea salvo.
Sigue a continuación un estudio breve
sobre el uso bíblico de las palabras todos y todo hombre:
• Todos los creyentes: 3Jn 12; Hch 17:31; Hch 2:45; 1Cor 7:7; Rom 16:19
• Todos los incrédulos: Lu 21:17; Apoc 19:18; 2Tim 4:16
• Gente de toda clase: Es decir, gente sin excepción de clase,
pero no sin excepción de persona. Mc 1:37; Lu 3:15; Jn 3:26; 13:35; Hch 2:17;
21:28; 2Co 3:2; 2Tim 4:16; Ti 2:11
• Todos los presentes: Mc 5:20; Hch 4:21; 20:19; 20:26
Pregunta 3: Si
el sacrificio eficaz es la doctrina correcta, entonces ¿No es Dios insincero al
ofrecer la salvación a todos en base del sacrificio de Jesús?
Esta pregunta contiene presuposiciones:
• Que el evangelio es una oferta solamente, y no también un
mandamiento con autoridad.
• Que es ofrecido a todos los hombres.
• Que es una condición de salvación creer que Jesús murió
personalmente por nosotros.
Estas presuposiciones son algo
defectuosas. ¿Por qué?
El evangelio no es una oferta solamente,
sino también un mandamiento de arrepentimiento. Así que, arrepentíos y
convertíos para que sean borrados vuestros pecados...Hechos 3:19
En nuestro siglo, se predica un Dios
pasivo, esperando humildemente que responda el libre albedrío del hombre. Dios
presenta su caso frente al orgullo humano y ofrece el evangelio al gusto del
hombre como si fuera algún producto en el mercado. Verdad que debemos invitar a
la gente que vengan a Cristo, y hacerlo con compasión. Pero a la vez, cuidemos
de no ahogar la autoridad de nuestro Señor soberano con una inundación de
sentimentalismo moderno y de presuposiciones humanistas. Por ejemplo:
• Dios nunca ha ofrecido el evangelio a
toda la humanidad.
La mayoría de la humanidad ya ha muerto
sin haber oído de Jesucristo. Frente a esta realidad, es difícil explicar por
qué Dios, siendo soberano, mandó a Cristo a morir por todos y luego ocultar a
muchos el conocimiento de ello.
• Creer que
Jesús murió por uno, no es una condición de salvación.
¿Dónde dice en la Biblia que es necesario
creer que Cristo murió personalmente por uno como condición de salvación? ¿Qué
apóstol predicó esto a algún incrédulo? Es verdad que predicaron a Cristo
crucificado. Pero nunca predicaron que uno tiene que creer que Cristo murió por
uno a fin de ser salvo.
Dios no requiere un entendimiento del
sacrificio de Cristo como condición de salvación. Simplemente requiere que
creamos en él. La única condición es la fe en Cristo. Un entendimiento de la
expiación del Señor es para los que ya son salvos.
Tenemos que evitar imponer condiciones
sobre la gente que Dios no requiere. El evangelio bíblico es sencillo, bello,
suficiente y eficaz. ¡Prediquémoslo como tal!
Preguntas
para repasar: Sacrificio eficaz
1. Verdadero o
Falso:_____ La muerte de Cristo cumplió todas las condiciones de salvación por
los elegidos, excepto la fe y la obediencia.
2. Otros
nombres para nuestra doctrina son _______ ________o __________.
3. La expiación universal significa que
Cristo murió por: (Marque uno)
A.
Los elegidos solamente
B.
Toda la humanidad
4. La
expiación particular significa que Cristo murió por: (Marque uno)
A.
Los elegidos solamente
B.
Toda la humanidad
5. Explica en tus
propias palabras por qué esta doctrina es importante.
______________________________________________________________
6. Verdadero o
Falso:_____ Conversión a Cristo significa que Dios cambia cabras a ovejas.
7. Cristo
vino a dar su vida por las _____________, según Juan 10.
8. ¿Cómo
comunicó Cristo su vida a las ovejas?
9. Verdadero o
Falso:_____ La fe de los creyentes es resultado de ser ovejas, no la causa de
que sean ovejas.
10. Verdadero
o Falso:_____ Nos hacemos ovejas del Señor a recibir la vida eterna.
11. Llegamos
a ser ovejas del Señor por: (Marque uno)
A. Una decisión de nuestro libre albedrío.
B. Por nuestra fe en Cristo.
C. Por un decreto eterno de Dios el Padre en
darnos a Cristo.
12. La
frase clave para entender el Evangelio de San Juan es ________________.
13. Verdadero o Falso:_____
Pertenecimos a Dios el Padre por un decreto divino, antes de pertenecer a
Cristo.
14. Un
análisis de Juan 6:37-45,65 nos revela tres verdades importantes. Estas son:
A.____________
B.____________
C.____________
15. ¿Cuáles de
nuestras doctrinas de la gracia son comprobadas por Juan 6:44? ______________________________________________________________
16. ¿En qué capítulo de la
Biblia se encuentra la oración sacerdotal de Jesús antes de ir a la cruz? __________________________
17. Según
Juan 17, a quiénes da Cristo la vida eterna? _______________________
18. Cristo
cumplió con: (Marque uno)
A.
Toda la obra que el Padre le dio.
B.
Parte de la obra que el Padre le dio.
C.
Lo que pudo, según la cooperación de los hombres.
19. Cuando Cristo dijo que
preserva a todos los que el Padre le dio, estaba hablando de: (Marque uno)
A.
Los doce discípulos solamente.
B.
Todos los creyentes de todas las épocas.
C.
Los que se mantienen fieles por su libre albedrío.
20. ¿La gran
imposibilidad que Pablo expuso en Romanos 8:32-34 consiste en que?
______________________________________________________________
21. En Romanos 8:33, Pablo
indica que Dios no recibe acusaciones en contra de sus elegidos justificados
porque:
A. Dios solo justifica a los que sabe de
antemano van a ser fieles.
B. Cristo murió por ellos
C. Son merecedores.
22. Verdadero o Falso:_____
Nuestra doctrina es producto de razonamientos teológicos solamente, porque no
está expresada claramente en la Biblia.
23. El patrón bíblico de la redención
sigue tres pasos específicos en los dos Testamentos. Estos son: ___________,
______________, _______________.
24. ¿De
quiénes es Cristo mediador del nuevo pacto, según Hebreos 9:14-15?
______________________________________________________________
25. Los dos aspectos del
ministerio sacerdotal de Cristo, al igual que el de los sacerdotes judíos en el
Antiguo Testamento son:
A.
__________________
B.
__________________
26. Verdadero o Falso:_____
Como fiel Sumo sacerdote, Cristo intercede solamente por aquellos por los que
hizo sacrificio.
27. Verdadero
o Falso:_____ Cristo intercedió por la salvación del mundo.
28. Llene
los espacios blancos siguientes:
A. Según Mateo1:21, Cristo murió por
_______________.
B. Según Juan 10:15, Cristo murió por
______________ .
C. Según Efesios 5:25, Cristo murió por _______________.
D. Según Hebreos 9:15 Cristo murió por
_______________.
E. Según Juan 17:9 Cristo intercede
por ______________.
29. La conclusión lógica de
la doctrina de la expiación universal, si fuera verdad, nos llevaría
invariablemente a la conclusión de que ____________________.
30. El hecho de que no toda
la humanidad se salva, nos lleva a la conclusión de que la cruz tiene una de
dos limitaciones: (Marque uno)
A.
Limitación de eficacia
B.
Limitación de extensión
31. La
palabra propiciación quiere decir
______________.
32. La
interpretación correcta de 1Juan 2:2 es: (Marque uno)
A. Cristo apaciguó la ira de Dios hacia toda
la humanidad.
B. Cristo apaciguó la ira de Dios hacia
todos los creyentes en el mundo entero.
C. Cristo no apaciguó la ira de Dios hacia
nadie.
33. Verdadero o Falso:_____
La palabra mundo, o todo el mundo en la Biblia, normalmente
se refiere a todo ser humano que existe.
34. En
la Biblia las palabras todos o todos
los hombres, normalmente quiere decir:
A.
Todo ser humano que ha existido.
B.
Algunos seres humanos de toda clase.
C.
Todos los gentiles pero no todos los judíos.
35. Verdadero o Falso:_____
La doctrina de la expiación universal, en realidad contiene más limitaciones
que la expiación limitada.
Respuestas
a las preguntas: Sacrificio eficaz
1=F; 2=Redención particular; Expiación limitada;
3=B; 4=A; 5=Ver el texto 6=F; 7=Ovejas; 8=Dio su vida por ellas; 9=V; 10=F;
11=C; 12=Los que el Padre me dio; 13=V; 14=Primero, pertenecimos a Dios por un
decreto divino antes de pertenecer a Cristo; Segundo, todos los que el Padre le
dio, vendrán a Cristo; Tercero, la voluntad de Dios determina todo;
15=Incapacidad total humana; llamada eficaz; regeneración soberana; seguridad
de los elegidos; 16=Cap.17; 17=Los que el Padre le dio; 18=A; 19=B; 20=Aquellos
por los cuales Cristo murió pueden ser condenados; 21=B; 22=F; 23=Elección, pacto,
sacrificio; 24=Por los llamados; 25=A. Sacrificio B. Intercesión; 26=V; 27=F;
28=A. Su pueblo, B. Las ovejas, C. Su iglesia, D. Los llamados, E. Los que el
Padre le dio; 29=Todos serán salvos; 30=B; 31=Apaciguar la ira; 32=B; 33=F;
34=B; 35=V
¿Cuál iglesia es la verdadera? Esta pregunta
se oye a menudo cuando testificamos a la gente sobre la salvación. Algunas se
declaran la única, fuera de la cual no hay Salvación. Todas las sectas se
declaran la verdadera iglesia.
Un análisis de los textos bíblicos nos
revela algo sorprendente. La iglesia de Cristo consiste en un organismo
invisible, no una organización visible. su formación es espiritual, no
material. Ser miembro de una iglesia bíblica no es garantía de ser miembro de
la verdadera iglesia de Cristo.
Igualmente, es posible ser miembro de una
iglesia local que no forma parte de la iglesia de Cristo, siendo a la vez
miembro de la verdadera iglesia de Cristo invisible. Todo esto puede parecer
confuso, hasta que analicemos lo que queremos decir con el título de este
artículo.
La iglesia de Cristo
es un organismo invisible;
no una organización visible.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin
de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios… Efesios 4:11-13
Primero, la iglesia de
Cristo tiene oficiales. Estos son apóstoles, profetas predicadores, evangelistas,
pastores y maestros (v.11). Sirven para preparar a los cristianos para
ministrar a la humanidad, y llevar a los creyentes a la unidad de la fe con un
conocimiento preciso del Señor Jesucristo (v.12-13). Es interesante notar que
en estos textos Pablo no menciona ni papas, ni cardenales, ni sacerdotes como
oficiales de la iglesia.
Sin embargo, sería un error suponer que
la iglesia de Cristo es principalmente una organización. Los versículos
siguientes indican una verdad de suprema importancia: La iglesia de Cristo es
un organismo, no una organización. Es un cuerpo, cuya única cabeza es Cristo.
...aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, Efesios 4:15 Nadie
tiene derecho de tomar para sí este título.
La iglesia de Cristo consiste en todos
los que son salvos por la fe en Cristo. En Hechos 2:47 leemos:
Y el Señor añadía cada día a la iglesia
los que habían de ser salvos.
Así, se ve que todos los que son salvos,
y ellos solamente, forman parte de la iglesia de Cristo. En 1Corintios 1:2
leemos:
A la iglesia de Dios que está en Corinto,
a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en
cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y
nuestro.
Según este texto, la iglesia de Dios
consiste en personas santificadas en Cristo, que fueron llamadas por Dios a una
vida santa, que oran en el nombre del Señor Jesús, y que reconocen su señorío.
Esto es distinto a una asistencia ocasional a los cultos con algunas prácticas
religiosas.
Bajo esta perspectiva, podemos decir sin
recelo, que algunas personas son en realidad miembros del cuerpo de Cristo
aunque pertenecen a iglesias que no son bíblicas. Igualmente, existen otros que
asisten a iglesias donde el verdadero evangelio se predica, sin pertenecer a
Cristo. No todos los que participan en los cultos son regenerados. Algunos
participan por fuerza de voluntad, sin nunca haberse entregado al Señor.
Jesús aclaró en Juan 17 que los que le
pertenecen tienen vida eterna (v.2); conocen a Dios (v.3); reciben las palabras
de Dios (v.8); son odiados por el mundo (versículo); son santificados (v.17); y
unidos en amor (v.21-23). Estos solamente estarán con él en la gloria (v.24).
El carácter universal de la iglesia se ve
en las palabras de Jesús en Juan l0:16:
También tengo otras ovejas que no son de
este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un
pastor.
Los judíos de la época de Jesús creían
que solamente ellos podían ser salvos, no los gentiles. Aquí Jesús indicaba los
que tenía; otros además de los presentes, pero que formarían un rebaño.
En el contexto, Jesús indicaba que estas
ovejas son caracterizadas por su fe en él, (v.26), por oír su voz (v.27); por
seguirle (v.27). Son preservados infaliblemente por el Padre, de manera que no
pueden perecer (v.28-29).
En un sentido legal, Dios percibe a la
iglesia universal de Cristo como unida en Cristo, justificada y aceptada
delante del Padre.
Sin embargo, el cuerpo de Cristo tiene
sus manifestaciones visibles en forma de iglesias locales que todavía carecen
de la perfección en el sentido práctico. Algunas iglesias tienen tantos
defectos en doctrina y en organización que nos preguntamos si realmente son
expresiones legítimas de la iglesia del Señor. Aunque deseamos evitar un espíritu
de crítica, es preciso tener un criterio claro para ayudarnos a distinguir
entre iglesias legítimas e iglesias falsas.
La palabra de Dios nos da tal criterio,
lo cual vamos a estudiar ahora. Aunque ninguna iglesia cumple siempre con todos
estos puntos, por falta de madurez o de enseñanza, la iglesia debe procurar
alcanzar el ideal expuesto en la Biblia si quiere ser considerada como parte
legítima del cuerpo de Cristo.
Hemos organizado este criterio bajo
cuatro divisiones para facilitar el estudio: Pureza de doctrina, de
organización, de comportamiento y de culto.
Siempre habrán divergencias entre cristianos
sobre doctrinas menores; tales como la forma de bautizar, la manera mejor de
llevar el culto, etc. Pero ciertas doctrinas son esenciales al pensamiento
bíblico, de manera que la negación de una de ellas es motivo para declarar a
una iglesia como doctrinalmente impura, y por lo tanto sin el derecho de
llamarse una expresión legítima del cuerpo de Cristo. Estas doctrinas
esenciales son: La infalibilidad de la Biblia como palabrade Dios y como
suficiente en toda cuestión de doctrina y práctica; La Santa Trinidad; La
deidad de Cristo, su nacimiento virginal, su muerte y resurrección corporal y su
segunda venida; La salvación por la gracia
sin méritos; El juicio eterno para pecadores y la felicidad eterna para
los creyentes
[6]
.
Si un cristiano se encuentra en una
iglesia que niega cualquiera de estas doctrinas, debe separarse de ella.
Una asamblea legítima reconoce a
Jesucristo como la única cabeza de la iglesia universal. Rechaza toda
autoridad, sea religiosa o civil, que reclame el derecho para gobernar a todos
los cristianos en la tierra.
Tiene una pluralidad de ancianos (Hechos 14:23
y Tito 1:5). Los ancianos son los líderes espirituales de la iglesia, tales
como pastores, evangelistas, misioneros, predicadores (Efesios 4:11-12). Ellos
gobiernan con autoridad, pero no son autoritarios (1Pedro 5:1-3). Apacientan a
la iglesia y la cuidan espiritualmente (Hechos 20:28). La iglesia no debe ser
gobernada por un solo hombre dictatorial y autoritario, que reina sobre todos
como un dictador protestante local. Tal iglesia es organizacionalmente impura.
La autoridad final en la iglesia reside
en los ancianos, y no en la congregación. El reino de Dios no es una
democracia. Dios gobierna por los ancianos y no por votos de la congregación.
El anciano es funcionario de Dios, no de la congregación (Hechos 20:28; 1Tesalonisenses
5:12-13; Hebreos 13:17).
La iglesia local no tiene autoridad para
decidir por sí sola cuál es la buena y sana doctrina. Las dificultades
doctrinales deben ser resueltas en el Concilio, que consiste en todos los
ancianos y misioneros asociados en la misma organización de iglesias. Los
decretos de tal Concilio son impuestos sobre las iglesias locales (Hechos 15:1-31
y 16:4).
Un ejemplo bíblico:
En la controversia del primer siglo
respecto a la circuncisión, es importante prestar atención a lo que no hicieron: No escribieron a ninguna
autoridad eclesiástica para que decrete lo que es correcto. Tampoco dejaron a
cada congregación decidir por voto lo que le convenía. No anunciaron que la
verdad es cuestión de conciencia personal ni que cada cristiano tiene derecho a
su propia opinión.
En la vida cotidiana de la iglesia, los
ancianos deben trabajar en la doctrina y la enseñanza, vigilando que la sana
doctrina se mantenga. Cuestiones controversiales que no pueden ser resueltas
por los credos de la iglesia, se deben presentar al Concilio de Ancianos.
Aunque algunas iglesias evangélicas
carecen de pureza organizacional, esto en sí no es motivo para separarse de
ellas. Unas no han recibido ninguna instrucción en organización bíblica, pero
sirven al Señor con buen corazón. Cuestiones organizacionales no son tan
importantes como cuestiones de doctrina o de pureza moral. Pero si la conducta
de los líderes es autoritaria hasta el punto en que obstaculizar el desarrollo
espiritual de un cristiano, entonces puede ser legítimo buscar otra iglesia.
La disciplina moral se ejercita en una
iglesia bíblica. Los miembros que practiquen pecado grave son aconsejados por
los ancianos o puestos bajo disciplina, según el caso (Gálatas 6:1). Los
miembros que persisten en el pecado, rechazando los consejos de los ancianos,
son excomulgados (1Corintios 5:11-13). La iglesia bíblica no debe tener mala
reputación en la comunidad como tolerante de pecados graves (Efesios 5:13).
Practica separación del mundo. Una
iglesia legítima no tendrá comunión ni cooperación con otras iglesias u
organizaciones religiosas que no mantienen la sana doctrina básica, o que practican
idolatría. La unidad sin la verdad es nada más que una conspiración impía (2Corintios
6:14-18).
No practica el legalismo. La justicia
predicada en una iglesia bíblica está basada en la fe en Cristo, no en cosas
exteriores como ropa, comida u observación del sábado (Gálatas 3:1-6; Colosenses
2:16).
Una iglesia legítima evangeliza. Es una
contradicción que una iglesia se considere normal, si no cumple con uno de sus
propósitos mayores de su existencia, según la Gran Comisión de Jesús, en Mateo 28:19, Id, y haced discípulos a todas las naciones...
• La palabra de Dios es predicada y enseñada fielmente...no el
activismo social ni teorías políticas ni filosofías humanas ni opiniones
personales (2Timoteo 4:1-2).
• Los sacramentos del Bautismo y Santa Cena son administrados
fielmente y no descuidados (Hechos 2:42).
• Existe orden en los cultos. No hay ni bulla ni desorden (1Corintios
14:23,40).
Nota importante: Las iglesias nuevas
están en proceso de desarrollo y no han tenido el tiempo para llevar a cabo
todos estos criterios. Esto es tolerable. La que no tiene excusa es una iglesia
que antes conocía y los obedecía, pero después los abandonó.
La iglesia de los Corintios era carnal,
fuera de orden e inmoral. Sin embargo, Pablo los llamó iglesia de Dios. ¿Por qué lo hizo cuando la iglesia estaba en tal
estado espiritual? Porque sabía que eran niños en Cristo y que les faltaba
enseñanza. Habían salido de una cultura pagana. Era por falta de entendimiento.
¿Hubiera sido legítimo separarse de tal iglesia? No. Hasta que sea evidente que
la iglesia no acepta correcciones y que no está en camino al estándar bíblico,
es mejor quedarse y luchar por el bienestar de los miembros.
Esta cuestión tiene dos lados. La
división entre cristianos es señal de carnalidad e inmadurez espiritual. En
cierto sentido, las denominaciones contribuyen a la división por incentivar a
los cristianos a adoptar ciertas actitudes no bíblicas. Algunos imaginan que su
denominación es espiritualmente superior a todas las demás. Compadecen a los cristianos
que no pertenecen a su denominación, por lo cual su conciencia no les molesta
si roban ovejas de otras iglesias legítimas.
Del otro lado, las denominaciones pueden
ser muy beneficiosas. Con tantas sectas malsanas hoy en día es aconsejable que
un grupo de iglesias se apoyen y se junten para mantenerse puras. Mas, es de
considerar también que no puede existir un presbiterio, ni un concilio nacional
de iglesias sin que exista también alguna denominación. Y la idea del
presbiterio y del concilio es bíblica (1Timoteo 4:14 y Hechos 15). Si la única
manera de poner en marcha un sistema organizacional bíblico es formar una
denominación, entonces es legítimo hacerlo.
Los líderes espirituales cumplen este
papel según Gálatas 6:1. El único motivo por el cual la congregación entera
debe involucrarse es en el caso de excomuniones (Mateo 18:15-18). ¿Cuáles son
las causas legítimas para la excomunión?
Provocar divisiones (Tito 3:10); herejía
(Romanos 16:17); pecado grave y persistente (1Corintios 5:9-13). La verdadera
iglesia de Cristo es un organismo vivo y formado por todos los que son salvos
por la fe en Jesucristo, cuya única cabeza es Cristo. Su formación es
sobrenatural, no humana. En su expresión local, la iglesia de Cristo manifiesta
pureza de doctrina, de organización, de conducta, y de culto.
Preguntas
para repasar: Unidad espiritual
1.
Verdadero o Falso:_____ La iglesia de Cristo no tiene ninguna
clase de organización.
2. Verdadero o
Falso:_____ La iglesia de Cristo es principalmente un organismo y no una
organización.
3. Verdadero
o Falso:_____ La iglesia de Cristo tiene una sola cabeza, el Papa.
4. Verdadero o
Falso:_____ Los que son salvos y estos solamente, forman parte de la iglesia de
Cristo.
5. Verdadero o
Falso:_____ Es muy posible que existan algunos católicos que forman parte del cuerpo
de Cristo, mientras que algunos Evangélicos sean excluidos.
6. Verdadero o
Falso:_____ La iglesia de Cristo, en su sentido universal, es un organismo
visible.
7. Verdadero o
Falso:_____ La formación de la iglesia de Cristo es principalmente espiritual,
no terrenal.
8. Verdadero o
Falso:_____ Ser miembro de una iglesia local que predica la Biblia garantiza la
salvación.
9. Verdadero o
Falso:_____ Todas las iglesias que se dicen cristianas son expresiones
legítimas del cuerpo universal de Cristo.
10. Verdadero o Falso:_____
Toda iglesia legítima cumple siempre con todos los criterios bíblicos
mencionados en el estudio.
11. ¿Cuáles son los
cuatro criterios bíblicos mencionados en el estudio?
___________________________________________________________
12. Verdadero o Falso:_____
Para ser correctamente organizada, una iglesia local debe tener una pluralidad
de ancianos.
13. Verdadero o Falso:_____ Ancianos quiere decir ‘los hombres mayores
en la iglesia’.
14. Verdadero o Falso:_____
El presbiterio consiste en todos los ancianos de todas las iglesias asociadas
en una región o una ciudad.
15. Verdadero o Falso:_____
El concilio consiste en todos los ancianos de todas partes que pertenecen a las
iglesias asociadas.
16. Verdadero o Falso:_____
Un buen miembro de una iglesia local, aunque no anciano, puede tener voz y voto
en el presbiterio y en el concilio.
17. Verdadero o Falso:_____
De acuerdo con el pensamiento democrático de la Biblia, una congregación local
tiene autoridad para decidir por sí sola lo que es buena y sana doctrina.
18. Verdadero o Falso:_____
Si una iglesia local no está perfectamente organizada, el cristiano debe
separarse de ella inmediatamente.
19. Verdadero o Falso:_____
Para ejercer un espíritu tolerante, las buenas iglesias pueden participar en
movimientos ecuménicos a fin de tener comunión y cooperación con iglesias que
no mantienen sana doctrina.
20. Verdadero o Falso:_____
Es normal, en una buena iglesia del siglo XX, que el púlpito se use para el
activismo social.
Respuestas
a las preguntas: Unidad espiritual
1=F; 2=V; 3=F; 4=V; 5=V; 6=F; 7=V; 8=F;
9=F; 10=F; 11=Doctrina, organización, testimonio, culto; 12=V; 13=F; 14=V;
15=V; 16=F; 17=F; 18=F; 19=F; 20=F
Un Señor Fulano vivía una vida perversa
hasta el día en que asistió a una reunión evangelista. Allí respondió a la
llamada del predicador para aceptar a Cristo, e hizo una confesión pública de
fe. Durante los meses siguientes, asistía fielmente a los cultos. Aprendió los
coritos, leía la Biblia y parecía cambiado.
Pero un día apareció borracho en la
calle. Al transcurso de las semanas siguientes, los hermanos procuraron
ayudarle, pero rehusó escuchar. Volvió a sus viejos hábitos de borracho,
mujeriego y renegando el evangelio. Quedó en este estado por varios años, y
después murió.
¿Fue este Señor Fulano al cielo o al
infierno?
Por varias generaciones los cristianos
han discutido esta importante cuestión, ¿Puede o no un cristiano perder la
salvación?
En el siglo XVI, el partido arminiano en
Holanda suscitó esta cuestión, insistiendo en que un cristiano regenerado puede
perder la salvación, por persistir en pecado grave o apostatar de la fe. Los arminianos
dirían que ese Señor Fulano está en el infierno.
Otros rechazaron el punto de vista arminiano
y dijeron que ese Señor Fulano está en el cielo, a pesar de su apostasía, en
base de que una vez nació de nuevo.
Los arminianos sostenían que su doctrina
era necesaria para evitar que los cristianos tengan una licencia para pecar.
Los otros decían que una doctrina de seguridad eterna era la única que evitaba
un evangelio de salvación por méritos.
Afortunadamente, los dos puntos de vista
arriba mencionados no son los únicos. Existe otro, expresado por los
reformadores. Los otros dos anteriores son perversiones históricas de éste. Tal
doctrina reformada se llama: Preservación
de los elegidos
[7]
.
Dios tiene un pueblo elegido y
justificado, que él preserva de apostatar finalmente de la fe, para que no
pierdan la salvación. Lo cumple por gracia, por medio del Espíritu Santo, la
Palabra, castigos, amenazas, exhortaciones, admoniciones, y también depositando
amor y temor en sus corazones.
Notemos que esta definición contiene
varios puntos importantes que difieren de los otros dos puntos de vista.
Primero, nuestra preservación está basada
en dos doctrinas principales: Elección y justificación.
Segundo, afirmamos que existe una
condición hipotética por la cual un cristiano podría perder la salvación, por
apostatar de la fe y vivir una vida de pecado. En este sentido, nuestra
doctrina está de acuerdo en parte con el punto de vista arminiano... por lo menos
en teoría. Difiere en que afirmamos que Dios preserva a su pueblo, porque la
base de la preservación está en una obra de Dios y no una obra humana.
Tercero, la doctrina afirma que en la
práctica, un nacido de nuevo no pierde su salvación. En este sentido está de
acuerdo con la segunda doctrina arriba mencionada.
Finalmente, esta gracia preservadora se
opera por medios prácticos, involucrados con la totalidad de nuestra vida
cristiana.
Para clarificar todavía más nuestra
doctrina, vamos a expresar lo que no creemos:
• No enseñamos que la preservación es una licencia para pecar.
Nuestra seguridad se basa en el poder de Dios para impedir que perdamos nuestra
salvación.
• Tampoco afirmamos que los cristianos sean exentos de la
responsabilidad de aplicar los medios de preservación. Dios sabe como hacer la
vida incómoda a los que entre su pueblo son negligentes.
• Tampoco decimos que la preservación priva a la gente de su libre
albedrío. El pueblo de Dios es totalmente libre para apostatar... si Dios lo
permite. Pero Dios aplica los medios arriba mencionados para asegurar que nunca
deseen hacerlo.
Si la elección es verdad, también lo es
la preservación. Ser elegido implica que Dios aplicará los medios necesarios
para guardar a los suyos hasta el fin. Este vínculo entre elección y
preservación se confirma con varios textos del Nuevo Testamento.
Nuestra glorificación es fruto final de
la predestinación en Romanos 8:30. Y a los que predestinó...a estos también
glorificó En 2Juan 1-2, el Apóstol Juan saluda a la señora elegida y
luego le declara que en verdad, estará para siempre con nosotros. Según
Judas 1, los llamados son santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo.
Las buenas obras que hacen los elegidos
como confirmación de su elección son también predeterminadas al igual que los
elegidos mismos. En Efesios 2:10 leemos:
Porque somos hechura suya, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.
Igualmente, Isaías observa que todas las
buenas obras del pueblo de Dios son hechas en ellos por Dios.
Jehová, tú nos darás paz, porque también
hiciste en nosotros todas nuestras obras. Is.26:12
Si las buenas obras de los elegidos son
predestinadas, y así ciertas, ¿cómo pueden hacer obras que les trae la
condenación?
Si la justificación es verdad, también es
verdad la preservación. Aquí el concepto de la imputación de la justicia de
Cristo toma su importancia. Somos justos, no por méritos, sino por el don
gratuito de la justicia de Cristo. Si este don no proviene de nuestros méritos,
tampoco se quita por nuestras fallas.
No existe en la Biblia ninguna doctrina
de quitar la justificación. Nunca se dice que una persona justificada puede
llegar a ser otra vez no justificada.
Por esto, Pablo explica que Dios rechaza
toda acusación en contra de su pueblo elegido y justificado.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios?
Dios es el que justifica. Romanos 8:33
¿Enseña Pablo que Dios cierra los ojos
para no hacer caso de los pecados de su pueblo? Claro que no. Solo indica que
el pecado ha dejado de ser la causa de una condenación eterna para el cristiano.
El resto de Romanos 8 sirve como
descripción de cómo es el pueblo elegido de Dios. No viven según la carne, sino
según el Espíritu. Tienen el testimonio interior del Espíritu. No viven una
vida de pecado. Seamos claros sobre este punto. Pablo no está poniendo
condiciones, como si dijera, haz estas cosas y serás salvo. Si fuese así, sería
una contradicción porque Pablo acababa de escribir siete capítulos para
explicar por qué la salvación es por sola gracia.
El Capítulo Seis de Romanos también
enfatiza la imposibilidad de vivir en el pecado, si ya estamos muertos al
pecado por la justificación.
¿Perseveraremos en el pecado para que la
gracia abunde? De ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo
viviremos en él? Romanos 6:1-2
Son muertos al pecado. El pecado ya no
reina sobre ellos. Son esclavos de la justicia. ¿Cómo será, pues, que no
perseverarán?
Tratemos ahora con una línea de lógica
frecuentemente dirigida en contra de la preservación. Este argumento sigue así:
El pecado grave trae la condenación.
Algunos cristianos cometen pecado grave.
Algunos cristianos son condenados.
Esta línea de razonamiento falla por dos
motivos. En primer lugar, la Biblia nunca enseña que solamente los pecados
graves traen condenación. Todo pecado
trae la condenación. Si fuera así, ningún cristiano se salvaría, porque todos
cometen pecados todos los días.
Pero el error más serio en esta objeción
es que hace caso omiso de la doctrina de la justificación. El propósito entero
de la justificación es echar una cuña entre el pecado y la condenación eterna.
Caso contrario, la doctrina de la justificación no serviría de nada.
La primera presuposición antes
mencionada, es decir que el pecado grave siempre trae la condenación, es
errónea. No es verdad que el pecado trae la condenación inevitablemente. Esto
es verdad solamente para los que no son salvos. Para los cristianos, ningún pecado trae la condenación,
porque Dios no acepta acusaciones en contra de su pueblo elegido y justificado.
Esto no les da a los cristianos licencia
para pecar. Les da una nueva seguridad para con su Padre celestial. Según la
Biblia, así es exactamente como los justificados reaccionan.
Si Dios es soberano, y todas las cosas
existen por su consejo inmutable, entonces, es imposible que sus intenciones
sean frustradas, incluyendo la salvación de sus elegidos.
Si somos totalmente incapaces de
salvarnos a nosotros mismos, pues tampoco podemos preservarnos. Dios cumple
ambas.
Si el sacrificio de Cristo es realmente
eficaz, y ninguno de aquellos por los cuales murió pueden perecer, pues su pueblo
será preservado. Cuánto más, si Jesús intercede eficazmente por su pueblo como sumo
sacerdote, fiador y mediador.
Los elegidos están unidos espiritualmente
con el cuerpo de Cristo. Jesús no corta los miembros de su cuerpo.
Nuestra santificación y llamado eficaz
también están ligados a nuestra reservación, según Judas 1:
Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de
Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo.
Aunque el razonamiento teológico es
legítimo para confirmar una doctrina, no tenemos que depender en ello
solamente. Abundan textos bíblicos que dicen que Dios preserva o guarda a su pueblo.
El [Jehová] guarda las almas
de sus santos; Salmos 97:10
Y el Señor me librará de toda obra mala,
y me preservará para su reino celestial. 2Tim.4:18
...guardados en Jesucristo; Judas 1
Y a Aquel que es poderoso para guardaros
sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría...
Judas 24
...que sois guardados por el poder de
Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada...1Pedro 1:5
...Aquel que fue engendrado por Dios le
guarda, y el maligno no le toca. 1Juan 5:18
• Cualquier doctrina negando la preservación resulta en un
evangelio de salvación por obras.
• La Biblia declara la posibilidad de tener una seguridad de la
salvación en esta vida. Esto sería imposible si la doctrina de la preservación
fuera incorrecta (2Pedro 1:10; Hebreos 6:11,19; 10:22; 1Juan 5:13).
• Las Escrituras hablan del sello del Espíritu Santo que los
creyentes reciben cuando creen. Este sello dura hasta el día de la redención (Efesios 1:13; 4:30; 2Corintios
1:22). Tal sello no tiene valor si puede ser quitado.
• La Biblia siempre habla de la preservación como obra de Dios y
no del hombre. La fidelidad de Dios garantiza la fidelidad nuestra.
• El amor particular para los suyos garantiza nuestra preservación.
Con amor eterno
te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia (Jeremías 31:3).
Comenta Boettner:
El amor infinito, misterioso
y eterno de Dios para su pueblo es la garantía de que nunca se pierdan. Este
amor no está sujeto a las fluctuaciones, sino que es inmutable como el ser de
Dios. Es también gratuito y nos sostiene más firmemente que nosotros de él. No
está fundado en la amabilidad de sus objetos
[8]
.
La fidelidad de Dios nos preserva y nos establece
según 2Teslonisenses 3:3. El poder de Dios nos guarda (1Pedro 1:5). Dios
completará la buena obra que comenzó en nosotros (Filipenses 1:6).
Spurgeon lo expresó en estos términos:
Esta fidelidad de Dios es el
fundamento y la piedra angular de nuestra esperanza de la perseverancia final.
Los santos perseverarán en santidad, porque Dios persevera en gracia. Él persevera
para bendecir, y por lo tanto, los creyentes perseveran en ser bendecidos. Él continúa
guardando a su pueblo, y por lo tanto ellos continúan guardando sus
mandamientos
[9]
.
Nuestra
preservación depende de la voluntad del Padre y no del hombre.
La voluntad del
Padre es que ninguno de los que son dados a Jesús perezcan (Juan 6:39). Jesús
confirma esto al declarar que ninguno de estos jamás se han perdido; De los
que me diste, no perdí ninguno. Juan 18:9 La voluntad inmutable del Padre es nuestra gran consolación (Hebreos 6:17-18).
• Los elegidos no pueden ser engañados (Mateo 24:24). ¿Qué podría causar
su apostasía?
La intercesión de Cristo implica nuestra preservación, porque la
preservación no es menos cierta que la eficacia de las oraciones de Cristo.
• Su intercesión nos salva perpetuamente (Hebreos 7:25). Cristo ora
para que nuestra fe no falle (Lucas 22:32), y que el Padre preserve a los suyos
(Juan 17:11).
• La doctrina de la santificación implica la preservación, porque
nuestra santificación final está garantizada.
• Hemos sido legalmente perfeccionados para
siempre por el sacrificio de Cristo (Hebreos 10:10,14). La fidelidad de Dios
resultará en nuestra santificación entera (1Tesalonisenses 5:23-24).
Los cristianos perseverarán en santidad
porque Dios persevera en gracia.
¿Si un nacido de nuevo vive una vida de
pecado, iría al cielo de todas formas? Para contestar, podemos plantear algunas
preguntas semejantes:
¿Cómo puede un círculo ser cuadrado?
¿Cómo es el color azul cuando está verde? ¿Si un pecador fuera perfecto, sería
salvo?
Todas estas preguntas están en la misma
categoría: Son auto-contradictorias. Un santo perdido no puede existir más que
un pecador perfecto, o un círculo cuadrado. Una de las primeras leyes de la
lógica es que no existe ninguna respuesta a las preguntas ilógicas. La única
manera de contestar es ¡Estás hablando contradicciones!
¿Recuerda el lector al Señor Fulano que
nació de nuevo y luego murió en pecado? Unos decían que el Señor Fulano está en
el infierno. Otros decían que está en el cielo. Nosotros decimos que el Señor
Fulano no existía.
Este concepto no puede ser expresado con
más claridad que en el libro de Primera de Juan:
Todo aquel que es nacido de Dios, no
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar,
porque es nacido de Dios. 1Juan 3:9
Según la teología de Juan, lo que es
nacido de Dios no puede practicar una vida de pecado. Sabemos, claro, que no se
refiere a los pecados individuales ni a los lapsos temporales, porque trata de
mentirosos a quienes dicen que no tienen pecado (1Juan 1:8-10) Mas, si pecamos,
tenemos a Jesucristo como nuestro abogado. Pero en 1Juan 3:9, él está hablando
de una vida continua de pecado. El uso del verbo practica confirma esto.
Juan nos explica también por que los regenerados no practican una
vida de pecado.
Sabemos que todo aquel que ha nacido de
Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda,
y el maligno no le toca. 1Juan 5:18
Es porque Jesús los guarda.
Según Juan, ¿cómo reaccionan los
regenerados cuando oyen la noticia de su preservación? ¿La toman como licencia
para pecar? ¡No!
Y todo aquel que tiene esta esperanza en
él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 1Juan 3:3
Tal noticia les conduce a purificarse
más.
¿Existen personas que intentan
aprovecharse de la gracia de Dios y usar la preservación como pretexto de
pecado? ¡Sí! Tales personas están descritas en Judas 4:
Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios...
Todos los que se aprovechan de la
doctrina de la preservación para vivir en libertinaje se descubren como
reprobados. Ya han sido destinados para condenación. En consecuencia, no son
salvos.
Pero con respecto a los nacidos de nuevo,
recordamos que Dios nunca ha roto el certificado de nacimiento de un cristiano.
Una de las objeciones más frecuentes en
contra de la preservación se basa en la existencia de textos bíblicos relativos
a los mandamientos y exhortaciones para perseverar:
¿Cómo escaparemos nosotros, si
descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2:3
El libro de Hebreos está lleno de
advertencias en contra de recaer, con amenazas de condenación inminente para
los que apostatan. Se supone que la apostasía, con su condenación resultante,
debe ser un peligro real para el pueblo de Dios. De otra manera, Dios estaría
amenazando en vano.
La respuesta a esta objeción está
involucrada con una paradoja expresada en Jeremías 32:40:
Y haré con ellos pacto eterno, que no me
volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para
que no se aparten de mí.
Dios preserva a su pueblo dentro del pacto
al poner temor en el corazón de ellos. ¿Temor de qué? Temor de Dios mismo.
¿Cómo logra Dios esto? Por medio de exhortaciones, advertencias y admoniciones.
Estas mismas advertencias son los medios que él emplea para asegurar la
fidelidad de su pueblo.
Según la primera parte de este versículo,
es imposible que Dios deje de hacerle bien a su pueblo. Uno de los bienes que
Dios les hace es poner su temor en ellos, para asegurar que queden en su pacto.
Existe pues una paradoja divina entre la
responsabilidad del creyente para obedecer, de un lado, y la actividad divina,
del otro lado. Esto garantiza que el creyente cumpla con esa responsabilidad.
Pablo expresa esta paradoja en Filipenses
2:12-13:
...ocupaos en vuestra salvación con temor
y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad.
En la primera parte, Pablo exhorta a la
iglesia de ocuparse en su salvación como si fuera responsabilidad de ella
misma. Y la es. Pero ya sabemos que nadie puede cumplir esto a causa de la
incapacidad total humana.
El querer y el hacer es algo
que Dios produce en
nosotros.
Otro ejemplo de la misma estrategia es la
advertencia compulsiva divina de la condenación eterna a todos los que rehúsan
arrepentirse. ¿Es una amenaza insincera para los elegidos? A primera vista,
parece así, porque dentro del contexto de los decretos divinos, es imposible
que los elegidos no sean salvos. Pero Dios usa esa misma advertencia como el
medio para conducir a los elegidos al arrepentimiento. Aunque el
arrepentimiento es también un don de la gracia, este don viene por medio de tal
advertencia.
Ocurre lo mismo con la preservación. Dios revela a su pueblo el grave
peligro de apostatar, poniendo así en sus corazones el temor de Dios. La
paradoja está en la amenaza misma, como medio para garantizar que las
consecuencias de la amenaza nunca les alcance.
Una advertencia acerca de la apostasía no
comprueba nada respecto a la cuestión de si alguien realmente ha apostatado o
no. Es imposible demostrar por medio de la Biblia que alguno de los nacidos de
nuevo ha apostatado y se ha perdido eternamente.
Advertencias y exhortaciones en contra de
la apostasía no constituyen, por lo tanto, ninguna evidencia en contra de la
doctrina de la preservación.
Nos enfrentamos con un problema difícil:
¿Cómo distinguir entre los que son nacidos de nuevo y los que solo dan apariencia
de ello? Algunos son buenos actores. Otros son sinceramente religiosos y se
imaginan salvos, sin serlo.
Nos consolamos con esto: El problema no
es nuevo. Los apóstoles tenían la misma dificultad en su tiempo. Algunas
personas viven una vida de tal consagración al Señor y tienen tales frutos del
Espíritu, que es absurdo dudar de ellos. Otras viven en los márgenes obscuros
entre la luz y las tinieblas de manera que nos preguntamos si son realmente
salvos.
Este fenómeno espiritual se ha notado por
muchos teólogos como Boettner:
…A veces las operaciones
comunes del Espíritu sobre la consciencia iluminada conduce a una reforma ion y
a una vida externamente religiosa…Esta “fe” continúa tanto como el estado de la
;mente que la produjo también continúa. Cuando esta cambia, él vuelve al estado
usual de insensibilidad, y su “fe” desaparece
[10]
.
El libro entero de 1Juan fue escrito para
tratar con este problema. Juan puntualiza su deseo de que tengamos la seguridad
de nuestra salvación...una declaración que no tendría sentido si la seguridad
de los elegidos fuera una doctrina errada. Estas cosas os he escrito...para
que sepáis que tenéis vida eterna, 1Juan 5:13.
Además, Juan quiere que tengamos plenitud
de gozo en el conocimiento de esta seguridad. Pero no nos vende barato esta
seguridad. Nos da criterios a través del libro para ayudarnos a distinguir
entre creyentes verdaderos y los que fingen. Si vemos que no alcanzamos los
criterios dados, debemos seguir el consejo del Apóstol Pablo; examinarnos, para
ver si estamos en la fe (2Corintios 13:5).
¿Cuál es el criterio del Apóstol Juan? ¿Cómo
viven los nacidos de nuevo? Están en comunión con Dios y con los hermanos, aman
a los hermanos, permanecen fieles a la iglesia, no viven una vida de pecado,
vencen el mundo por su fe, son generosos en ayudar a los hermanos necesitados y
testifican al mundo de su fe en Jesús.
Una boca elocuente, llena de palabras
religiosas, no parece ser uno de los criterios bíblicos. Jesús dijo:
No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que
está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, no profetizamos
en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí: apartaos de mí,
hacedores de maldad, Mateo 7:21-23.
Cristo no dirá, “Apartaos de mí los
recaídos”, sino, Nunca os conocí.
Las personas religiosas mencionadas aquí
fallaron en dos cosas necesarias. Es cierto que practicaban alabanzas diciendo,
“Señor, Señor”. Es verdad que eran muy activos para el Señor. ¿No profetizamos
en tu nombre? Pero estas dos cosas no contaron para nada.
Las dos cosas que no cumplieron eran el
hacer la voluntad de Dios y vivir una vida correcta. Eran hacedores de maldad.
Es verdad que somos salvos por la fe, y
no por obras. Sin embargo, no es cualquier clase de fe que nos salva.
Un ejemplo impactante es Simón el Mago,
Hechos Capítulo Ocho. El texto dice que creyó y fue bautizado. Pero
luego, vemos al Apóstol Pedro reprochándole, porque percibió que su corazón no
era recto delante de Dios. Simón tenía una clase de fe superficial, pero no era
una fe salvadora. El participó en las actividades religiosas del pueblo de Dios
al ser bautizado, pero no era regenerado.
Se dedica el Capítulo Dos de Santiago
enteramente a tratar con esta cuestión de la fe falsa. Hasta los mismos
demonios tienen alguna clase de fe, y tiemblan. Pero no una fe salvadora. La fe
verdadera resulta en una vida obediente que produce buenas obras, tal como en
los casos de Abraham y de Rahab, mencionados en el capítulo.
La gente tiene experiencias religiosas de
toda clase, sin ser salvos. Algunos hacen una especie de arrepentimiento, en
que se liberan de ciertos vicios. Es el caso de los profetas falsos mencionados
en 2Pedro 2. El capítulo entero está dedicado a estas personas religiosas que
se infiltran dentro de las asambleas cristianas y llegan a tener ministerios.
Pedro dice que escaparon de la corrupción en el mundo por el conocimiento de
Cristo (versículo 20). Ellos no sólo conocían intelectualmente el camino de
justicia, sino por una cierta experiencia personal limitada. Sin embargo, son fuentes sin agua, es decir, sin el
Espíritu, nacidos para destrucción.
Por fuera, su profesión religiosa es muy
correcta. Interiormente, tienen ojos llenos de adulterio. Predican por dinero,
y tienen maneras encantadoras con las cuales decepcionan a los sencillos.
Hablan de libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción.
Sí, es posible. David cayó en los pecados
de adulterio y asesinato. Pero era una caída temporal, no un estilo de vida a
lo largo. Dios lo restauró. Un hombre cometió incesto en 1Corintios 5. Por
medio de la disciplina de la iglesia, fue restaurado según 2Corintios 2. Visto
de que la disciplina aplicada era con el propósito de salvar su alma, es
legítimo suponer que era creyente.
Sí, los cristianos caen en pecado, y a
veces en pecados graves. Mientras que el cristiano está en tal estado, puede
ser imposible distinguirlo de los perdidos. A veces, sólo con el pasar del
tiempo se puede saber.
Algunos caen de la profesión de fe, pero
ninguno cae de la gracia salvadora de Dios.
Es costumbre en algunos grupos decir a
los nuevos que tienen vida eterna inmediatamente después de cumplir con algún
acto de compromiso religioso, tal como decir una oración o acercarse a un
altar, o levantar la mano en una reunión. Ofrecer tal seguridad a los nuevos
puede ser peligroso, puesto que ninguno de los actos arriba mencionados tienen
que ver con la regeneración. Y peor, ninguno de tales actos puede ser base
suficiente para dar una seguridad de la salvación. Por eso, no es sabio dar
este tipo de seguridad inmediatamente.
Es mejor proceder exactamente como
hicieron los apóstoles. Primero, les exhortaron a continuar en la fe. Luego les
enseñaron privadamente en sus casas. En el transcurso de los estudios, la base
de nuestra salvación se pone clara para los nuevos, de manera que pueden
deducir por sí mismos su propia seguridad de salvación.
Algunos reciben esta seguridad
directamente del Espíritu Santo, sin que nadie les diga. Para otros, la
seguridad viene poco a poco, al ver la operación de la gracia de Dios en sus
vidas.
Esencialmente, podemos dar seguridad de
la salvación a los creyentes, sólo cuando muestran evidencias de una vida que
corresponde a las características de los nacidos de nuevo.
La doctrina de la preservación afirma que
Dios tiene un pueblo que se preserva hasta la gloria. Suficientes textos
bíblicos muestran que esta doctrina se sostiene por sí misma, sin necesidad de
la ayuda de la lógica teológica. Sin embargo, los argumentos teológicos basados
en las otras doctrinas de la gracia serían suficientes para comprobarla,
incluso si tales textos claros estuvieran ausentes. Así, desde una perspectiva
de honestidad intelectual, es imposible rehusar a la doctrina de la
preservación.
¿Es acaso sea malentendido una licencia
para pecar? Tal concepto sería un, porque los cristianos sinceros no desean una
licencia para pecar. Hemos mostrado también que otra doctrina diferente a la
preservación constituye una salvación por méritos.
La preservación es, por lo tanto, un don
de la gracia, concedida por Dios a sus elegidos y aplicada por varios medios.
Los cristianos son responsables para aplicar los medios de gracia que Dios ha
provisto.
La preservación
es un don de la gracia.
Mas Dios mismo se ocupa en asegurar que
los medios sean aplicados.
La doctrina de la preservación provee una
consolación inestimable para los cristianos sinceros en su lucha contra el
pecado, dándoles una base firme de seguridad respecto a la victoria final.
Y a aquel que es poderoso para guardaros
sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al
único Dios, nuestro salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora
y por todos los siglos. Amén. Judas 24-25
Pregunta 1: Parece que Hebreos Capítulo Seis afirma que algunos nacidos de
nuevo pueden caer permanentemente de la gracia, de manera que es imposible
restaurarlos. ¿Cómo concuerda esto con la perseverancia?
Se dice que las doctrinas aquí expresadas
son típicamente cristianas, es decir, arrepentimiento, bautismo, juicio eterno.
Segundo, que las personas mencionadas en el texto fueron iluminadas, gustaron
del don celestial, y fueron partícipes del Espíritu Santo. Gustaron también de
la palabra de Dios y de los poderes del siglo venidero. Tercero: Expusieron al
Hijo de Dios a la vergüenza por la apostasía de ellos; mostrando que tenían
algún conocimiento del evangelio.
Respuesta a la objeción: Una lectura
cuidadosa del capítulo entero revela que las suposiciones arriba expresadas son
muy débiles. En primer lugar, se nota que el capítulo tiene una división
natural en dos partes. Esta división ocurre al versículo 9 donde el autor dice:
Pero en cuanto a vosotros, oh amados,
estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque
hablamos así.
A partir de este versículo, el autor se
dirige a un grupo diferente de personas que en la primera parte del capítulo.
El texto se refiere a los que son salvos, mientras que antes, hablaba de
personas perdidas. El autor está persuadido de cosas mejores para ellos
que las maldiciones ya mencionadas. Mas, los llama amados, lo que es una
palabra nunca usada en la Biblia excepto para el pueblo de Dios. Luego menciona
un pueblo que hace obras de amor en el nombre de Jesús, quienes ministran a los
santos. Son herederos del pacto con Abraham, con una ancla segura y firme del
alma. Ninguna de estas cosa se dice de los mencionados en versículos 1 a 8. Es
claro, por lo tanto, que el autor hace distinción entre los que son salvos y
los que hacen profesión de religión sin ser salvos.
Existe una consecuencia seria si
suponemos que los versículos 1 a 6 se refieren a los cristianos recaídos. Tomándolo
de forma más literal, estaríamos obligados a afirmar que ningún cristiano
recaído podría ser salvo. La experiencia de las iglesias, sin embargo, esta
repleta de ejemplos de cristianos que han experimentado caídas temporales y que
han sido restaurados. La Biblia misma menciona tales ejemplos. Lógicamente,
entonces, estos versículos no se refieren a los cristianos recaídos.
Examinemos una por una las tres
evidencias dadas arriba, para ver si el contexto se refiere a los cristianos
recaídos.
Primero, no es verdad que las doctrinas
mencionadas en los versículos 1 a 3 son típicamente cristianas. Son también
típicamente judías. El Antiguo Testamento las enseña todas. Tengamos en mente
que Jesús no vino a enseñar algo nuevo, sino a cumplir con lo que ya fue
enseñado en el Antiguo Testamento. Las doctrinas judaicas básicas formaron,
pues, el cimiento de su ministerio. No existe motivo para insistir en que estas
doctrinas son distintivamente cristianas.
Si todas estas doctrinas son primero
judaicas, la iluminación y el gustar en versículo 4, no tienen
nada que ver con alguna experiencia cristiana. Los judíos fueron iluminados por
la palabra de Dios en el Antiguo Testamento. Habían gustado del Espíritu Santo
por los milagros de los profetas y por su ministerio de enseñanza. Participaron
del Espíritu Santo al obedecer las ordenanzas que Dios les había dado.
¿En qué, pues, consiste el recaer en versículo
6? Tengamos en mente que el autor escribe a lectores judíos que habían sido
influenciados por la cristiandad. Por eso la Epístola se llama, a los Hebreos. Algunos de estos judíos
habían abandonado el judaísmo, para venir a la iglesia. Pero entonces
comenzaron a dejar la asamblea cristiana para regresar a sus antiguas
costumbres judaicas (Hebreos 10:25).
La exhortación consiste en animar a estos
judíos a que dejen las doctrinas fundamentales del judaísmo para entrar
plenamente en Cristo. Al volver a sus antiguas costumbres, declaraba que el
sacrificio de Jesús era insuficiente para ellos. Así, se cortaban de toda
esperanza de salvación, comprobando que son almas estériles, tierra infértil,
sin fruto y reos a la maldición divina.
Segundo, es posible ser iluminado por el
Espíritu Santo, inclusive tener alguna participación en El, sin ser regenerado.
El texto nunca dice que gustar del Espíritu constituya ser nacido de nuevo. El
Espíritu convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio. A menudo la
gente tiene su conciencia despierta sin ser convertida. El uso de palabras,
como iluminación y gustaron en este texto, no comprueba que las personas mencionadas
fueron nacidas de nuevo.
Tercero, el versículo 6 sólo comprueba
que las personas citadas tenían algún conocimiento del evangelio, no que era un
conocimiento salvador.
En resumen, Hebreos Capítulo Seis no
habla de cristianos recaídos. Es un contraste entre judíos inestables,
vacilando entre la cristiandad y el judaísmo, versus judíos que se habían
entregado totalmente a Cristo. Cualquier otra interpretación distorsiona la
unidad del capítulo.
Pregunta 2: ¿No dice Gálatas 5:5 que los
creyentes pueden perder la salvación si vuelven a la justificación por la ley?
Tal interpretación ignora el intento del
libro como una totalidad. Pablo nunca dice que han perdido su salvación.
Siempre les habla como cristianos. Por eso la frase caído de la gracia no puede ser visto como equivalente a perder la
salvación. Pablo advierte a la iglesia entera del peligro de poner parte de su
justificación sobre otra base además de Cristo. Hacer esto contradice el evangelio
y trae debilidad en la iglesia.
Pregunta 3: ¿No es contraria la doctrina de la
preservación con la del libre albedrío?
La objeción se basa en un malentendido de
la libertad humana. Libertad significa el poder hacer lo que uno quiere. Pero
lo que uno quiere, se determina por lo que uno es en su carácter. Como vimos en
el capítulo La incapacidad total humana,
la voluntad es esclava de la naturaleza humana. Los regenerados
cambian su mente porque tienen nuevo corazón. No desean regresar a su vida
pecaminosa anterior porque Dios les ha dado nuevos deseos.
Argumenta Boettner:
Nadia niega que los
redimidos en el cielo serán preservados en santidad. Si Dios preserva a sus
santos en el cielo sin transgredir su libre albedrío, ¿no puede ser también que
él preserve a sus santos en la tierra sin transgredir su libre albedrío
[11]
?
Pregunta 4: ¿No existe el peligro de que la
doctrina de la preservación sea tomada como licencia para pecar?
Los nacidos de nuevo no desean licencia
para pecar. Toman esta doctrina como motivo para purificarse, según 1Juan 3:3 y
9. Los que buscan licencia para pecar se muestran reprobados de acuerdo a Judas
4.
Pregunta 5: Muchos textos advierten a los
creyentes de los peligros de recaer. Jesús mismo dijo: el que persevere
hasta el fin será salvo. ¿No contradice esto la doctrina de la
preservación?
No hay nada en tales textos que desmienta
que la perseverancia es don de Dios, ni que existen elegidos que no perseveran.
Pregunta 6: Ver 1Corintios 9:27. Este texto parece expresar la preocupación
de Pablo sobre la posibilidad de perder la salvación. ¿Cómo se relaciona esto
con la preservación?
Nada en el texto se relaciona con la
salvación de Pablo. El término eliminado no especifica si la eliminación se refiere a la salvación misma o a su
ministerio. Visto que el texto no es claro, no sirve como prueba en contra de
la preservación.
Supongamos, sin embargo, que la palabra eliminado signifique la pérdida de
salvación. Esto todavía no constituiría una negación de la preservación. Sólo
mostraría que Pablo reconoció la importancia de aplicar los medios de perseverancia
hasta el fin. Así, el versículo no contradice la doctrina de la preservación.
Preguntas
para repasar: Seguridad
1. El partido
religioso en el siglo XVI que creía que un regenerado puede perder la salvación
se llamaba _________.
2. Nuestra preservación
se basa mayormente en otras dos doctrinas, que son ________ y _______.
3. La base de
nuestra preservación está en la voluntad de ______ no en la voluntad del
_______.
4. Verdadero o
Falso:_____ No existe ninguna condición por la cual un cristiano puede perder
la salvación, incluyendo si apostata de la fe y vive una vida pecaminosa.
5. Verdadero o
Falso:_____ La doctrina de la preservación es una licencia para pecar.
6. Verdadero o
Falso:_____ Visto que la preservación es por la gracia de Dios, los cristianos
son aliviados de toda responsabilidad para aplicar medidas para su
preservación.
7. Verdadero o
Falso:_____ Un dilema lógico con la preservación es que priva al hombre de su
libre albedrío.
8. Explica
por qué la preservación es verdad si la elección es verdad.
______________________________________________________________
9. Explica por
qué la preservación es verdad si la justificación es verdad.
______________________________________________________________
10. Explica
por qué la preservación es verdad si Dios es soberano.
______________________________________________________________
11. Explica
por qué la preservación es verdad si la doctrina de la unidad espiritual y universal
de los creyentes es verdad. ______________________________________________________________
12. Explica
por qué la preservación es verdad si la doctrina de la incapacidad total es
verdad. ______________________________________________________________
13. Verdadero o Falso:_____
Un aspecto significativo de la preservación es que Dios no castiga a su pueblo
por sus pecados.
14. Verdadero o Falso:_____
Los que son nacidos de Dios no pueden practicar una vida de pecado.
15. En
base de 1Juan 5:18, Explica por qué los regenerados no practican una vida de
pecado. ______________________________________________________________
16. Verdadero o Falso:_____
Hipotéticamente hablando, podemos decir que el alma de un cristiano recaído
iría al infierno.
17. ¿Cómo
reaccionan los regenerados frente a la doctrina de la preservación?
18. Según Judas 4, los que se
aprovechan de la doctrina de la preservación para practicar el libertinaje son
____________________.
19. El
problema principal con el punto de vista arminiano es_______________.
20. Verdadero o Falso:_____
La Biblia enseña que los creyentes pueden tener seguridad de la salvación en
esta vida.
21. Verdadero o Falso:_____
Cristo enseñó que los elegidos no pueden ser engañados.
22. Explica por qué la
intercesión de Cristo implica nuestra preservación.
______________________________________________________________
23. Explica los medios que
Dios usa para garantizar nuestra preservación. ______________________________________________________________
24. Verdadero o Falso:_____
Una advertencia en contra del peligro de recaer comprueba que algunos cristianos
han perdido la salvación.
25. Según Jesús en Mateo 7:21-23,
a los condenados aquí mencionados les faltaban dos cosas. Estas son:
A._____________________
B._______________________
26. Verdadero o Falso:_____ Un
elemento importante de la doctrina de la preservación es que un regenerado
nunca puede cometer ningún pecado grave.
27. Verdadero o Falso:_____
La doctrina de la preservación es tan linda que es sabio explicarla a los
nuevos convertidos al instante de su conversión.
28. Verdadero o Falso:_____
Es posible que las doctrinas fundamentales en Hebreos 6:1-3 se refieran también
a doctrinas básicas del Antiguo Testamento.
Respuestas
a las preguntas: Seguridad
1=Arminiano; 2=Justificación, elección;
3=Dios, hombre; 4=F; 5=F; 6=F; 7=F; 8,9,10,11y12=Ver texto; 13=F; 14=V; 15=Ver
texto; 16=V; 17=Les inspira a purificarse, 1Juan 3:3; 18=Reprobados; 19=Supone
que la salvación es una obra cooperativa entre Dios y los hombres; 20=V; 21=V;
22=Dios siempre contesta las oraciones de Cristo. Por lo tanto, las oraciones
de Cristo para nuestra preservación serán contestadas; 23=Temor de Dios,
exhortaciones, amenazas, advertencias; 24=F; 25=Hacer la voluntad de Dios y
vivir una vida recta; 26=F; 27=F; 28=V
Las doctrinas de la gracia son semejantes
a siete perlas preciosas, unidas por un hilo de oro en forma de un collar que
llevamos al corazón. Son inseparables la una de la otra. Este hilo unificador
se llama el pacto de gracia.
La palabra pacto quiere decir ‘contrato, acuerdo’ o ‘alianza’. La Biblia a
veces usa el término testamento.
Esencialmente un pacto significa un acuerdo hecho entre dos personas.
Cuando los hombres hacen acuerdos entre
sí, es en base de beneficios mutuos en que cada uno da algo para recibir algo.
Todo contrato humano se funda en este principio de beneficio mutuo. Pero en el
pacto divino existe otro principio. Dios hace pacto con el hombre, aunque el
hombre no puede contribuir en nada.
No tenemos nada que ofrecerle a Dios a
cambio de su gracia. El pacto divino tiene, pues, un carácter distinto. Es más
como un decreto inmutable en que todos los beneficios están de nuestro lado. El
único beneficio que Dios tiene es la oportunidad para demostrar su gracia y su
amor.
A veces el pacto se llama pacto con Abraham, porque con éste, Dios
instituyó el pacto. Aunque la gracia de Dios ya se manifestó antes con Noé,
Enoc y otros, sin embargo, se inauguró con Abraham en el sentido de una
declaración formal.
En Génesis Capítulo Doce, Dios habló a
Abraham sobre el contenido del pacto. Pero en el Capítulo Diecisiete, se
presentan los elementos básicos:
En versículo 1, Dios revela la condición
básica: Andar con Dios y ser perfecto. Aquí se presenta un problema. Nadie
llega a la perfección en esta vida. ¿Tendremos que esperar hasta el cielo para
gozarnos de los beneficios del pacto? Gracias a la justificación por la fe y la
imputación de la perfección de Cristo, podemos experimentar ahora los
beneficios del pacto.
Por eso, el pacto es a la vez condicional
e incondicional, según la perspectiva con la cual lo examinamos. Por un lado,
es condicional porque Dios requiere la perfección. Por otro, es incondicional,
porque Cristo cumplió a la perfección como sustituto para todos los elegidos.
El pacto es eterno porque Dios lo llamó
pacto perpetuo (Génesis 17:7). Pablo, en Gálatas Capítulo Tres, subraya el
carácter inmutable del pacto al compararlo con contratos humanos. Incluso si
fuera solamente un pacto entre humanos, dice el apóstol, nadie puede añadir ni
quitar nada. Cuánto más, pues, un pacto hecho por Dios.
Hermanos, hablo en términos humanos: Un
pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le
añade. Gálatas 3:15
El carácter eterno del pacto se repite
continuamente a través de la Biblia en los textos, tales como Isaías 55:10;
59:21; 61:8-9; Gálatas 3:6-15.
El pacto incluye a los creyentes y a sus
hijos, Génesis 17:7,9. Este punto es de suprema importancia, porque es en base
de éste que nosotros entramos en el pacto hecho con Abraham. Pablo nos explica,
en Gálatas Capítulos Tres y Cuatro, que Jesucristo es la simiente prometida a
Abraham. Por la fe en Cristo, nosotros somos hijos de Abraham también, y
participantes en el mismo pacto.
Aunque la palabra descendientes de Abraham tiene este aspecto figurativo y
espiritual, también queda el elemento literal. Los hijos carnales de los
creyentes poseen ciertas ventajas por el pacto, incluso si no llegan a ser
salvos. El elemento familiar es central al pacto.
Se nota esto en el discurso divino a
Abraham. En Génesis 17:18, Abraham dijo: Ojalá
Ismael viva delante de ti. Abraham suponía que Dios se refería a Ismael
cuando indicaba que su descendencia tendría parte en el pacto. Pero Dios le
explicó que de Sara nacería otro hijo, Isaac, que sería heredero del pacto. Sin
embargo, Dios bendijo también a Ismael con bendiciones terrenales, por el solo
hecho de que Ismael era descendiente de Abraham.
Promesas hermosas abundan en la Biblia
respecto a los hijos de los justos,
Y este será
mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis
palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus
hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para
siempre.
A la descendencia de los justos no le
faltará comida (Salmos 37:25). Habitarán seguros (Salmos 102:28). Tendrán
esperanza (Proverbios 14:26). Serán benditos (Proverbios 20:7).
Los apóstoles también reconocieron este
aspecto familiar del pacto. Pedro dijo en el sermón de Pentecostés que, ...
la promesa, es para vosotros, y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos; Pablo reconoció una cierta santificación legal, aunque no
espiritual, sobre las familias de los creyentes, en 1Corintios 7:14:
Porque el marido incrédulo es santificado
en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera, vuestros
hijos serían inmundos, mientras ahora son santos.
Dios dio a Abraham la circuncisión como
señal exterior del pacto (Génesis 17:10 y Romanos 4:11). Esta señal continúo en
vigencia hasta que vino Jesús y cambió la señal al bautismo (Colosenses 2:11-12).
Las dos señales simbolizan la misma cosa: El cambio de corazón que Dios da a
los suyos según Romanos 2:28-29 con Tito 3:5-6.
La palabra señal quiere decir ‘símbolo’, para indicar la relación del creyente
con el pacto. La palabra sello indica
la promesa divina para cumplir los beneficios del pacto.
Se cuenta que un europeo pobre, quiso
emigrar a los Estados Unidos para tener una vida mejor, tenía. Apenas dinero
para el boleto del barco, pero no lo suficiente para las comidas en el viaje.
Compró el boleto. Subió al barco con la poca comida que pudo llevar, un pan y
un queso. Esperaba que esta comida le mantendría hasta llegar a Nueva York.
Por tres semanas este hombre vivía de su
pan y queso, evitando pasar por el comedor, donde sufría al ver a los otros
pasajeros disfrutando de los platos suntuosos. En el último día del viaje,
descubrió unas palabras escritas al reverso de su boleto, “Todas las comidas
están incluidas”.
El pacto de gracia puede compararse al
boleto del pobre pasajero. Muchos cristianos viven desprovistos de los
beneficios prometidos, porque no saben lo que se incluye en el boleto. Sus
oraciones toman el carácter de rogativas como mendigos, no de una fe sólida,
porque no entienden sus derechos bajo el pacto.
En Gálatas 3:14 leemos:
...para que en Cristo Jesús la bendición
de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu.
Cristo murió en la cruz, según versículo 13,
para garantizar que el poder del Espíritu alcance a todos, judíos como
gentiles. Esto incluye todo lo que se refiere al Espíritu Santo...su poder, sus
dones, su ministerio de santificación y liberación en la vida del creyente.
El diablo asalta a los creyentes,
tratando de darles un complejo de inferioridad. A las mujeres dice: “Tú no
puedes tener el poder del Espíritu, ni dones poderosos, porque sólo eres mujer”.
A los hombres les dice: “Esto es para mujeres”. A los jóvenes les dice: “Tú
eres demasiado joven. Necesitas más madurez para tener dones espirituales”. A
los ancianos les dice: “Tú eres demasiado viejo. Esto es para jóvenes”.
Pero la promesa del Espíritu es para
todos los hijos de Abraham. Pedro dijo en el día de Pentecostés que Dios
derramaría su Espíritu sobre toda carne:
Y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos tendrán
sueños; Hechos 2:17
Al entender lo incluido en el pacto,
oramos con la confianza de que Dios nos concede su poder y sus dones
ministeriales, porque esto está incluido en nuestro boleto.
El diablo miente a los padres, diciéndoles
que no vale la pena orar por sus hijos descarriados, porque después de todo,
los hijos tienen libre albedrío y por eso sus oraciones no valen.
Pero Dios no pidió permiso a Isaac para
que sea descendiente de Abraham. Dios promete bendiciones a los hijos de los
creyentes solamente porque son hijos de creyentes, no porque cooperan por su
libre albedrío. A Dios le interesa más su propia voluntad que la de ellos.
El pacto de gracia da a los padres cristianos
una base firme para orar por sus hijos. Satanás no puede impedir que Dios
bendiga a tus hijos, porque la base de estas bendiciones es el pacto, no la
voluntad de tus hijos.
Cristo vino y murió para garantizar que
los llamados por Dios alcancen la herencia eterna (Hebreos 9:15).
A veces los cristianos se desaniman al
considerar sus fallas y debilidades. No entienden cómo será posible llegar a la
entera perfección que la Biblia promete. La lucha con la carne parece tan
difícil. Pero tenemos pacto con Dios, con un fiador que garantiza la victoria. Fiel es él que os llama, el cual también lo
hará. 1Tesalonisenses 5:24
Dios prometió a Abraham, Bendeciré a los que te bendijeren, y a los
que te maldijeren maldeciré; Génesis 12:3
Zacarías, padre de Juan el Bautista, oró,
Y acordarse de su santo pacto; del
juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de conceder que
librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en
justicia delante de él, todos nuestros días. Lucas 1:72-75
Dios tiene métodos sorprendentes para
librarnos de nuestros enemigos. ¡A veces se convierten al Señor! Aunque los cristianos
son perseguidos, saben que Dios tiene eso bajo su control, y no permite otra
cosa que lo que ayuda al evangelio. Pablo reconoció esto al decir, Porque nada podemos contra la verdad, sino
por la verdad. 2Cor 13:8
Este acróstico es nada más que una
expresión de los elementos contenidos en el pacto de gracia. Examinemos ahora
cada una de estas doctrinas para ver cómo se relacionan con el pacto.
El pacto se basa directamente en la
inmutabilidad de la voluntad soberana de Dios. En el primer capítulo, vimos que
nada en Dios cambia, incluidos sus decretos eternos. Todos sus consejos son
irresistibles.
Ningún texto de la Biblia trae a luz la
ligadura entre el pacto y la voluntad inmutable de Dios con tanta claridad como
Hebreos 6:13-20. Era costumbre en los tiempos antiguos que los pactos se efectuaban
por juramentos entre los pactantes. Dios, acomodándose a esta costumbre,
inauguró el pacto con un juramento:
Porque cuando Dios hizo la promesa a
Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por él mismo, diciendo: De
cierto te bendeciré con abundancia, y te multiplicaré grandemente. Hebreos 6:13-14
Por lo cual, queriendo Dios mostrar más
abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo,
interpuso juramento; Hebreos 6:17
Algunos desconocen que los consejos
divinos son inmutables. Imaginan que hay riesgo de que Dios les quite del pacto
por sus fallas. Tales temores son causados por una mentalidad de justificación
por méritos. Para descartar tal idea, Dios concedió un juramento basado en su
propio carácter diciendo: De cierto te
bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.
Por la soberanía absoluta divina se ve
claramente el carácter incambiable y eterno del pacto.
La nación de Israel no tenía nada que
ofrecer cuando Dios hizo el pacto con ella. Hablando por Ezequiel en parábola,
Dios dijo:
Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en
tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Ezequiel 16:6
Israel era como un niño recién nacido y
abandonado. Sólo la muerte lo esperaba. Pero Dios, como hombre rico y
compasivo, lo recogió y adoptó como su propio hijo.
Igual con nosotros. Nacimos muertos en
pecado. Insensibles a las cosas divinas. Egoístas e insensatos. Pero Dios entró
en pacto con nosotros. Lo único que teníamos para dar eran nuestros pecados. En
la doctrina de la incapacidad total humana, se ve el aspecto incondicional del pacto.
En nada contribuimos.
Dios puso a Abraham frente a un dilema
terrible cuando dijo: Anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi
pacto entre mí y ti... Génesis 17:1-2 ¡Cuán desanimado oír que se requiere
la perfección para tener los beneficios del pacto! Basta esto para desanimar a
cualquier santo, porque nadie entre nosotros es perfecto. ¿Hay remedio?
Sí, lo hay. ¡Jesucristo! Es el único que
cumplió con la condición necesaria para tener todos los beneficios del pacto.
En este sentido, el pacto que Dios ha hecho es solamente con Cristo. Pero
nosotros estamos en Cristo por la fe. En él tenemos todos los beneficios,
porque nos atribuyó su perfección por la fe (Gálatas Capítulos Tres y Cuatro). No
es por nada que Cristo dijo: La gloria que me diste, yo les he dado, para
que sean uno, así como nosotros somos uno. Juan 17:22
La elección precede al pacto, ya que Dios
la realiza solamente con sus elegidos. Hice pacto con mi escogido. Salmos 89:3 Nunca hizo pacto con otras naciones, excepto Israel, porque era la nación
elegida. Es pacto particular, no universal.
La cruz compró algo para Cristo mismo. Le
compró el derecho de actuar como el fiador, sumo sacerdote y mediador del pacto
según Hebreos 7:22 y Capítulos Ocho a Diez de Hebreos.
Un fiador es una persona que tiene
autoridad y poder para asegurar que ambas partes de un pacto cumplan con los
requisitos y que reciban los beneficios prometidos. Por tanto, Jesús es
hecho fiador de un mejor pacto. Hebreos 7:22
Cuando Dios dio a Moisés el pacto de la ley,
éste esparció con sangre los libros, el arca del testimonio, y todos los demás
elementos de culto como señal de confirmación del pacto, Hebreos Ocho y Nueve.
El mismo principio de confirmación por
sangre existe en el pacto de gracia. La sangre de Cristo es la confirmación
absoluta del pacto divino con nosotros.
El pueblo de Dios en ambos testamentos,
Antiguo y Nuevo, están ligados en una relación de pacto. No existen dos pueblos
de Dios, sólo uno. Como Pablo muestra por medio del ejemplo de Abraham, los del
Antiguo Testamento fueron salvos de la misma manera que nosotros. Fueron
justificados por la fe, tenían el mismo salvador, participaban en el mismo pacto.
Incluso, Pablo llama el pacto con Abraham, la
buena nueva (Gálatas 3:8). La unidad del pueblo de Dios en el pacto es
ilustrada por la Santa Cena. Cristo dijo:
esto
es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada… Mateo 26:28
Al decir, bebed de ella todos (v.27), indicaba que es un pacto no
sólo es con Dios, sino los creyentes, los unos con los otros.
Pablo enfatiza lo mismo en 1Corintios 10:16,
al comparar el pan de la comunión con nosotros, la iglesia. El pan representa
no solamente a Cristo, sino también el vínculo espiritual que tenemos por medio
del pacto.
La inmutabilidad del pacto, la eficacia
del ministerio de Jesucristo como mediador, la imputación de la justicia de
Cristo, la eficacia de su sacrificio para confirmar el pacto, la llamada eficaz
del Espíritu....todos estos elementos del pacto forman la seguridad de los
elegidos.
Dios promete castigar a los hijos del pacto
que andan descarriados, pero no hasta destruirlos. Dios destruyó otras naciones
por haber cometido los mismos pecados que hacía Israel.
Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y
se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y
Jacob; y no quiso destruirlos, ni echarlos de delante de su presencia hasta
hoy. 2Reyes 13:23
Un inexpresable consuelo para nosotros
reside en que esta cadena de oro que es el pacto es capaz de soportar el peso
de la carga más pesada del creyente.
Desde el punto de vista de pura justicia,
no existe motivo porque los israelitas existen hasta hoy. ¿Dónde están los
edomitas, los filisteos, o los gabaonitas? Son razas extintas. La única
explicación es, Porque yo Jehová no cambio: por esto, hijos de Jacob, no habéis
sido consumidos. Mal 3:6
Dios nunca desecha a su pueblo elegido.
Los castiga, sí. Sabe darles remordimiento por sus pecados. Digo pues: ¿Ha
desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera...No ha desechado Dios a su pueblo
al cual desde antes conoció. Romanos 11:1-2
Que nadie imagine que nuestra
participación en el pacto nos alivia de castigos correctivos por los pecados.
Al contrario. Es precisamente por causa del pacto que Dios castiga a sus hijos. A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por
tanto, os castigaré por todas vuestras maldades. Amós 3:2
Si no fuera por su pacto con Israel, Dios
no les hubiera castigado. Les habría dejado que anden en sus errores hasta la
perdición.
Pero el pacto es una paradoja. A la vez
es una seguridad profunda y también una advertencia. Garantiza una herencia
eterna, pero con correcciones. Es una seguridad incómoda, en que Dios no se
detiene ante nada a fin de que se cumpla nuestra obediencia.
El pacto es una paradoja.
A la vez es una seguridad profunda
y también una advertencia.
Por la voluntad soberana de Dios, los
elegidos tienen un pacto inviolable, con la garantía de una herencia eterna.
Incluye promesas para sus hijos, victoria sobre sus enemigos, y la provisión
para sus necesidades. Aunque eran totalmente incapaces e indignos para entrar
en el pacto, Cristo vino para morir en la cruz a fin de confirmar el pacto con
sus elegidos. Por medio del don de la fe, los justifica, a fin de unirlos con
el pueblo de Dios de todas las épocas, formando así un solo cuerpo con Cristo,
salvados para siempre.
La cual tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro del velo, Hebreos 6:19
Preguntas para repasar: Hilo de oro
1. El
pacto de gracia difiere de los pactos humanos en que: (Marque uno)
A. Dios hace pacto solamente con los que
hacen buenas obras.
B. El hombre no contribuye en nada al pacto
de gracia.
C. El pacto de gracia no es un pacto
escrito.
2. A
veces el pacto de gracia se llama también _________.
3. Verdadero
o Falso:_____ Antes de Abraham, no existía ningún pacto de gracia.
4. Verdadero o
Falso:_____ El pacto es condicional e incondicional a la vez, según nuestra
perspectiva.
5. Verdadero o
Falso:_____ Dios requiere la perfección como condición en el pacto.
6. Cuando
Dios hace pacto con un creyente, él incluye también a ______________.
7. Dios dio a
Abraham la ________________ como señal exterior del pacto. Pero en el Nuevo
Testamento, esta señal fue cambiada en ____________________.
8. Los
beneficios del pacto son:
A._____________________
B._____________________
C._____________________
D._____________________
9. El
pacto de gracia es una base sólida para nuestra ___________.
10. ¿La doctrina
de la soberanía absoluta divina se relaciona con el pacto de gracia en que
formas? ___________________________________________________
11. La doctrina de la
incapacidad total humana se relaciona con el pacto de gracia en que:
____________________________________________________________
12. ¿La doctrina
de la justificación se relaciona con el pacto de gracia en que formas?
13. ¿La doctrina de la elección se relaciona con el pacto de gracia en
que formas?
________________________________________________________________
14. ¿Por cual manera el pacto de gracia se relaciona con la doctrina
del sacrificio eficaz? __________________________________________________________
15. La doctrina de la unidad
espiritual y universal de los creyentes se relaciona con el pacto de gracia en
que:________________.
16. ¿La doctrina
de la seguridad de los elegidos se relaciona con el pacto de gracia en que
formas? ____________________________________________________
17. Verdadero o Falso:_____
Dios promete destruir por completo a sus hijos por no cumplir con las demandas
del pacto.
18. Verdadero o Falso:_____ Nuestra participación en el pacto nos
exime de toda corrección divina por nuestros pecados.
Respuestas
a las preguntas: Hilo de oro
1=B, 2=Pacto con Abraham, 3=F, 4=V, 5=V,
6=a los hijos, 7=Circuncisión; bautismo, 8=A Espíritu Santo, B Bendición sobre
hijos 9=Fe, 10=La base del pacto es la voluntad inmutable de Dios, 11=El hombre
no contribuye en nada al pacto, 12=Cristo cumplió como nuestro sustituto el
requisito de perfección en el pacto, 13=El pacto es para los elegidos
solamente, 14=La sangre de Cristo confirmó el pacto, haciéndole a Cristo el
fiador y mediador de ello, 15=Existe un solo pueblo de Dios por medio del pacto,
16=El pacto es la base de nuestra seguridad de salvación, 17=F; 18=F
De vez en cuando alguien me pregunta por
qué escribí este libro. Eso produce en mí una pequeña sensación de desilusión
porque sospecho que el lector no captó el corazón del mensaje de la gracia.
La gracia es inquieta. No puede quedarse
quieta sin hacer nada. Quiere ir a lugares y hacer cosas. Lo que más desea
hacer es glorificar a Dios. El lugar al que más anhela ir es a su sitio de
origen. Aquellos que han recibido una generosa porción de la gracia saben eso y
cada uno a su manera, siente un impulso de devolver algo en gratitud.
¿Qué padre no ha tenido un niño
entregarle un regalo que vino del padre en primer lugar? La diferencia con la
gracia, sin embargo, es que cuando la entregamos, la encontramos todavía en
nuestra mano pero alterada, mucho más amplia. Siempre quiere retornar a su fuente
para convertirse en más de lo que era antes.
Soy escritor. No conozco otra manera de
devolver mi porción. Así que escribí este libro por una simple razón.
Lo
escribí porque no podía detenerme de hacerlo.
Roger Smalling y su esposa Diana son
misioneros de la Iglesia Presbiteriana de las Américas, trabajando en
desarrollo de liderazgo y preparación teológica en Latinoamérica.
Tiene Roger un doctorado en ministerio cristiano
del Seminario Internacional de Miami, una maestría en Biblia de la Universidad cristiana
Bautista de Louisiana, más un título en Educación Hispánica de la Universidad
de Colorado de Norte, Magna Cum Laude.
Roger es fundador de Visión R.E.A.L. (Reforma En América Latina), que se dedica
al avance de la Reforma en América Latina por medios impresos y por establecer
centros de preparación de líderes cristianos en américa latina. Sus recursos
son accesibles a www.smallings.com
Esta pareja ha trabajado como misioneros
por más de treinta años en Francia, Guatemala, México y Ecuador. Si bien su
ministerio ha sido mayormente en la educación, los Smalling han trabajado con
equipos de misioneros en fundar varias iglesias en el campo misionero.
La esposa de Roger, Diana, dicta
conferencias para esposas de líderes cristianos y también participa con Roger
en proyectos literarios.
Liderazgo
cristiano: Principios y práctica
Felizmente justificados: Una introducción a Sola Fide
Evangelio de la
prosperidad: Los carismáticos heridos
Notas
Finales
[1]
Packer, J.I., Ensayo Introductorio a muerte de la muerte por Juan Owen, Banner of
Truth, pp.10.
[2]
Ibid
[3]
Algunos afirman que la
palabra trajere en este versículo
sólo indica una persuasión moral al cual el pecador puede resistir. El problema
con esto es que la palabra griega traer usada aquí helkuo, siempre significa ‘arrastrar’, compulsión forzada. Incluso
si no sabemos lo que quiere decir, su significado podría ser deducido por la
frase y lo resucitaré en e postrer día.
Es decir, todos los que son objeto de la acción del Padre en traerlos, serán
salvados invariablemente. Esto no deja lugar para una resistencia eficaz por
parte del pecador.
[4]
Cita de Kenneth Craig, de Gathered Gold John Blanchaard, Evangelical Press 1989 pp.57
[5]
Ibid, pp.14
[6]
El contenido del Credo Apostólico, en
otras palabras.
[7]
El único motive por el cual usamos el
título Seguridad de los elegidos es
porque juega mejor con el
acróstico Si, Jesús. En este capítulo
daremos preferencia a la palabra preservación.
[8]
Boettner, Lorraine. La doctrina reformada de la predestinación. Eerdmans, NY, 1932
[9]
Spurgeon, Charles. All of Grace. (Todo por Gracia) pp.121
[10]
Boettner, Lorraine. The Reformed Doctrine of Predestination. Presbyterian and Reformed Publishing, Grand Rapids, MI, 1932, pp.192
[11]
Boettner, Lorraine. Perseverance of the Saints (Perseverance de los santos) Eerdmann,
Grand Rapids, MI. 1932.
pp.109
[2] Isa’as 64:6
[3] Confesi—n de Fe de Westminster, Cap’tulo
16, Art’culo 7
[4] Canones de Dort, Cap3, Secci—n 11.
[5] Esclavitud de la voluntad por Martin
Luther. Secci—n 18, No.783.
[6] Ex
34:28
[7] Hodges, Charles: Teolog’a Sistem‡tica, Vol.2, pp.203
[8]
Cita de Benjamin B. Warfield en Gathered
Gold, John Blanchaard, Evangelical
Press 1989 pp.247.
[9] Packer,
J.I., Ensayo Introductorio a muerte de la muerte por Juan Owen Banner of Truth, pp.9
[10] Ibid, pp 10
[11]
John, Kenneth. Election: Love before time. Presbyterian
and Reformed Publishing Co. pp.86